El precio de la intervención sobre España no se mide solo en la subida de la prima de riesgo. Hay una factura política, que está empezando a llamar a la puerta. El gobierno de Rajoy ha quedado desarbolado por las imposiciones de Washington y Berlín, hundido al mayor nivel de descrédito y debilidad política. Pero el PSOE de Rubalcaba es incapaz de levantar cabeza. Mientras la crisis del bipartidismo se agudiza, suben como la espuma las formaciones que se oponen, de una u otra manera, a los recortes y ajustes. Sólo la falta de un frente de unidad que agrupe todo el descontento popular permite que la crisis política en ciernes no le estalle «como en Grecia- a Washington y Berlín en las manos.
Mariano Rajoy quiso dar un último signo de “independencia”, y rechazó aplicar los nuevos mandatos que el FMI anunció el día anterior en su nuevo informe, entre ellos la subida del IVA o una rebaja extra en el sueldo de los funcionarios.
La respuesta desde Washington no ha podido ser más contundente. A las pocas horas de abrir las bolsas, la prima de riesgo se disparaba hasta los 570 puntos. « Si no somos capaces de levantar un frente de unidad que agrupe el rechazo creciente al saqueo y la intervención, podemos darle la vuelta«
El gobierno de Rajoy levantó varias líneas de resistencia ante las presiones norteamericanas o alemanas. Pero -como la “línea Maginot”, la ilusoria muralla que debía proteger Francia, y que los nazis barrieron en pocos días- fueron sistemáticamente dinamitadas.
Rajoy ha debido doblegarse, y su gobierno ha quedado desarbolado por la ofensiva hegemonista contra España.
Con un gobierno en debilidad máxima, Washington y Berlín tienen la oportunidad de imponer condiciones más draconianas y nuevos recortes. Pero, al mismo tiempo, su voracidad abre la puerta a una crisis política de consecuencias imprevisibles.
Así lo vaticinan las últimas encuestas publicadas. El PP ha perdido 5,5 puntos desde las generales de noviembre. Un punto menos de apoyo cada mes. Ningún gobierno había sufrido un desgaste semejante. El 71,8% valora entre regular y muy mal la actuación del gobierno. ¡Veinte puntos más que en enero!
Todos los ministros suspenden. Y la nota de Rajoy es peor que la obtenida por Zapatero en sus peores momentos.
Pero eso no significa un ascenso del PSOE. En una situación de hundimiento del gobierno, el principal partido de la oposición sólo ha subido cuatro insignificantes décimas. Rubalcaba recibe incluso peor nota que Rajoy, e incluso entre los votantes socialistas apenas consigue un aprobado raspado -5,6-.
En 2.008, las dos patas del bipartidismo agrupaban el 83,8% de los votos. Si se celebraran elecciones hoy, sólo cosecharían el 68,3%.
Se está empezando a abrir un auténtico boquete en el modelo político del hegemonismo. La otra cara de la moneda es el auge de partidos hasta hace muy poco marginados, y que recogen el rechazo a los recortes y al bipartidismo. IU incrementaría un 30% el grado de apoyo de las últimas generales. Y UPyD subiría en casi una tercera parte su porcentaje de votos.
Cuanto más aprietan las tuercas Washington y Berlín, más crece el rechazo, y más bajan PP y PSOE, las dos hojas de la tijera.
Se está empezando a crear un nuevo panorama político. Dependerá de nosotros si sabemos aprovechar las oportunidades que ofrece.
Si no somos capaces de levantar un frente de unidad que agrupe el rechazo creciente al saqueo y la intervención, el bipartidismo, por muy debilitado que esté, podrá seguir manejando la situación en nuestro nombre.
Pero si avanzamos en la unidad, podemos empezar a darle la vuelta a la situación. Es el momento.