China se apuntó este martes un importante tanto diplomático frente a Estados Unidos. Francia, Alemania e Italia han expresado su intención de participar en el Banco Asiático de Inversión en Infraestructuras (AIIB), la entidad financiera que promueve Pekín y sobre la que Washington muestra reticencias.
“El Ministerio de Finanzas confirma que Francia se unirá al AIIB”, declaró en París a la agencia France Presse un portavoz, que agregó que “esta decisión es convergente con Alemania e Italia”. El ministro de Exteriores alemán, Wolfgang Schäuble, también ha confirmado la adhesión de su país tras un encuentro en Berlín con el viceministro de Exteriores chino Ma Kai.
El Reino Unido ya había anunciado la semana pasada su decisión de integrarse como miembro fundador en la nueva entidad, que tendrá sede en Pekín y un capital inicial de 50.000 millones de dólares. La misión del banco, percibido como una alternativa china al Banco Mundial, el Fondo Monetario Internacional y el Banco Asiático de Desarrollo, será la financiación de proyectos de infraestructuras.
El AIIB es una de las cuatro instituciones fundadas o propuestas por Pekín para poner en marcha un sistema fiananciero internacional alternativo al creado después de la Segunda Guerra Mundial y dominado por Washington.
El anuncio británico ya suscitó un reproche público de Washington, que alega preocupaciones sobre los estándares que aplicará el nuevo banco a la hora de conceder créditos.
Desde Seúl, el secretario de Estado adjunto de Estados Unidos para Asia Pacífico, Daniel Russell, declaró este martes: “Damos la bienvenida al desarrollo de infraestructuras pero queremos pruebas irrefutables de que este banco tomará como base los estrictos estándares que otros bancos multilaterales de desarrollo han adoptado en su funcionamiento”.