La posición del trumpismo y de ciertos sectores de la izquierda sobre Ucrania

Extraños compañeros de viaje

Una cierta izquierda comparte aspiraciones y esperanzas acerca de Ucrania no sólo con el hiperreaccionario neozarismo de Putin, sino con la mismísima ultraderecha trumpista norteamericana.

HELSINKI, FINLAND - JULY 16: U.S. President Donald Trump (L) and Russian President Vladimir Putin shake hands during a joint press conference after their summit on July 16, 2018 in Helsinki, Finland. The two leaders met one-on-one and discussed a range of issues including the 2016 U.S Election collusion. (Photo by Chris McGrath/Getty Images)

Conforme se acerca la fecha de las elecciones norteamericana, crece la expectación en Kiev y en Moscú, porque su resultado puede determinar un trascendental giro en la guerra de Ucrania, que va camino de cumplir tres años.

No es ningún secreto que el candidato republicano, Donald Trump, es partidario de dejar a los ucranianos abandonados a su suerte, cortando todo tipo de ayuda militar, obligando a Kiev a sentarse en la mesa de negociaciones para aceptar la amputación del territorio hoy ocupado por Rusia.

Justamente es esto lo que pretende -con toda su perversa lógica- Putin. Pero también este resultado de la invasión de Ucrania es por el que viene suspirando una parte de la izquierda de nuestro país, que con la bandera del «antibelicismo» o de la «denuncia de la OTAN» se han puesto de parte del invasor.

No es la primera vez que Trump se jacta de que si él hubiera continuado como presidente de los EEUU, la invasión de Rusia sobre Ucrania no hubiera tenido lugar. Pero sus recientes declaraciones no han dejado lugar a dudas sobre su posición.

En una entrevista, Trump aseguró que Ucrania debería haber hecho concesiones a Putin en los meses previos a la invasión rusa en febrero de 2022, declarando que incluso “el peor acuerdo habría sido mejor de lo que tenemos ahora”. “Si hubieran hecho un mal acuerdo habría sido mucho mejor. Habrían cedido un poco y todo el mundo estaría viviendo y todos los edificios estarían construidos y todas las torres estarían envejeciendo durante otros 2.000 años”, dijo.

Una insinuación de Trump que carga la responsabilidad en el país invadido, y que -de manera retorcida- «justifica» la invasión en los términos que lo hace el Kremlin, que siempre ha dicho que lo que hace Rusia es una «operación militar especial… defensiva». Una ponzoñosa versión de la invasión fielmente reproducida y amplificada por ciertos sectores «prorrusos» de la izquierda en España.

Pero Trump no habla sólo del pasado, sino del presente y el futuro de Ucrania. En su declaración, describió a Ucrania como un país que poco puede hacer, sino capitular ante un invasor que tarde o temprano va a vencer. “¿Qué acuerdo podemos hacer? [Ucrania] está destrozada. La gente está muerta. El país está en ruinas”.

Unas declaraciones en línea con las que viene vertiendo su candidato a vicepresidente, J.D. Vance, un personaje tan reaccionario que adelanta a Trump por la ultraderecha. En otra reciente entrevista, Vance explicó que Donald Trump buscaría un acuerdo de paz en el que Rusia conservaría los territorios ocupados y se establecería una zona desmilitarizada a lo largo de las líneas de combate actuales.

Un «plan de paz» trumpista calcado al que varias veces ha presentado Putin, y que significa la amputación de más de un 20% del territorio ucraniano, así como un salvavidas político para el presidente ruso, que vería cumplidos -por la mínima- los objetivos en su invasión de Ucrania.

Y unas aspiraciones «antibelicistas» calcadas también a las que una parte de la izquierda de nuestro país mantiene desde el inicio de la invasión, confundiendo las ansias de paz, que todos compartimos, con la capitulación del país invadido y la culminación de la agresión imperialista de la Rusia de Putin.

Una cierta izquierda comparte aspiraciones y esperanzas acerca de Ucrania no sólo con el hiperreaccionario neozarismo de Putin, sino con la mismísima ultraderecha trumpista norteamericana. Extraños compañeros de viaje… ¿o quizá no?