ERC, IU e ICV han propuesto al parlamento la creación de una comisión no permanente para estudiar la propuesta que hacen sobre la eutanasia, y el Parlamento la rechaza.
ERC, IU e ICV han ropuesto al parlamento la creación de una comisión no permanente para estudiar la propuesta que hacen sobre la eutanasia, y el Parlamento la rechaza.¿Quién determina en qué condiciones merece la pena vivir? La propuesta de extender el testamento vital, dejaría en manos del Estado esta decisión. Claro que cada uno debe tener derecho a decidir sobre su propia vida, pero generalizar la idea de que cuando se tienen ciertas dolencias o se envejece lo mejor es quitarse de en medio para no ser una carga no significa ningún avance en las libertades.La población envejece con enfermedades cónicas, y en esta época de recortes es peligroso dejar al Estado la decisión de si nuestra vida continúa mediante un testamento vital, ¿Quién valorará si nuestra vida ya no merece la pena? Porque todos queremos vivir con calidad de vida, eso está claro, pero esa valoración no debe estar condicionada de antemano. Mientras esperan que se desconecte a Eluana, la chica italiana que lleva 17 años en coma, aprovechan el caso para introducir un debate que no está en la sociedad y que solo presentándonos estos casos extremos pueden abrir, para decirnos de qué manera merece la pena vivir. Cuándo somos útiles y cuándo no, y como una vez nos han sacado el pringue, ya solo podemos esperar morirnos para ahorrar cargas.Cada vez que se presenta en el mundo uno de estos casos extremos, los que no pueden convencer de otro modo, sacan al ruedo, la vida y penurias de estos enfermos, para mostrarlos como ejemplo, e intentar convencer de lo que no pueden de ningún otro modo.Recuerdo una entrevista a Antonio Gala en la que el escritor decía que en su lápida quería que rezase “Murió vivo”, y en eso podemos estar todos de acuerdo, el problema es cuando nos dicen de antemano cuando la vida deja de ser vida, y que la mejor solución es la muerte. Llegado el momento, y firmado anteriormente el testamento vitalicio, la decisión está tomada de antemano, la decisión ya no la tomamos nosotros, ya que es una intención declarada en un momento de nuestra vida, pero que llegado el momento no sabemos de qué manera van a valorar nuestra intención de una muerte digna, ya que con el testamento firmado, el que tiene que dar el visto bueno es el Estado. En el testamento se declara la intención de en caso de enfermedad terminal irreversible el deseo de que se interrumpa la limitación de esfuerzos terapéuticos y de métodos artificiales, pudiendo dejar a una persona responsable de nuestros deseos, pero el cómo y el cuando se recurre a este método es difícil de saber, es decir, dependerá del diagnóstico y de cómo se valore nuestro estado, y esa valoración no la hacemos nosotros.