Para la industria, aunque en el planeta hay 7.000 millones de habitantes, el mercado se compone de los 1.400.000 que pueden pagar, directamente o a través de sus sistemas de salud. Los pobres no tienen medicamentos porque no pueden pagarlos, ya los ricos se les atiborra con ellos. Reglas del mercado (Joan Laporte)
Hace dos meses, desde estas páginas afirmábamos que “Si hasta ahora el despilfarro en la sanidad era una forma de dar salida a los insumos, tecnología y medicamentos (sobre todo los de los grandes laboratorios norteamericanos y alemanes como Pfizer, Bayer o Merck), ahora el recorte en los precios de referencia o los presupuestos para colmar las exigencias de los grandes bancos obligará a que las farmacéuticas exploten más concienzudamente el mercado que ellas mismas han creado.” Una reciente entrevista* a Joan Ramon Laporte, catedrático de Farmacología de la Universidad Autónoma de Barcelona´y director del Institut Cátala de Farmacología Experto en farmacovigilancia, ha aportado la evidencia concreta de tan rotundas afirmaciones.
Atibórrese que es gratis
Antes de entrar en la Unión Europea (UE), en España los medicamentos se autorizaban con una legislación muy laxa. Ocho de los 10 productos más consumidos no salían en los libros de farmacología internacional. No servían para nada. El medicamento más consumido con cargo a la Seguridad Social en los años 80 era el Frenadol, que muy pronto dejó de ser financiado… Después de entrar en la UE cambió la forma pero no el fondo. España es el segundo país más consumidor de medicamentos del mundo, después de EEUU. Es el país que más gasta en medicamentos de la UE. Es una barbaridad. Las principales víctimas son las personas mayores. Es un tema de políticas farmacéuticas. Los laboratorios publican evidencias sobre sus productos y los médicos las aplican a cada prueba diagnóstica de sus enfermos. Se produce una acumulación. ) el precio de los medicamentos aumentó. El precio de un fármaco no equivale a su coste, y el margen de beneficio de los laboratorios empezó a crecer. La industria apretó mucho con la promoción de lo nuevo y el mercado farmacéutico español cambió de forma radical. En España el precio del medicamento está alcanzando el de Alemania que nos duplica la renta per cápita.
Por tanto nos han atiborrado de fármacos como resultado del poder que tiene la industria farmacéutica sobre nuestro sistema de salud. A pesar de los recortes se le reserva los fármacos innovadores y más caros: Dos semanas antes de que se celebraran las elecciones generales, se aprobaron en España seis nuevos medicamentos de alto coste, que pasaron a tener financiación pública. Uno de ellos ha sido rechazado por el sistema británico de salud, porque su beneficio no compensa su precio. ¿Somos más ricos que los británicos? No, alguien quería ser él quien hacía el favor a la industria.Medíquese quien pueda
Desde el 2011 hasta 2014, caducarán las patentes de ocho medicamentos superventas que sólo en 2009 produjeron una facturación conjunta de casi 32 mil millones de euros (4,5 %de un mercado que mueve 700.000 millones de euros al año). La medicalización de la sociedad es una forma más de sortear la tendencia a que disminuyan la cantidad de moléculas nuevas que desarrollan anualmente. En las zonas privilegiadas del planeta donde es rentable comercializar productos caros, se crean necesidades de medicar situaciones no patológicas, como la calvicie o la menopausia. Ahora lo tratan todo. Han medicalizado la tristeza. Uno de cada 10 niños reciben terapia contra el trastorno de hiperactividad (TDH): están medicando a los niños revoltosos… cada año se inventan nuevas enfermedades, sobre todo en relación con la mente y el sexo. Convierten la timidez en enfermedad y la medicalizan. Ahora se han inventado la disfunción sexual femenina…Si en los úlitmos seis meses has rechazado una proposión de relación sexual o no has tenido una con satisfacción plena. Cada vez que se reúne uno de los comités de hipertensión arterial (el estadounidense, el europeo, o el de la OMS) bajan el nivel de presión arterial considerado normal, y lo mismo ocurre con el colesterol.En pocos años se ha disminuido de tal manera el límite de normalidad del colesterol que cada vez hay más población que debe tratarse. En EE.UU. ha aumentado de 3 millones de personas a 25 en 10 años.«En España se financian 10.000 fármacos, pero solo se necesitan 400»Alguien vende, alguien lo permite
El responsable es el propio sistema de salud, que autoriza y financia los medicamentos. En España se financian 10.000 fármacos pero solo se necesitan 400. ¿Quién podría tener conocimiento sobre 10.000 cosas? En el Hospital Vall d’Hebron, donde tratamos las enfermedades más complejas y complicadas, manejamos un centenar de medicamentos. Y no necesitamos más. Si se seleccionan los fármacos en función de las Circunstancias reales de los pacientes, se necesitan muy pocas sustancias.
Acusan a las personas mayores de abusar de la gratuidad del sistema nacional de salud y de generar un gasto inasumible. Con eso justifican el efecto disuasivo del copago farmacéutico. Pero ha quedado claro que el abuso era una política de estado. Ahora deberíamos sacar las cuentas del daño que ha causado esa política. Los medicamentos pueden causar cualquier tipo de enfermedad: arritmias, infarto, hipertensión, cáncer y cualquier alteración neurológica. Vivimos una auténtica epidemia de efectos indeseados causados por los medicamentos. Estudios de EEUU, Francia, Alemania y España han constatado que los medicamentos son la cuarta causa de muerte en Occidente, después del infarto, el ictus cerebral y todos los cánceres. Hace ya 4 años el profesor Julio Benítez( catedrático de Farmacología de la Universidad de Extremadura y farmacólogo clínico del Hospital Infanta Cristina de Badajoz) afirmaba que más de 250.000 personas son hospitalizadas cada año en España por reacciones adversas a los medicamentos, dando lugar a más de 14.000 muertes por año. En los últimos 30 años significaría nada menos que 420.000 víctimas mortales. Víctimas silenciadas. ¿Quién abusa de quién?10 o 12 fármacos diarios
Entrevista realizada por Angels GALLARDO y publicada en El Periódico el pasado 3 de enero de 2012.
Una persona tiene hipertensión arterial y sufre un infarto de miocardio. Al recibir el alta de ese infarto, le recetan un antiipertensivo diurético y otro de refuerzo; ácido acetilsalicílico como preventivo cardiovascular; una estatina para el colesterol y un betabloqueante en prevención de un segundo infarto. Si por el infarto le ha quedado insuficiencia cardiaca, le recetarán un par de cosas más. Si además sufre fibrilación auricular, que es secuela de las cardiopatías, le darán el famoso Sintrón… con toda esa medicación el paciente necesitará un protector gástrico, y le enchufará también el omeprazol. Como al tomar tantas cosas y haber sufrido un infarto estará triste, le recetará además un antidepresivo. Ya lo tienes con 10 o 12 medicamentos diarios. Cuando, encima, es diabético, no te digo nada: hay que añadir un par de antidiabéticos orales. Yo lo vi con mi padre, lo vi con mi madre y con los padres de mis amigos. Es una escalada. Se ha calculado que en Catalunya, ahora, hay como mínimo 100.000 personas que toman entre 10 y 12 fármacos diarios.