Ante el ataque de Rusia sobre Ucrania, la UE se ha movilizado, poniendo a disposición recursos económicos, materiales y humanos, facilitando la burocracia, para acoger y dar protección a los que son ya más de dos millones de refugiados ucranianos que huyen de la invasión de Putin. Miles de activistas han acudido a las fronteras del país, conductores de autobuses y taxis se han movilizado para trasladar refugiados, médicos, organizaciones… gente de todo el mundo se ha volcado con la ayuda humanitaria, llevando alimentos, abrigo y medicamentos y colaborando en las labores de acogida.
El despliegue tan necesario de los Estados e instituciones en este conflicto –el de la gente es siempre continuo– confirma lo que las organizaciones de apoyo a los refugiados y los activistas llevan diciendo mucho tiempo: acoger a quienes huyen de las guerras y de la miseria es pura y únicamente cuestión… de voluntad política.
Entrevistamos a Juan Carlos Lorenzo, coordinador territorial de CEAR Canarias
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¿En qué consiste el trabajo de apoyo y acogida que estáis realizando desde CEAR a los refugiados ucranianos?
Desde CEAR estamos haciendo tres tareas concretas. La primera, redimensionar al alza las tareas de acogida a las personas refugiadas y dar una cobertura a los que no tienen recursos económicos para poder sostenerse. Son personas que ya estaban en nuestro país y que no pueden regresar a causa del conflicto, y también de personas que están llegando a España, huyendo.
Por otro lado, redimensionamos los equipos de trabajo para dar una atención más personalizada y lo más garantista posible. Se les ayuda con la acogida, nada más llegar a CEAR, y también en el proceso posterior; gestionar el acompañamiento jurídico, y en otros aspectos importantes de la inclusión como es el aprendizaje del idioma, potenciar el impulso laboral de las personas, la educación, y la sanidad, elementos que forman parte del proceso de integración.
Hay un primer momento en que la acogida es lo prioritario, y a partir de ahí, va todo lo demás. Establecemos canales de interlocución -no solo- con las administraciones públicas y también con la gente para organizarnos ante esta crisis humanitaria y para que la ciudadanía pueda acceder a la información y asesoramiento que necesiten.
¿Qué protección se está facilitando desde España?
Las personas ucranianas pueden estar tres meses en España -y en cualquier territorio del espacio Schengen- sin ningún tipo de visado, y permanecer como “turistas”. Después tienen dos opciones, la protección temporal y la protección internacional. La temporal permite adquirir un permiso de residencia de trabajo por un año de duración, que puede ser prorrogable otros dos años, y que permite acceder al sistema de bienestar social, alojamiento, atención médica… La protección internacional es para casos concretos como temores fundados de persecución por causas políticas, religiosas… Es importante que las personas puedan valorar cuál es la mejor para ellas.
“El 40% de los refugiados de Ucrania son niños”
El Gobierno ha ampliado lo que marcaba la directiva europea, no solo se acoge a los refugiados ucranianos y a sus familias que huyen del conflicto a partir del 24 de febrero, sino también nacionales ucranianos y familiares que ya estaban en España antes de esa fecha y que no pueden regresar a causa del conflicto. También acogemos a ucranianos que se encuentran en situación irregular en nuestro país y personas de terceros países que se encuentran en Ucrania en el momento de la intervención bélica. Una intervención amplia que nosotros valoramos positivamente.
Hay funcionando tres grandes centros de recepción y derivación en Barcelona, Madrid, Alicante, y posiblemente se vaya a establecer otro en Málaga para que puedan ser derivadas de los centros al sistema de acogida de asilo y a otras alternativas que pueda haber de índole territorial o municipal.
¿Estamos ante el mayor éxodo de personas desde la segunda guerra mundial?
Sí. Estamos hablando que, a día de hoy, prácticamente, según ACNUR, más de 2.700.000 personas han tenido que desplazarse por el conflicto ucraniano. Casi la mitad de estas personas, el 40%, son niños. Señalan que alrededor de la mitad de estas personas solicitarán ayuda internacional, aunque en mi opinión la garantía que dispensa la protección temporal es un mecanismo ágil, rápido, que puede dar respuesta a los refugiados actualmente.
Desde la UE, de forma excepcional, ha habido una respuesta favorable y eficiente a acoger a los refugiados ucranianos. ¿Qué cuestiones habría que mejorar respecto a la acogida hacia ellos?
Nosotros valoramos positivamente la determinación que la UE ha adoptado a la hora de acoger a las personas desplazadas por el conflicto en Ucrania, pero tenemos que poner la misma contundencia en la protección de todas aquellas personas que también se ven desplazadas por conflictos o persecución, y la misma contundencia del derecho de asilo en todos los casos que sea necesario. Es una respuesta global, que busca los intereses de las personas refugiadas y ha habido unanimidad en toda la UE para su protección.
“La reacción de la UE ante los refugiados ucranianos es la que tiene que ser. Haría falta esa respuesta en todos los conflictos.”
¿Cuál es la situación de las fronteras de Ucrania?
Sabemos que las personas están huyendo a los países con los que hacen frontera, Polonia, Rumanía, Hungría, Eslovaquia e incluso, Moldavia. El conflicto surge en el año 2014, en el Donbass, y en aquel momento concluye de alguna forma con la anexión de Crimea por parte de Rusia y con la influencia de milicias prorrusas en la región del Donbass. Polonia tenía más de un millón de personas refugiadas antes, fruto de los inicios de este conflicto que, ahora, por desgracia, ha regresado con su máxima expresión de crueldad y dramatismo. Ahora, la mayoría de las personas que se están viendo obligadas a desplazarse fuera de Ucrania también están llegando a Polonia. Hay una movilización institucional y ciudadana en la frontera con Ucrania de estos países para poder dar la atención y cobertura de necesidades básicas de los refugiados.
Ante otras guerras y conflictos –algunos aún vigentes– la UE ha actuado mezquinamente, alegando falta de recursos y la imposibilidad de acoger y regularizar a los refugiados. La respuesta rápida, coordinada y eficiente de los países en acoger a los refugiados ucranianos ha puesto de manifiesto que es cuestión de voluntad política, ¿no?
Cierto, la directiva sobre protección temporal del año 2001 se ha puesto en marcha en tiempo récord, y, en anteriores crisis humanitarias, no se actuó de la misma forma. Durante el conflicto en Siria, que sigue vigente, cientos de miles de personas refugiadas llegaron a Europa para obtener un espacio de protección y seguridad. Entendemos que la voluntad política en este caso se ha orientado para dar una respuesta rápida, y en otros casos no, y lamentamos que no se haya hecho así. Creemos que no se ha sido del todo coherente.