La eurozona ya no puede costear un rescate para salvar a Grecia.
Por el contrario, necesita expulsar a Grecia ahora para salvarse a sí misma, considerando el estado cada vez más precario de muchos de sus otros miembros.
Rápidamente se está haciendo evidente que un segundo rescate para Atenas, mucho menos un tercero o cuarto, simplemente será demasiado perjudicial para el resto de la unión monetaria.