«Por qué no ha habido producción española de vacunas antes hay que preguntárselo primero a los laboratorios, que no han tenido interés en montarla. Luego sí hubo cierto interés pero salieron los demonios familiares del armario, las Autonomías. Hay que preguntarles a los que formaban parte del Consejo Interterritorial y del Ministerio de Sanidad hace algunos años, que fueron los que abortaron algunas maniobras de ese tipo»
DV: Pero, ¿se debería vacunar a los niños como hacen otros aíses? VD: Por supuesto que yo soy partidario de vacunar a lo niños, porque los niños difunden los virus más que los adultos y durante más tiempo. Pero aquí el problema es la disponibilidad de vacunas. Yo desconozco cuál es la disponibilidad en el tiempo y en la cantidad de vacunas. A quien hay que vacunar con prioridad son los grupos con mayor riesgo de padecer complicaciones graves si enferman. Los niños, muchos enferman pero, por suerte, pocos fallecen. Por tanto, los niños entran en un grupo que no son los primeros. La vacuna hay que poner 2 dosis en un intervalo mínimo de 20 días. Los 30 y tantos millones que dosis que la ministra ha comprado, ni se cuando van a venir ni sé como van a venir. Hay que empezar a vacunas por prioridades. Y primero estamos el personal sanitario, no porque seamos una casta, sino porque si nosotros enfermamos, a parte de que los recursos humanos disminuyen para atender al resto de enfermos, podemos contagiar a los enfermos. El resto de personas están catalogadas por patologías subyacentes, enfermos hepáticos, asmáticos, etc. y serían el segundo grupo en importancia. Si hubiera disponibilidad de vacunas, con los ojos cerrados vacunaría a los niños. Los niños enferman y difunden muchos virus, pero lo que mueren son las personas mayores. DV: ¿Lo ideal es vacunar al 100% de la población? VD: Epidemiológicamente hay una cosa que es el “sistema de rebaño” inmunológico. En el momento en que vacunas a una cohorte importante cortas la difusión del virus. Al no portar el virus la gente forma cinturones sanitarios. Vacunando a un 30 o un 40% creas un efecto sanitario magnífico y a lo mejor estamos tirando vacuna y todo. Los grupos de riesgo, todos y luego llegar al 100% de la población lo veo imposible, por falta de disponibilidad. En el mundo se producen entre 500 y 800 millones de dosis anuales de vacuna de gripe. Las necesidades son muy superiores. No hay producción suficiente. Hay que dividir la tierra en dos partes, el Hemisferio Norte y el Hemisferio Sur y, quitando de algún país como Australia que entra en el mundo desarrollado, el 90% de las vacunas se consumen en el Primer Mundo. Vacunar al 100% es una utopía. Pero también es innecesario y un despilfarro económico. Cuando la IMEA (La agencia europeo para la autorización de medicamentos) o la Agencia Española del Medicamento aprueban un producto sanitario, ya sea biológico o de síntesis, y se pone en el mercado es porque cumple unos requisitos fundamentales. DV: ¿Es partidario de que los médicos se movilicen masivamente para explicar en los centros educativos qué es la gripe porcina, qué hacer… no contribuiría eso a romper la cadena del miedo de padres, alumnos y profesores? VD: La educación de la salud es una asignatura que tienen que explicar los maestros, habiendo sido formados con un cursillo. Cada maestro a su oficio. Hay médicos que son buenos pedagogos y otros son desastrosos. A un niño hay que darle la información que es capaz de digerir dependiendo de su edad. Si uno empieza a hablarle de genoma, neuraminidasa o replicación pues el niño lo mejor que puede hacer es desconectar. Como las medidas de prevención que debe saber todo ciudadano son relativamente sencillas de entender, no tiene que ser un especialista en la materia quien lo explique. A quien los niños respetan y de quien se creen lo que se les dice son sus profesores. Los demás somos intrusos. Tenemos ya bastantes campos en los que trabajar como para meternos en la educación. Es mi humilde opinión contrastada con 30 años de experiencia.DV: Pero a los padres les permitiría aclarar dudas… VD: Hacer una reunión de padres y explicarles lo de la gripe puede acabar como decimos en Andalucía, “como el rosario de la Aurora”, porque cada uno tiene su opinión particular y no siempre se aclaran las cosas. Luego, hay cosas que no se pueden explicar porque no tienen justificación (por ejemplo, “¿por qué mi hijo se va a infectar y no el del vecino?”) y lo que se crea es mayor intranquilidad. Creo que la información la tienen que dar las autoridades de educación que para eso están. Las autoridades sanitarias tienen que suministrar una información y una formación para que se explique de forma diáfana el ABC (sin llegar tan siquiera al D) y se den consejos muy prácticos. Para un consejo como lávese usted las manos, no tienen que ir un director general a un colegio. Nosotros nos tenemos que ligar al campo sanitario, a dar la información a los sanitarios. Pero en esto hay disparidad de opiniones, tan legítimas como la mía. Yo sólo me baso en mi experiencia. DV: Curiosamente se genera confianza cuando se habla del acopio de antivirales y vacunas pero no cuando los políticos hablan medidas de comportamiento que ellos mismos incumplen. ¿Considera que en la sanidad tiene un peso excesivo la forma de concebir y tratar enfermedades propia de los intereses de las grandes farmacéuticas frente a que el peso principal sea un trabajo más social, educativo, preventivo? VD: Hay una frase del Evangelio que dice “haced lo que yo os diga, no lo que yo haga”. Claro que hay inconsecuencia. La ministra dice que no hay que besarse y sale besándose. Pero eso son tan sólo anécdotas que no tienen mayor trascendencia. Deberían ser más cuidadosos, y más con los gabinetes de imagen y de asesores que tienen. Respecto a las medidas, la prevención es lo más barato, lo más práctico y lo que dura mas. Hacer acopio de antivirales, vacunas y demás arsenal terapéutico es fundamental. Yo no entro en el tema de las oscuras intenciones de las multinacionales que favorecen la extensión de la epidemia para sanear sus cuentas de resultados, porque desconozco los movimientos que hay en sus consejos de administración. Siempre se ve a las multinacionales como ogros que pretenden desarmar al ciudadano y enriquecerse. Cierto es que les ha tocado la lotería en algunas cosas. La Roche que fabrica el Tamiflú, ha acaparado el 90% del anís estrellado que es el producto base. Pero el libre mercado y la libre empresa no es ningún delito, no veo que quieran enriquecerse a costa de la salud. Las autoridades deberían promover hábitos saludables. Eso sería fundamental. El hábito saludable de lavarse las manos ahorraría una cantidad de enfermedades al cabo del año y un ahorro económico de recursos sanitarios más allá de lo que la gente alcanza a ver. El 40% de las infecciones en los hospitales se deben a la transmisión de gérmenes por las manos. Si los médicos y sanitarios nos laváramos las manos con la frecuencia con la que debiéramos ahorraríamos a las arcas públicas y días de ingreso en los hospitales que la gente se quedaría asustada. Y lo mismo digo sobre los niños a la hora de comer. La educación ciudadana para la salud está lejos de unos niveles, no digo óptimos, sino medianamente lógicos. DV: ¿Qué impide que España tenga una industria de producción de vacunas a la altura de los más grandes, cuando la salud es un sector estratégico? VD: Me toca usted la médula. La vacunación de la gripe es una vacunación estratégica y España tiene la visión política en algunas cosas en las antípodas de la realidad. Parece que finalmente se va a poner una en Granada, yo soy granadino de nacimiento y me alegro de que se tome ahí la iniciativa, aunque van a tardar unos años en poner la fábrica en marcha. Por qué no ha habido producción española de vacunas antes hay que preguntárselo primero a los laboratorios, que no han tenido interés en montarla. Luego sí hubo cierto interés pero salieron los demonios familiares del armario, las Autonomías. Hay que preguntarles a los que formaban parte del Consejo Interterritorial y del Ministerio de Sanidad hace algunos años, que fueron los que abortaron algunas maniobras de ese tipo. La estrechez de miras de por qué en esta Autonomía sí y en esta otra no puede ser uno de los orígenes de por qué no tenemos ya una fabrica de vacunas en España. Entre todos la mataron y ella sola se murió. Esa es la realidad. Cuando hubo una falsa epidemia en EEUU en los años setenta, su presidente Ford nacionalizó la producción de vacunas y no salía una sola dosis de EEUU. Todo para los americanos. Hoy en el mundo hay unas 11 fábricas de vacunas de gripe, en Europa, EEUU, Asia, Australia o Canadá. Esperemos que la sensatez vuelva a las mentes políticas y que nos sentemos de una vez a hacer las cosas por los españoles y no por ningún partido o Autonomía en particular. Espero que el nuevo proyecto vaya a buen puerto.