Ha muerto Javier Marías. Publicó su última novela, “Tomás Nevinson” -la decimosexta de una larga trayectoria- hace poco más de un año. Ha sido -y seguirá siéndolo, mientras la lectura de sus libros perpetue su presencia- una de las voces más singulares y poderosas de la literatura española y universal de las últimas décadas.
Autor, frente a una literatura de consumo rápido y fácil olvido, de libros que perduran y dejan poso, como “Corazón tan blanco”, “Todas las almas”, “Negra espalda del tiempo”, y la monumental “Tu rostro mañana”, transformada en una trilogía.
Miembro de una familia íntimamente relacionada con la cultura y el pensamiento, su padre era el filósofo Julian Marías, publicó su primer libro en 1971, a los 19 años, “Los dominios del lobo”, dedicada a su maestro, Juan Benet.
En “Corazón tan blanco” ya estaba presente un estilo personal de contar, plasmado, como afirma uno de los obituarios publicados, “en una inconfundible voz en primera persona que trata de sintetizar narración y reflexión en largas frases que —al servicio de una trama misteriosa o de un dilema moral— reproduce obsesivamente el recorrido sinuoso del pensamiento”.
No fue una decisión tomada a la ligera. Era una apuesta estética que, como nos confesó Javier Marías, escondía una posición ante el mundo: “el narrador omnisciente está un poco desprestigiado. Es difícil aceptar, en una época tan fragmentada como la nuestra, que alguien sepa todo sobre el mundo, que pueda entrar en los dormitorios de la gente”.
Y, como todo escritor grande, la obra de Javier Marías, está impulsada por temas recurrentes, que son como alfileres que se clavan y obligan a contar determinadas cosas y a hacerlo de una forma particular. En palabras del propio escritor: “Tanto como obsesiones yo no las llamaría nunca, pero digamos que hay cuestiones que a uno le interesan especialmente. No soy un tipo de escritor que ande buscando temas que puedan resultar atractivos literariamente. Suelo escribir de aquello que me inquieta. Una de las cosas que me ha interesado es la naturaleza del secreto y el hecho de estar abocados a padecerlos y tenerlos. La imposibilidad de saber nada a ciencia cierta, ni siquiera de nosotros mismos. También la traición, que es un tema central en Tu rostro mañana”.
O esa sensación, transmitida, en muchos de sus libros, de que la vida se sostiene sobre una viga insegura, que hace que nada sea realmente sólido. Marías sabe que escuece saberlo, pero es necesario contarlo: “la mayor parte de la gente no es consciente de eso. Si se le señala, como hago en la mayor parte de las novelas, probablemente la mayoría, se percatarían de que efectivamente es así. Pero no se vive con esa conciencia. Sería un poco difícil sobrellevarla”.
Javier Marías es un fino observador del alma humana, de las conductas y pensamientos, de los propósitos y despropósitos de sus personajes, de sus manías y sus sueños, de sus actos y de sus omisiones, de los deseos que los mueven y de los temores que los paralizan, o les obligan a callar, de la ambigüedad y el engaño moral con que frecuentemente actúan, de las pasiones y verdades escondidas que, al emerger (a veces por casualidad, muchas veces sin querer), acaban delatándolos y muestran desnuda y terrible la verdad, una verdad que puede destruir, que puede devastar vidas.
En sus obras ha enfrentado temas de candente actualidad, como el exilio y represión impuesto por el fascismo, telón desde donde se despliega “Tu rostro mañana”. O la amnesia colectiva impuesta tras la transición, que enmarca “Así empieza lo malo”. O la actuación de los servicios secretos, las conocidas como “las cloacas del Estado”, que para el escritor “intervienen mucho en el curso de las cosas, y mucho más de lo que nos suponemos, o de lo que estamos dispuestos a admitir”.
La obra de Javier Marías es una de las realmente universales que ha dado la literatura española en las últimas décadas. Sus libros se han traducido a más de 40 idiomas, y ha sido reconocido con algunos de los más importantes premios internacionales, desde el Rómulo Gallegos hasta el de Literatura Europea pasando por el Nelly Sachs, incluyendo su condición de nominado al Nobel.
Si no cuenta con más premios nacionales es porque, para preservar su independencia, decidió no aceptar ningún galardón concedido por el Estado.
Javier Marías es además un amigo de esta casa. De Verdad y Foros 21 hemos seguido su obra. Y Javier Marías ha sido un asiduo firmante de los manifiestos que hemos impulsado, desde los que exigían redistribuir la riqueza y blindar las pensiones en la constitución, hasta“1-O: Estafa antidemocrática”, denunciando el carácter reaccionario de las élites del procés, a “Por la Paz en Ucrania”, enfrentándose a la invasión imperialista rusa.
Javier Marías, un escritor hondo y comprometido. Su discurso de ingreso en la Real Academia se tituló “Sobre la dificultad de contar”. Tras décadas enfrentándose a ella, nos deja una obra que perdurará y seguirá creciendo con nuevos lectores.