Quiebra el 6º banco más grande de España. El Banco Popular está en venta. En dos ocasiones fue valorado el mejor banco de Europa… y aún en 2006 su valor llegaba a los 20.000 millones de euros y era considerado el segundo más solvente del continente. Hoy es un saldo.
Banco Popular ha batido una plusmarca: en 2016 perdió 7.610 euros por minuto, 4.000 millones en un año. Ahora el ministro Guindos (cercano al Opus Dei, uno de los principales grupos propietarios del Banco) se prepara para endosarnos las deudas a todos los ciudadanos, y regalar los activos del banco, aún con valor, a otra entidad financiera. Asistimos a la segunda parte de una película que ya conocemos desde la crisis de 2007: cuando se trata de bancos y monopolios las pérdidas son sociales, y los beneficios privados. De entrada, el responsable de la quiebra, su ya expresidente, Angel Ron, fue sustituido otorgándole el escandaloso retiro dorado de 8 millones de euros.«El expresidente responsable de la quiebra se retira con 8 millones de euros de pensión»
El hundimiento del Banco Popular se produce a una velocidad de vértigo. Euromoney, publicación especializada en economía y negocios, situaba en los 90 al Popular como la mejor entidad bancaria del mundo, y como la segunda entidad más solvente después de la Banca Morgan. Para la agencia de valoración IBCA, fue la entidad financiera más rentable y saneada del planeta desde 1989 a 1992. En dos ocasiones fue valorado el mejor banco de Europa… y aún en 2006 su valor llegaba a los 20.000 millones de euros y era considerado el segundo más solvente del continente. Hoy es un saldo.
Independencia y poder
Durante esos años dorados el presidente era el catalán Luis Valls Taberner, quien en representación de las familias accionistas vinculadas al Opus Dei, impuso una línea de triple independencia en el banco: independencia política, evitando la injerencia y presiones de los diferentes gobiernos que intentaron su fusión con otras entidades; económica, manteniéndose lejos de la inversión especulativa y centrándose en ser un banco comercial; y accionarial, eludiendo la entrega de acciones a grandes inversores, asegurando el control del banco por el núcleo de propietarios conectados con el Opus Dei, con cuyo respaldo pudo actuar sin seguir el mismo paso que los otros bancos: sirva de ejemplo que, cuando en 1977 tres patronales competían por representar a los empresarios ante la desaparición de los sindicatos verticales, Jaime Botín (hermano del que fuera cabeza del Santander) pidió a cada uno de los siete grandes bancos un dinero para financiar lo que sería la CEOE (actual patronal). Todos pusieron dinero menos el Popular. Sin embargo cuando ante las primeras elecciones democráticas el Partido Comunista de España pidió un crédito se lo negaron todos menos el Popular.«El ministro pretende «socializar» las pérdidas a través de Bankia»
Valls Taberner fue la piedra angular del crecimiento del banco. Vicepresidente desde 1957 y presidente entre 1972 y 2004. Era miembro numerario del Opus con los tres votos: castidad, obediencia y pobreza (aunque ganaba medio millón de euros anuales; pero eso ya lo arreglaba la confesión). Repitió en varias entrevistas que en el Popular «el poder está en la trastienda». Ejerció como representante de un bloque, de un sector de la oligarquía española, agrupados en torno a Sindicatura de Accionistas (9% del capital del banco) de la que forma parte Unión Europea de Inversiones: Universidad de Navarra, familia Revoredo (Prosegur), Martínez Igartua, Domecq, Sendagorta (Grupo Sener de fabricación de armamento), Figuero y Martínez-Echevarría (El Corte Inglés) y especialmente Fundación IEISA, adscrita a la prelatura del Opus Dei y próxima a los Valls Taberner.
El otro punto de apoyo para que la entidad, a pesar de su mediano tamaño, se mantuviera al margen de las fusiones bancarias (eludieron varios intentos) era otro accionista relevante y también miembro del Opus, Rafael Termes, quien durante trece años fue presidente de la Asociación Española de la Banca. Ambos fueron muy influyentes en los sucesivos Gobiernos, y no sólo los del Partido Popular. Bajo el mandato de Felipe González, en 1985, el Banco Popular se quedó en régimen de monopolio con la gestión financiera de todos los billetes aéreos que vendieran las agencias de viajes, lo que supuso un movimiento en sus cuentas de más de cien mil millones de pesetas al año. Tras ser entrevistado en Televisión Española, un periodista le preguntó a Valls por el tiempo que llevaba sin nombrar a un ministro o a un alto cargo, y éste le contesto: “Sí, al menos hace dos meses que no sugiero a nadie”.
De la cima a la sima
Termes falleció en 2005. Y un año después lo hacía Lluís Valls. Ángel Ron formado durante décadas en el propio banco toma las riendas y cambia drásticamente de línea de actuación. El Popular que se había mantenido alejado de la burbuja inmobiliaria se lanza a invertir en el último momento y empieza una carrera por conceder préstamos a constructores e hipotecas a particulares. Cuando estalla la crisis, ya inundados de activos tóxicos, este sector de la oligarquía no acepta ayuda estatal para no tener que ceder la información interna, y por tanto, la independencia del banco a los fondos de inversión extranjeros en quienes el gobierno español y la Troika europea, depositan la labor de saneamiento. Además en 2011 compra el Banco Pastor, que sin haber sido saneado le implica más activos tóxicos en su inventario. El Banco Popular intenta crear su propio «banco malo» (una entidad que concentre los pisos que no pueden vender y las hipotecas que no se pueden cobrar, como se hizo en el Sareb), pero no es autorizado. Así entra en un proceso de falta de liquidez y en 2012 pide dinero a los accionistas mediante una ampliación de capital por 2.500 millones de euros. Operación que repetiría dos veces más.
Unos meses más tarde vende su división inmobiliaria a un fondo estadounidense. Y da entrada en el capital a un núcleo de oligarcas vinculados al grupo católico Los Legionarios de Cristo, que encabezado por el inversor mexicano Antonio del Valle, y con Carlos Slim se hace con un 4% del banco. La tradicional independencia del Banco queda quebrada. En 2014 el Popular sigue necesitando más dinero y vende su negocio de fondos de inversión, planes de pensiones, y SICAVs a la francesa BNP Paribas. Intenta meterse en el negocio de tarjetas de crédito quedándose Citibank-España; pero al poco debe deshacerse de éste también. En 2016 vuelve a pedir más capital a sus accionistas principales que ya exhaustos y endeudados de la anterior ampliación no llegan a cubrir. En septiembre la entidad anuncia el despido de 2.800 empleados y el cierre de 300 oficinas. Al acabar 2016, tenía 16.074 millones de euros en inmuebles adjudicados y otros 19.602 millones en créditos de dudoso cobro, cuando el banco ya apenas vale la sexta parte de ese importe incobrable. Se acerca la quiebra.«El Opus Dei está perdiendo el control del Banco Popular en manos de Allianz (Alemania), Crédit Mutual (Francia), un grupo inversor mexicano y JP Morgan (EEUU).»
Al abordaje
Tras un tira y afloja, el grupo de inversores mexicanos, junto con la aseguradora alemana Allianz y la francesa Credit Mutual poseedores de un porcentaje del banco cada uno, fuerzan la dimisión del presidente. El sector del Opus pierde el control del banco, y es elegido como nueva cabeza Emilio Saracho, quien había sido vicepresidente mundial de la banca norteamericana JP Morgan. Al poco de tomar posesión el nuevo presidente confiesa tres cosas: que las cuentas de 2016 eran peores de las anunciadas elevando las pérdidas en 680 millones de euros más; que parte de la última ampliación de capital fue financiada por la propia entidad mediante créditos a sus accionistas, lo que quiere decir que aún ha empeorado su solvencia; y finalmente reconoce que ha contratado -como no- a JP Morgan Chase, para que ejecute la venta del Banco Popular.
Chalecos salvavidas
Con esta decisión sobre la mesa, el ministro de Economía interviene para salvaguardar los intereses de este sector de la oligarquía. Como en el hundimiento del Titanic, según la clase en que viajaba cada uno tendrá más posibilidades de salvar su patrimonio. Para los pequeños inversores la pérdida es total: una acción vale 50 veces menos que hace diez años. Para las familias de la Oligarquía y el núcleo duro en torno al Opus, supondrá un golpe duro sin duda, perdiendo su principal instrumento financiero; y mermando su capacidad de influencia económica y política; pero el ministro, al anunciar la posibilidad de que Bankia compre activos del Popular está diciendo que va moverse para salvar de una u otra manera los intereses de esos sectores oligárquicos. Todo apunta a que las pérdidas van a ser «socializadas» endosándonoslas a todos por la intervención directa del Estado o indirecta a través del banco público Bankia. Si el responsable del desastre se fue con 8 millones de euros, los que representan el poder en la trastienda maniobran para irse con mucho más. Sólo en propiedad de suelo disponen de fincas por valor de 7.000 millones de euros.
De Millet al Opus
El Banco Popular, fundado en 1926, está bajo control del Opus Dei desde hace 70 años. La entidad ha financiado los proyectos de la Obra y ha servido como instrumento para establecer relaciones e influir al máximo nivel en las instituciones políticas, económicas y sociales de España. Tras la Guerra Civil pasó por su presidencia Félix Millet Maristany (el padre del protagonista actual por el desfalco del Liceo de Barcelona). Millet -conectado con el franquismo y con la burguesía catalana- intentó convertirlo en un banco, porque hasta mediados de los años 40 seguía siendo sólo una sucursal financiera de una aseguradora (Previsores del Porvenir) que funcionaba como una pirámide de Ponzi para captar clientes. Tras una batalla por el control de la entidad un grupo vinculado al Opus toma la inciativa. En 1957 Mariano Navarro Rubio (consejero delegado del Banco Popular) es nombrado ministro de Hacienda -posteriormente fue gobernador del Banco de España-. Son los años en que un grupo de de tecnócratas, miembros destacados del Opus copan cargos importantes en el franquismo. La familia Valls-Taberner asume en ese momento la dirección del banco. Luis Vall entra con las acciones cedidas por su primo (Millet) tras ser vetado éste para seguir en el banco. Durante 15 años se mantuvo como un pequeño banco al servicio de financiar a un grupo de familias oligárquicas. Es a partir de 1976 cuando inició una fuerte expansión por toda España duplicando en cuatro años el número de sucursales. Se mantuvo al margen de las fusiones impulsadas por los gobiernos de Felipe González y sobrevivió como un banco comercial rentable, con un núcleo accionarial cohesionado por el Opus Dei. Hasta hoy. |
MAOnesa dice:
Ha ocurrido lo que predecían. Para colmo, los trabajadores del Popular han perdido 80 millones de euros.
JosefK dice:
Muy buen artículo, explica con detalle y rigor los diferentes procesos y la trastienda de este banco y por qué ha quebrado.
Carles Roura dice:
Me ha parecido un artículo catastrofista e innecesario. Es más de lo que se ha venido diciendo hasta ahora («copia y pega») aliñado con frases tremendistas que pueden perjudicar aún más a la Entidad. El Sr. Pastor no merece ninguna atención.