Dos hitos en la exploración espacial de tipo muy diferente se han conseguido a principios de este año. China es el primer país que aluniza con éxito el lado oculto de la Luna con la misión Chang’e 4 y New Horizons de la NASA toma fotografías de Ultima Thule, el cuerpo más lejano y primitivo jamás explorado por la humanidad.
Los logros de la humanidad en cuanto a la exploración del espacio en el siglo XX son extraordinarios. Son tan sorprendentes, particularmente el aterrizaje del hombre en la Luna, que se han puesto en duda hasta el punto de que por ejemplo el mítico portero del Real Madrid hace unos meses se unía a los defensores de la teoría de la conspiración sobre que las imágenes de Neil Armstrong en la Luna fueron un montaje de Hollywood.
A la desconfianza normal hacia la superpotencia yanqui se une el escepticismo también normal de que algo como el aterrizaje en la Luna de verdad se pueda lograr, pero no fue un montaje de Hollywood.
En octubre de 1957 la URSS lanzó el primer satélite espacial, Sputnik 1, al espacio y un mes después el primer animal orbitaba la Tierra: la perra Laika. Solamente 4 años más tarde Yuri Gagarin se convirtió en el primer humano en viajar por el espacio orbitando la Tierra durante 108 minutos en Vostok 1. Apenas una década después, con la misión Apollo 11 en 1969, Neil Armstrong ponía sus pies en la Luna. No fue el único que ha estado ahí. A lo largo de tres años las misiones Apollo 12 – Apollo 17 hicieron posible el paseo de otros 10 hombres sobre la superficie lunar.
Sin embargo, desde agosto de 1976 hasta diciembre de 2013 no ha habido ningún aterrizaje ni con ni sin hombres sobre la Luna. La URSS a partir de 1976 se centró en Venus y en estaciones espaciales. En 1975 consiguió por primera vez orbitar y aterrizar en el planeta cuyo nombre proviene de la diosa romana del amor y la belleza.
Ultima Thule es el cuerpo más lejano y primitivo jamás explorado por la humanidad
EE.UU. empezó a centrarse en Marte y el más allá. En 1975 consiguieron por primera vez aterrizar y reenvíar datos de la superficie del planeta nombrado en honor al dios romano de la guerra. A más allá del sistema solar se ha conseguido llegar más o menos recientemente. El Voyager 1, lanzado en septiembre de 1977, se convirtió en agosto de 2012 en la primera astronave en entrar en el medio interestelar. Su gemela Voyager 2 lo hizo en noviembre del año pasado y es la primera en dar medidas directas de la densidad y temperatura del plasma interestelar.
Más recientemente, el 1 de enero de este año, la aeronave New Horizons estuvo a 3500 km de Ultima Thule, que se encuentra en el cinturón de Kuiper, a una distancia de 6600 millones de kilómetros del Sol. Es el cuerpo más lejano y primitivo jamás explorado por la humanidad, con una forma similar a un muñeco de nieve. Los científicos todavía están estudiando en detalle ese objeto lejano y extraño.
Por otra parte la exploración de la Luna fue retomada por China el 14 de diciembre de 2013, aterrizando un rover sobre la superficie de la Luna en su misión Chang’e 3. Todas las misiones chinas a la Luna se llaman así, por la diosa de la Luna Chang’e de la mitología china. El mito dice que Chang’e, después de beber el elixir de la inmortalidad, eligió a la Luna como su residencia.
A principios de este año finalmente China ha alunizado con éxito en el lado oscuro de la Luna con la misión Chang’e 4. Nadie hasta ahora había aterrizado en el lado lejano o lado oculto de la Luna. Una de las dificultades principales que había prevenido a otros países de hacerlo es el problema de la comunicación. Como el lado oculto de la Luna nunca lo tenemos de frente es extremadamente difícil obtener señales desde ahí. No hay manera de que lleguen señales de radio directamente del lado lejano porque las transmisiones de radio no pueden penetrar la Luna, que tiene un diámetro de 3474 kilómetros.
¿Cómo ha podido la agencia espacial china resolver el problema de la comunicación?
Ya el 21 de mayo lanzó un satélite relé llamado Queqiao (“puente de urraca”) a bordo del cohete Larga Marcha 4C desde su centro de lanzamiento en Xichang. Este satélite facilita la comunicación entre los controladores en la Tierra y la misión Chang’e 4.
A primeras horas del 8 de diciembre del año pasado Chang’e 4 fue lanzado a bordo de otro cohete Larga Marcha-3B también desde Xichang. El satélite Queqiao está transmitiendo datos entre la sonda aterrizada y los controladores en la Tierra creando una conexión de radio con el lado oculto de la Luna por primera vez en la historia. La sonda tiene el objetivo principal de hacer fotos detalladas de los alrededores. Por otra parte un rover está analizando la química de las piedras y mediante radar la corteza lunar.
El lado donde han aterrizado los chinos está oculto, pero no es oscuro. Obtiene la misma cantidad de luz del Sol que el lado que vemos todas las noches.
¿Pero por qué siempre vemos el mismo lado?
La razón es que el tiempo que la Luna tarda en rotar sobre su propio eje (el día lunar) y el tiempo que la Luna tarda en rotar alrededor de la Tierra (el año lunar) es ¡el mismo! Eso se llama acoplamiento gravitatorio y es lo “normal” para satélites como la Luna que están muy próximos a la Tierra.
¿Cuáles son las razones científicas para ir ahí? En primer lugar conocer el lado oculto, del que se sabe bien poco. Por otra parte se espera que analizando el suelo se puedan resolver incógnitas diversas, como por ejemplo cómo se formó la Luna hace 4,5 mil millones de años. La teoría mayoritariamente aceptada es que se formó a raíz de una colisión entre la joven Tierra y otro protoplaneta. Hay otra razón importante, y es que quizás los cráteres contengan depósitos de hielo que pueden servir en un futuro para crear una base lunar.
La Agencia Espacial china ha seguido su propio camino y se ha puesto a la cabeza de la exploración lunar escogiendo un objetivo ambicioso, pero que ha demostrado ser factible.
¿Estamos ante una nueva carrera espacial?
De entrada EE.UU. ha considerado a China como un claro competidor, por no decir enemigo. EE.UU. mantiene un veto para que China no pueda participar en la estación espacial internacional. Además, según un decreto de 2011 todo científico de la agencia espacial norteamericana (NASA) tiene prohibido trabajar con ciudadanos chinos.
Si comparamos el presupuesto de la NASA y el de la Agencia Espacial china vemos que el de la NASA casi duplica con 19.7 billones de dólares el de la agencia espacial china de 11 billones de dólares, pero sí son del mismo orden de magnitud.
La base lunar en un futuro tiene otro objetivo claro: la conquista de Marte
Sin embargo, la NASA tiene un capital y una experiencia acumulada que supera con creces a la de la agencia china. Los telescopios espaciales Hubble y WMAP son principalmente estadounidenses, por nombrar sólo dos que han contribuido recientemente a entender mejor la radiación cósmica de fondo y que están a la vanguardia tecnológica y científica. No nos olvidemos tampoco de que el GPS que dirige nuestras vidas está en manos del ejército estadounidense y a corto plazo no parece que eso vaya a cambiar.
Sin embargo, China con el aterrizaje lunar está demostrando una capacidad sorprendente y podrá en un plazo medio superar a los EE.UU. La base lunar en un futuro tiene otro objetivo claro. Ser el paso intermedio hacia la conquista de Marte. Es el planeta rojo al que parecen dirigirse ahora mismo todas las miradas desde EE.UU. a China. Según varios científicos, si hay voluntad política, en 20 o 30 años un humano podría llegar a Marte. ¿De qué nacionalidad será? Por el momento eso está escrito en las estrellas.
Conter28 dice:
Informativo la verdad