En los cenáculos económicos y financieros madrileños hace ya días que muchos dan por hecho un rescate integral de España por la eurozona. Las apuestas se cruzan en torno a las fechas: si será en julio, antes de las vacaciones, o en octubre. Los más prudentes lo alargan hasta final de año. Pero el clima dominante da por hecho el desembarco de la troika.Es llamativo este pesimismo colectivo de un sector muy relevante de la elite económica del país. No se sabe si tras este melancólico ánimo hay un convencimiento objetivamente fundado o se trata de una manera de enviar de una manera tan madrileña su mensaje de descontento al inquilino de la Moncloa, Mariano Rajoy, a quien parecen reprochar no tenerles muy presentes en sus decisiones. El caso es que el tumor de la intervención ruge con la agresividad del calor mesetario, dejando el patriotismo al que tanto apelan en ocasiones en exclusiva para la roja (…)
Rajoy se resiste a ceder más áreas de control de la economía española a la troika comunitaria, pero la presión es absoluta. Angela Merkel, por su parte, se niega a comprar deuda española e italiana sin contrapartidas seguras. Quiere entrar en la cocina, las competencias de Cristóbal Montoro, el ministro de Hacienda, el gran recaudador del Reino. Y el gran gastador, con cosas tan apetitosas como la nómina de los funcionarios.Rajoy, como Mario Monti, el jefe del Gabinete italiano, y algo más lejos, François Hollande, el presidente francés, saben que no pueden exponerse a que el lunes abran los mercados sin blindar sus deudas públicas. Obviamente, el caso más dramático es el español. Pero el italiano va envuelto en su estela y su autoridad política está cuestionada abiertamente en su país. Necesitan un compromiso de que el fondo europeo asegurará la sostenibilidad en los mercados de la deuda soberana.Una vez más, la debilidad es la eterna compañera indeseada de los socios meridionales del euro. Merkel tiene la llave de la caja y no parece dispuesta a usarla sin concesiones adicionales. En especial, más intervención, aunque ofrece una versión light, a medio camino de la griega o portuguesa. Hoy, jornada decisiva.