Empeoran las tensiones entre Berlí­n y el BCE

Berlí­n y el BCE están profundamente divididos sobre la mejor manera de manejar la crisis. Un gran número de alemanes influyentes creen que la amenaza de más medidas de austeridad podrí­a ser un peligro mayor que un «recorte» de la deuda griega. Merkel cree que los perros guardianes monetarios con sede en Francfort están presionando de manera inapropiada, mientras que Trichet y sus colegas banqueros han llevado a caracterizar las propuestas del gobierno de Berlí­n como «incorrectas», «ilusorias» o simplemente como una «catástrofe».

La guerra fría entre Berlín y Frankfurt llegó a una nueva cota la semana asada. Si Alemania pone en práctica sus planes, el BCE tendría que cortar la financiación para Grecia, advirtieron los perros guardianes monetarios. Las consecuencias para los bancos de Europa y la economía griega serían devastadores. La mera sugerencia de lo que el Financial Times llamó "el equivalente del banco central a la disuasión nuclear" fue suficiente para impulsar al ministro de Finanzas alemán, Wolfgang Schäuble, a retirar la propuesta alemana de inmediato. Además de revelar la gravedad de los problemas del euro, la pelea demuestra cuánta de su reputación ha perdido el BCE en la economía más fuerte de la zona euro. (DER SPIEGEL) THE WALL STREET JOURNAL.- La mayor economía del mundo podría estar padeciendo un problema de crecimiento. Tras un decepcionante primer trimestre, los economistas predijeron ampliamente que la recuperación de Estados Unidos volvería a ganar fuerza tan pronto como se aliviaran dificultades de corto plazo. Pero hay pocas señales de que eso esté ocurriendo. La producción se está enfriando, el mercado inmobiliario sigue de capa caída y los consumidores aún no han perdido el miedo a gastar. Esto quiere decir que es posible que el camino que debe recorrer la economía estadounidense hasta su completa recuperación sea mucho más largo y lento de lo esperado. Alemania. Der Spiegel Empeoran las tensiones entre Berlín y el BCE Christian Reiermann and Michael Sauga ¿Qué es lo mejor para Grecia y para Europa – una reestructuración suave de la deuda o miles de millones de euros en préstamos durante los próximos años? Berlín y el BCE están profundamente divididos sobre la mejor manera de manejar la crisis. Un gran número de alemanes influyentes creen que la amenaza de más medidas de austeridad podría ser un peligro mayor que un "recorte" de la deuda griega. No hace tanto tiempo que los mayores expertos en política monetaria de Europa y la líder del Estado miembro más importante de la Unión Europea intercambiaban cortésmente elogios. Jean-Claude Trichet, presidente del Banco Central Europeo (BCE), elogió a la canciller alemana, Angela Merkel, por haber convertido a Alemania en un "ejemplo para todos sus vecinos." Merkel, por su parte, felicitó al francés por su decididas "acciones exitosas." Un año y una crisis más tarde, la relación se ha enfriado considerablemente. Merkel cree que los perros guardianes monetarios con sede en Francfort están presionando de manera inapropiada, mientras que Trichet y sus colegas banqueros han llevado a caracterizar las propuestas del gobierno de Berlín como "incorrectas", "ilusorias" o simplemente como una "catástrofe". Hoy en día, los miembros del gobierno alemán y el BCE parece tener dificultades para pasar un rato en la misma habitación. En una reciente reunión de ministros de Finanzas en Luxemburgo, Trichet salió de la habitación después de verse enfrentado al nuevo plan de crisis de Alemania que no le gustaba. La controversia gira en torno al futuro de la moneda común, qué instrumentos deben ser utilizados para rescatar al euro y, no menos importante, un plan de trabajo para apoyar a países enfermos como Grecia. Aunque Merkel ha defendido durante mucho tiempo una reestructuración prudente de la deuda de Grecia, el francés Trichet con sede en Francfort rechaza categóricamente toda forma de aplazamiento de la deuda de Atenas. ”El equivalente del Banco Central a la disuasión nuclear” La guerra fría entre Berlín y Frankfurt llegó a una nueva cota la semana pasada. Si Alemania pone en práctica sus planes, el BCE tendría que cortar la financiación para Grecia, advirtieron los perros guardianes monetarios. Las consecuencias para los bancos de Europa y la economía griega serían devastadores. La mera sugerencia de lo que el Financial Times llamó "el equivalente del banco central a la disuasión nuclear" fue suficiente para impulsar al ministro de Finanzas alemán, Wolfgang Schäuble, a retirar la propuesta alemana de inmediato. Una reestructuración de la deuda, admitió tímidamente Schäuble, podría llevar a una repetición de los acontecimientos provocados por la quiebra de Lehman Brothers en septiembre de 2008. Además de revelar la gravedad de los problemas del euro, la pelea demuestra cuánta de su reputación ha perdido el BCE en la economía más fuerte de la zona euro. En el pasado, el banco central era visto como una indiscutible autoridad económica en Alemania. Cualquier persona que se opusiera a los expertos en política monetaria era marginada rápidamente. Hoy, sin embargo, el banco central debe amenazar con la más drástica de las medidas sólo para parar los pies al gobierno alemán. La mayoría de los políticos y los economistas alemanes ven la estrategia del BCE ante la crisis como irreal y contradictoria. Un año después, la situación en Grecia no ha mejorado Los expertos reconocen que la reestructuración de la deuda de Grecia es, sin duda, arriesgada. Por otra parte, más de lo mismo significaría prolongar durante muchos años la agonía de Grecia apuntalándola con préstamos europeos. Los hechos hablan por sí mismos. Después de un año de ayuda colectiva, la situación en Grecia no ha mejorado. Por el contrario, casi todos los indicadores económicos han alcanzado niveles alarmantes. Mientras tanto, el proceso de reforma se ha estancado y el país progresa poco. Esta es la conclusión alcanzada por la llamada troika, formada por el equipo de intervención de expertos en política económica y financiera del BCE, la Comisión Europea y el Fondo Monetario Internacional (FMI). En su informe trimestral, que esperan publicar a finales de esta semana, los expertos sostienen que Grecia no está cumpliendo con las metas fiscales. El déficit presupuestario del país es ahora mayor de lo esperado, debido a que el gobierno griego está gastando más de lo acordado en el marco del programa de ayuda, y porque los ingresos fiscales son significativamente inferiores a los esperados. "Esperamos que Atenas haga sus deberes" Las consecuencias de estos fenómenos negativos podrían ser fatales, advierten los expertos de las tres principales organizaciones. La solvencia del gobierno griego en los mercados de capital se reduciría aún más, creando un déficit de financiación en el nuevo programa de ayuda acordado. En el marco del plan existente, está previsto que Grecia recaude 25 mil millones de euros en nuevos préstamos en el próximo año, lo que parece imposible en este momento. "Esperamos que Atenas haga sus deberes", dijo el comisario de Asuntos Económicos Monetarios, Olli Rehn, en una entrevista publicada en la edición de esta semana de la revista Der Spiegel. Pero si Grecia no es capaz de alcanzar su propia contribución del próximo año, al FMI no se le permitirá desembolsar el próximo tramo de los préstamos del rescate, a pagar a finales de junio. Bajo las reglas del FMI, el Fondo sólo puede conceder préstamos a un país si su financiamiento está asegurado por 12 meses. No es de extrañar, entonces, que Jean-Claude Juncker –el primer ministro de Luxemburgo y presidente del Eurogrupo, las reuniones periódicas de los 17 ministros de Finanzas de los países que utilizan la moneda común europea– insinuara la semana pasada que el FMI podría terminar abandonando el plan de rescate griego. Los expertos están apresurándose a desarrollar propuestas sobre la manera en que Atenas podría regresar a los mercados de capitales en 2012. La troika recomienda un paquete de medidas. Por un lado, quiere que el gobierno griego asegure que los impuestos en realidad se estén cobrando. Mientras empuja a Atenas a aumentar los impuestos aún más. Además, se le pide a la administración del primer ministro griego, Georgios Papandreu, que acelere la venta de activos del gobierno. Unos 50 mil millones de euros en ingresos por las privatizaciones ya están previstos para el año 2015, pero los expertos de la troika creen que esta cantidad podría ser fácilmente mayor. Sus investigaciones han revelado que el gobierno griego posee bienes raíces, negocios y otros activos por un valor total de alrededor de 300 mil millones de euros. También esperan que los griegos controlen el gasto más eficazmente. El triunvirato de perros guardianes quiere obligar al Gobierno griego a reducir el gasto del gobierno hasta que se inscriba en el marco acordado. Las organizaciones esperan que con esto se pueda evitar la quiebra del gobierno, que tendría un impacto devastador, según el BCE, en particular sobre los bancos griegos. Muchos de estos bancos podrían quebrar, si las fechas de vencimiento de los bonos del gobierno griego se ampliaran y el BCE, como consecuencia, ya no estuviera dispuesto a aceptarlos como garantía para nuevos préstamos. El sector bancario griego se vería expulsado de la oferta monetaria, la economía del país podría situarse al borde del colapso, y Grecia tendría que retirarse de la unión monetaria ”Posición insostenible del BCE sobre la reestructuración de la deuda” Sin embargo, este escenario del fin del mundo de los banqueros centrales no es convincente, al menos para los expertos. "La posición del BCE sobre la reestructuración de la deuda griega es insostenible", dice Hans-Werner Sinn, director del Instituto Ifo de Investigación Económica, con sede en Munich. De acuerdo con Sinn, todo depende de que el banco central esté de acuerdo en aceptar los bonos como garantía para proporcionar liquidez a los bancos griegos. "El BCE crea sus propias reglas", dice Thomas Mayer, economista jefe de Deutsche Bank. También señala que no es cierto que los bancos griegos perderían el acceso a los fondos del banco central en el caso de una reestructuración de la deuda. Si, por ejemplo, los antiguos bonos griegos fueran canjeados por nuevos títulos emitidos por el fondo de rescate europeo, esto sería "totalmente aceptable para el BCE", dice Mayer. "Además, los propios bancos griegos poseen grandes cantidades de activos en el extranjero, que el banco central también podría aceptar como garantía." Clemens Fueset, un profesor de Oxford Economics y miembro del consejo asesor económico independiente del Ministerio alemán de Finanzas, también es muy crítico con el anuncio del BCE. "Simplemente no es posible que la rehabilitación de Grecia pueda fallar debido a un argumento tan tecnocrático", dice. "Esto es un escándalo." Fueset caracteriza como "ridículo" el miedo a los banqueros de Europa Central "cuya reputación podría sufrir si continúan suministrando fondos a Grecia". Incluso utiliza la expresión "algo insolente" para describir el comportamiento de presidente del BCE, Trichet y sus colegas en las últimas semanas. Trichet y sus colegas también se enfrentan a críticas por haber añadido un gran número de títulos tóxicos a sus propios activos en los últimos años. Un desarrollo extremadamente peligroso Los economistas coinciden en que Grecia no va a salir de la crisis sin una reestructuración de la deuda. "Para volver a ser competitiva, el país tendría que reducir los precios y los salarios un 20 o un 30 por ciento", dice Sinn, el presidente del Ifo. Esto se correspondería con la devaluación que se produjo en Alemania en la década de 1930 como consecuencia de los decretos de emergencia del entonces canciller Heinrich Brüning. "Este tipo de cosas funcionan en teoría, pero en la práctica llevan al borde de la guerra civil." El desarrollo es extremadamente peligroso para el BCE. Si se espera mantener vacilantemente a Grecia a flote con los préstamos al nuevo gobierno, será necesario el consentimiento de Alemania, el mayor contribuyente financiero a la comunidad. Pero, ¿cómo espera conseguirlo si no hay nadie en Alemania que tenga fe en su estrategia? Como resultado, un replanteamiento del enfoque del BCE parece estar tomando forma – no en dirección al banco de Frankfurt, que está obstinadamente adherido a la doctrina de la lucha contra la reestructuración, sino en su rama más importante, el Bundesbank, a sólo unos kilómetros de distancia hacia el norte. La semana pasada, Jens Weidmann, el nuevo presidente del banco central de Alemania, expresó sus puntos de vista sobre el tema en el Frankfurter Allgemeine Zeitung. Y para asegurarse de que nadie lo pasara por alto, Weidmann pronunció una frase al comienzo de la entrevista de las que a Trichet le gustaría eliminar de cualquier documento: "El Bundesbank no se opone a una reestructuración de la deuda en sí." Weidmann es miembro del consejo de gobernadores del BCE, un organismo que se reunirá la próxima semana. Es probable que sea una sesión muy animada. DER SPIEGEL. 30-5-2011 EEUU. The Wall Street Journal ¿Salió EEUU de la crisis con un problema crónico de crecimiento? Sara Murray y Jon Hilsenrath La mayor economía del mundo podría estar padeciendo un problema de crecimiento. Tras un decepcionante primer trimestre, los economistas predijeron ampliamente que la recuperación de Estados Unidos volvería a ganar fuerza tan pronto como se aliviaran dificultades de corto plazo como el alza de los precios de la gasolina, el mal tiempo y los problemas de suministro en Japón. Pero hay pocas señales de que eso esté ocurriendo. La producción se está enfriando, el mercado inmobiliario sigue de capa caída y los consumidores aún no han perdido el miedo a gastar. Esto quiere decir que es posible que el camino que debe recorrer la economía estadounidense hasta su completa recuperación sea mucho más largo y lento de lo esperado. "Es muy difícil generar una rápida recuperación cuando tradicionalmente, las recuperaciones rápidas solían estar impulsadas por los bienes raíces y los consumidores", apunta Nigel Gault, economista de la consultora IHS Global Insight. Según sus cálculos, el crecimiento se estancaría en una tasa anualizada y en términos reales de menos de 3% en los próximos trimestres; mejor que la tasa de 1,8% en los primeros tres meses, pero todavía demasiado débil para compensar el desempleo. Un número mayor de expertos está revisando a la baja sus predicciones de crecimiento para el segundo trimestre. Economistas de J.P. Morgan Chase & Co. redujeron su estimado de 3% a 2,5%, mientras que los de Bank of America Merrill Lynch recortaron el suyo de 2,8% a 2%. Deutsche Bank ha rebajado su pronóstico de 3,7% a 3,2%. Las compañías también se muestran cautelosas. Applied Materials Inc., el mayor fabricante de máquinas utilizadas en la producción de chips para computadoras, dijo que después de registrar uno de sus mejores trimestres, anticipa una desaceleración del crecimiento en los mercados de semiconductores y solar. Hewlett-Packard Co. recortó sus perspectivas para el año fiscal debido a las débiles ventas de computadoras y los efectos del desastre en Japón. Clorox Co. ofreció un pronóstico más reservado para su negocio de bienes de consumo y cuidado del hogar, a medida que los ejecutivos concluyeron que los precios más altos probablemente harían mella en sus ventas. Este panorama deprimido plantea una pregunta más profunda sobre la salud de la economía estadounidense: ¿ha salido de la crisis de 2008 y 2009 con un problema crónico de crecimiento? Algunos economistas creen que ha sido así. "Esperamos que la economía se desempeñe de acuerdo con normas que son muy difíciles de cumplir cuando se carga con una deuda privada y pública tan grande", señala Carmen Reinhart, economista del Instituto Peterson de Economía Internacional. Reinhart cree que las previsiones de crecimiento de la Reserva Federal de EE.UU. han sido demasiado optimistas y que al país podría esperarle un período prolongado de crecimiento insuficiente y alto desempleo. En los pronósticos de abril, los funcionarios de la Fed proyectaron que la economía crecería a una tasa anualizada y en términos reales de entre 3,1% y 3,3% en 2011, y entre 3,5% y 4,2% en 2012. Eso supera las expectativas de los economistas independientes, que en promedio, predijeron una tasa de 2,9% para 2011 y de 3,1% en 2012, según Blue Chip Economics, que encuesta cada mes a economistas. Incluso si las dificultades temporales se calman, la economía podría enfrentar problemas a medida que la Fed vaya minimizando sus esfuerzos de estímulo, los gobiernos estatales y locales reduzcan el gasto para equilibrar sus presupuestos y el Congreso trata de ahorrar en gastos fiscales el año que viene. Con todo, algunos rincones de la economía muestran fortaleza. El crecimiento del empleo ha sido relativamente robusto en los últimos meses y la expansión en mercados emergentes ayuda a mantener a flote la demanda interna. Aun así, los economistas creen que será necesaria una mejora fuerte y sostenida en el panorama laboral para que los hogares vuelvan a gastar libremente.Judy Sheppers, de 70 años, no duda que la economía esté mejorando: acaba de encontrar empleo en una oficina de bienes raíces después de haber sido despedida en 2008, y ahora puede darse gustos como almuerzos o cenas en restaurantes. Pero aún se restringe en gastos más sustanciales. "Me encantaría viajar", dijo Sheppers, pero las vacaciones no caben en su presupuesto. En su lugar, ella y unos cuantos amigos planean excursiones a playas cercanas. "Yo manejo, ellos pagan la gasolina". Entre tanto, con la caída de los precios y la debilidad de las ventas en el mercado inmobiliario, tanto constructores como compradores están bajo presión. Tras arrancar el año con buen pie, el optimismo de Victor DePhillips se está desinflando. El presidente ejecutivo de Signature Building Systems, que fabrica casas prefabricadas y emplea a unos 165 trabajadores, asegura que el número de pedidos se ha diluido en las últimas semanas. Si bien el panorama no es tan negro como cuando la crisis llegó a su punto álgido, parece que los compradores potenciales siguen conteniéndose, posiblemente por temor o porque creen que los precios podrían bajar aún más, dice DePhillips. "Da miedo", reconoció el ejecutivo. "No sé cómo explicarlo". Desde que la recesión terminó oficialmente a mediados de 2009, la tasa anualizada de crecimiento ha promediado 2,8%. Eso no es mejor que su rendimiento tras la recesión mucho más suave de 2001, y mucho peor que la de 7,1% después de la recesión de casi la misma gravedad de 1982. "No generar una recuperación considerable tiene altos costos", advirtió Joseph Lupton, un economista de JP Morgan Chase & Co. Una de las consecuencias más destacable: un alto desempleo. Unos 5,8 millones de estadounidenses llevan más de seis meses desempleados, y un crecimiento económico lento y prolongado debilita las probabilidades de que se reintegren a la fuerza laboral. Estas perspectivas cambiantes de cara al crecimiento podrían convertirse en una prioridad para la Fed en las próximas semanas. Los funcionarios del banco central emitirán nuevos pronósticos tras su reunión del 22 de junio y es posible que tengan que volver a rebajarlos. Si la expansión de la economía decepciona, eso podría calmar los temores inflacionarios, lo que a su vez reduciría la probabilidad de que la Fed suba las tasas de interés en el corto plazo. THE WALL STREET JOURNAL. 30-5-2011

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