El ciclo electoral abierto en Galicia va a tener el 21 de abril y segundo asalto. Será en Euskadi, donde se celebrarán las elecciones autonómicas más reñidas que se recuerdan.
¿Cuál es el cuadro a pocas semanas de que las urnas decidan el próximo lehendakari? ¿Qué efectos pueden tener estos comicios en Euskadi y en una política nacional especialmente convulsa?
Las encuestas publicadas no despejan el futuro. Más bien anuncian incertidumbre. El PNV, histórico dominador de la política vasca, puede ver su trono en peligro.
Casi todas las proyecciones anticipan una victoria peneuvista, que podría revalidar gobierno repitiendo la coalición con los socialistas. Pero por un margen tan estrecho frente al avance de Bildu que en Sabin Etxea han saltado todas las alarmas.
Hay que recordar que el PNV viene de unas municipales y generales el pasado año en las que perdió 90.000 votos, siendo casi igualado en sufragios por Bildu.
La dirección del PNV tomo nota del desgaste, y anunció que el actual lehendakari, Iñigo Urkullu, no repetiría como cabeza de cartel. Presentando en su lugar a Imanol Padrales.
En el retroceso del PNV y el ascenso de Bildu no responde a ningún rebrote soberanista. Se explica por los recortes, ejecutados por el PNV, una formación de la derecha más tradicional, que la población vasca sufre crecientemente.
En los últimos cuatro años se han disparado las movilizaciones contra la degradación y privatización de la sanidad pública vasca. Y algo similar sucede en el campo de la educación.
Situar a Bildu como la opción de la izquierda en Euskadi es una subversión que no debemos aceptar
Estas elecciones van a ser un nuevo test para el PSOE, tras la debacle sufrida en Galicia. Un nuevo varapalo en Euskadi, donde además gobiernan en coalición con el PNV, haría menguar el ya muy recortado poder territorial de los socialistas. Y afectaría a la salud del gobierno de coalición.
Maxime teniendo en cuenta que Sumar y Podemos han protagonizado un nuevo enfrentamiento, presentando dos candidaturas opuestas.
¿Y cómo explicar el ascenso de Bildu, que pronostican todas las encuestas?
No responde a una “radicalización nacionalista”, ni se está abriendo un “procés vasco”. La dirección de Bildu lleva varios años aparcando mensajes poniendo en primer plano mensajes sociales. La decisión de no volver a presentar a Otegi como cabeza de cartel electoral forma parte de esta estrategia. Por el rechazo que lógicamente genera alguien como Otegi es un activo electoral tóxico.
Pero que no nos confundan. La dirección de Bildu no se ha autocriticado de sus pasados vínculos con el terror de ETA. Y es una fuerza independentista, que promueve la división y la fragmentación.
Hay quienes hoy llaman a la izquierda a concentrar su voto en Bildu. Como en Galicia defendieron entregar el liderazgo de la izquierda al BNG.
Una cosa es aprobar medidas sociales a través de acuerdos con Bildu, en el parlamento vasco o en las cortes españolas, y otra difundir que la izquierda vasca tiene que aceptar la dirección de un partido que, aunque ya no se presente en las listas, sigue estando bajo la dirección de gente como Otegi.
Esa es una rueda de molino que no nos debemos tragar en ningún caso.