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El rey ausente

A mediados de marzo, Felipe VI fue colocado en el centro de un escándalo por las “irregularidades financieras” de su padre, Juan Carlos I, al estar vinculado con el fondo secreto en el que fueron depositados 65 millones de dólares provenientes de Arabia Saudí.
Más importante que el mensajero, es preguntarse sobre quién escribe el mensaje. Y en eso Pilar Urbano tiene una larga experiencia. Desde ‘La Reina’ a ‘El precio del trono’ o ‘La gran desmemoria’, nadie mejor para conocer lo que está en juego en torno a la corona
española.

¿Es casualidad que los hechos recientemente destapados por el diario británico ‘The Telegraph’ salpiquen ahora al nuevo Jefe de Estado, Felipe VI, o le conviene a alguien?

Casi siempre es en los periódicos donde se destapan las cosas, pero el periódico, en este caso The Telegraph, es sólo el correveydile. Detrás de un periódico hay un empresario y detrás un paganini. Yo no quiero buscar brujas ni fantasmas, pero toda alianza anglo-americana y anti-europea siempre me hace sospechar de George Soros. Un magnate con mil vínculos de poder, que de pronto tiene 440 instalaciones de la nada en Cataluña, think tanks, ongs, fundaciones culturales, centros decisorios de influencia, donde se mueven personas y dinero… Soros es el hombre de las revoluciones de color: Serbia, Ucrania, Túnez, Egipto, Libia, la Primavera Árabe, Hong Kong, varios puntos de África… Y Cataluña es otra revolución más de color, la amarilla.

Inglaterra destapa ahora esto, pero eso ¿qué significa?, Pienso que hay un interés contra Europa, no sólo contra España, porque España no es el ombligo del mundo.

Si Inglaterra destapa esto, es que hay un interés contra Europa, no sólo contra España

Por otra parte, lo que se ha destapado es una cosa antigua, ya se sabía. No quiero quitarle importancia, eh, porque es muy grave que un monarca se lleve una comisión, un 3 o un equis %, por mucho que haga ganar a unos empresarios. Pero hay otros temas más serios. Entonces, ¿por qué sacan esto ahora? Juan Carlos es ya un ausente, abdicado con forceps, y expulsado oportunamente y con dolorosa agilidad por su hijo, de modo que lo que hizo o lo que haga le mancha sólo a él. Felipe VI no ha querido ni saber qué había ahí, en las cuentas de esas sociedades. Ha renunciado a todo.

Si hablas con el que fue delegado de CEPSA, te contará que Juan Carlos, ya cuando era príncipe, se llevaba un dólar, y a veces dos, por cada barril de crudo, que nos llegaba de Arabia o de Emiratos. Hablamos de 10 mil o 100 mil barriles. En un flujo continuo de cargueros, durante muchos años. Son muchos millones.

Pero como decías, es una historia muy antigua…

Hay un momento en el que Felipe, todavía príncipe, le para los pies a Juan Carlos, en una cena en El Landó. Y le dice «si quieres vivir un romance amoroso con Corinna y te quieres divorciar, abdica». Lo que ha hecho Felipe VI le dignifica, porque renunciar a unas riquezas no es barato, y poner firme a un padre es doloroso.

El rey Felipe ha aprendido ya varias lecciones: vivir con sobriedad y sin dar escándalos – trabajo y familia-; que los derechos reales adquiridos están alicatados con deberes hacia el país; que tiene que ganarse el sueldo día tras día. Y también ha aprendido a crear distancias, a cortar lazos fuertes con cuchillo. Cuando un perro desvía al trineo, se le corta la cuerda. Una vez fue Marichalar, otra fue Urdangarin, otra su hermana Cristina ¡y era su preferida!, y otra su padre. Y ha guardado las distancias con amigos peligrosos, cosa que no hizo su padre, y los tuvo sinvergonzones, aprovechados… ¿Quién hacia negocios con los KIO?, los amigos del Rey, Manuel Prado y Colón de Carvajal, JR, Javier de la Rosa…

Hubo dos operaciones económicas del viejo Rey, con Corinna de intermediaria, que menos mal que no prosperaron, porque se trataba de sectores estratégicos. Una era la venta del 30% de Repsol a la Lukoil rusa, con Putin detrás. No llegó a término, porque se opuso el Gobierno. Y luego, la OPA a Enagas, que se intentó en Alemania, en el castillo Schökingen, en Ditzingen. Un banquete al que asistieron don Juan Carlos y Corinna, ‘muñidora’ de la cena, entre cuyos comensales estaban los jefazos de Daimler, Bosch, Thyssen-Krupp, Bertelsmann…

Y Wulf Bernotat, presidente de EON, como ‘caballero blanco’ en la OPA de la eléctrica española Endesa. Allí mismo le comentó al rey Juan Carlos sus planes para hacerse con Endesa y arrebatársela a Gas Natural y a La Caixa. Por eso digo que resucitan historias un poco viejas.

FelipeVI sabe que recibe una herencia que le quema en las manos: una corona desprestigiada, devaluada. Y a él le está tocando devolverle prestigio y valor. Un valor de utilidad social. Es decir, socializarla y que los ciudadanos la estimen como ‘un bien común’.

Pero más allá del «amor al dinero fácil», en esos movimientos jugaban intereses políticos estratégicos de uno u otro centro de poder…

No lo sé. Juan Carlos lo mismo negocia cazando osos en Polonia, que vendiendo los viejos Talgos a Sadam Hussein. El Rey ha tenido un gran prestigio como actor político en la recámara. Cuando Bush junior no recibe a Zapatero porque se ha retirado del frente armado contra Irak, animando a otros a hacerlo también, Juan Carlos, estando en EEUU, telefonea a Bush, va a verle y come con él y su familia en el Día de Acción de Gracias. Al final, Bush recibe a Zapatero. El mismo Rey dice, ya de vuelta «yo puedo mojarme por mi presidente del Gobierno, pero no puedo nombrar ministros, ni destituir a embajadores, ni dar un decreto».

Por eso, cuando el rey telefonea o escribe al presidente de un país, tiene que saber de antemano que va a haber una buena respuesta. Y ahí juega la diplomacia de antecámara. Juan Carlos, todo hay que decirlo, ha salvado muchos intereses de España; pero también ha satisfecho ambiciones suyas personales.

Pero estos hechos se destapan justo ahora cuando, después de la pandemia sanitaria, nos viene una pandemia económica…

Pero eso les va a pasar a todos, a EEUU, a Gran Bretaña, a Italia, a Alemania… Muchos no van a levantar cabeza. Pan negro para todos. Y el Brexit ha llegado en el peor momento. No veo una línea estratégica perversamente dirigida a perjudicar sólo a España. Somos un actorcillo más, con un Coronavirus más, y un Gobierno que lo ha hecho rematadamente mal. Pero esta postcrisis va a ser mundial y afectará a todo el mundo. Estamos ante un escenario que todavía no se ha despejado; por lo que todavía no sabemos en la nueva situación quiénes van a ser nuestros contrincantes o nuestros amigos. El escenario político no está definido. También hay brumas de incertidumbre sobre el papel de Rusia, de China, de Israel. ¿Cuál será el nuevo país fuerte? ¿Quiénes sus aliados? ¿Qué papel tendrá España? El precio de no tener que rescatarnos ¿será que cumplamos el guion que Europa nos dicte sobre qué partidos sobran en el actual gobierno y qué fuerzas han de unirse para una ‘gobernanza de tránsito’? Está todo por ver.

¿Por qué no se convierte en un escándalo, como usted ha demostrado en alguno de sus libros, el papel que ha jugado el Rey en otros tiempos, de acuerdo con intereses ajenos a nuestro país?, sin ánimo de quitarle peso a la gravedad de los hechos más recientes.

A Juan Carlos no se le han pedido cuentas de cosas mucho más graves. Él empieza a reinar con el compromiso de meter a España en la OTAN, una hipoteca política y militar, a cambio de las ayudas estadounidenses. Luego está el tema de Adolfo Suárez, su dimisión y el 23 F no son por ETA, son por OTAN. El tema de los GAL… Al Rey se le informa de las ’acciones en el sur de Francia’. El Gobierno de Felipe González quiso que tuviera noticia. Incluso de ello hubo un deliberado registro sonoro. Y como había very important persons involucrados, no hubo interés en desclasificar los papeles del CESID e investigarlo. Como le dijo Felipe González a Aznar, «yo quiero salvar al Rey, pero si a mí me hunden…». Las X del GAL y del 23F están sin despejar. Antes te he citado CEPSA, Repsol, Enagas, KIO… Están también pendientes las obraspúblicas y las ventas de bienes de equipo para Arabia Saudí… El nuevo periodismo de investigación tiene mucho que hacer.

Felipe VI sabe que recibe una herencia que le quema en las manos

Y luego están las demandas de paternidad, que no se han querido averiguar, pero están judicializadas.

Me parece poco elegante atacar a un «ausente», pero tengo que decirlo en defensa del actual monarca. Uno no tiene responsabilidad más que de lo que hacen sus hijos, y sólo si son menores; pero ¿de los padres, de los cuñados, de las hermanas…? No. Y Felipe no sólo ha renunciado a una herencia sospechosa, ha expulsado a Juan Carlos de la lista civil, del protocolo de la Casa Real, de la representación de España en el exterior. En otras palabras: institucionalmente, ha cortado los lazos con su padre. Lo ha tachado.

En su libro, «El precio del trono» se hace referencia al precio que tuvo que pagar el rey emérito, Juan Carlos I para llegar al trono. ¿Se ha tenido que pagar precio alguno por la llegada de Felipe VI?

No creo. Fíjate en qué situación estaba la corona, y bastante ha hecho… solo y a pulso. Yo hubiera salido corriendo. Él considera que su deber es recibir la corona, reinar, y luego entregarla a su hija. Si por reinar hubiese tenido que renunciar a Letizia, lo habría hecho. “Aunque se hubiera abierto la tierra bajo mis pies”, me dijo literalmente.

No, no tengo noticia de que haya pagado un precio por la corona. Hay que tener en cuenta que llega al trono y el patio político que se encuentra es un gobierno desmantelado, por moción de censura, rondas de consulta interminables, sin que los líderes quieran anudar acuerdos, y eso ya es un potro de desgaste para un rey. Después, un gobierno interino, desapoderado y sin definición exterior, durante mucho tiempo. Lo ha tenido ¿difícil?, no, lo siguiente.

El precio de no tener que rescatarnos, ¿será que cumplamos el guión de Europa?

Y yo no he visto, ni veo padrinazgo exterior. Me parece un rey solitario, sin mecenas ni arropos económicos o políticos extranjeros. Lo cual, por otra parte, garantiza una soberanía y una no-dependencia, en un mundo tan interdependiente y mutual. Veo a Felipe VI como un equilibrista… enjaulado. Esa soledad será quizá el precio de no haber pagado precio. Pero la buena soledad –la que ahuyenta rémoras y compañías oxidantes- genera autoridad, prestigio y libertad.

Cuando se aplicó el 155, el Rey jugó un papel fundamental. ¿Qué le parece el papel que ha jugado ante la pandemia?

El Rey es un símbolo. La Reina de Inglaterra se ha retirado a uno de sus palacios y no ha aparecido en toda la pandemia. En cambio, el Rey de España, con guantes y mascarilla, ha mantenido reuniones presenciales y audiencias on line casi todos los días, con distintos sectores sociales, económicos, culturales, sanitarios, militares. No cabía esperar que saliera vestido de astronauta hospitalario, con bata blanca, pero en mi opinión está jugando el papel que tiene que jugar. En Zarzuela, que es la primera casa de la nación, él, la familia real y todos los empleados, trajeados de negro, se adelantaron a declarar con su rito propio el luto nacional. Yo ahí capté en Felipe el instinto de adivinar lo que el pueblo pedía. Como cuando se presentó en el Ifema convertido en un monumental hangar con dos mil camas…

Para una periodista que cuida con escrupulosa rigurosidad el proceso de contrastar la información y sus fuentes, ¿qué papel ocupan los bulos y fake news en el actual clima político?

Las fakes son el peor virus que puede haber. Si se carcome el derecho constitucional a la información veraz se gangrena al país. Un país desinformado, torticera y torcidamente engañado, es un país de peleles. Ciudadanos condenados a la ignorancia, al despiste, a la desorientación, al bulo… Es la mayor de las miserias. Mejor es que no nos den noticias a que nos las den engañosas. Una cosa es equivocarse al informar, y otra cosa es mentir. ¿Qué hacer ante un océano de Internet plagado de bulos y rumores fake? Desconfiar. Repreguntarse mucho, ante cada ‘novedad`, ¿quién la respalda?, ¿quién la firma?, ¿qué datos aporta? Desarrollar una gran capacidad crítica.

Bueno, en definitiva, la democracia no es sólo un sistema de participación; es también un sistema de desconfianzas, de ahí los controles y los contrapoderes. Porque la desinformación, la opacidad, y la mentira son tres peligros letales para una democracia. Primero nos meten miedo, luego nos lo quitan. Nos garantizan un trabajo, vía ERTE; luego nos lo quitan, vía ERE. Pactan recortes sin contar con nadie. Nos dan unas cifras de material sanitario; luego resulta ser un fiasco. Nos blanquean las listas de muertos. Pactan gobiernos con quienes nos juraron que jamás pactarían. Decir una cosa y hacer otra es también técnica fake. ¿Qué consiguen? Fomentar el pelelismo del ciudadano ignorante, dócil y amedrentado.