«Grecia ha puesto fin a cinco años de humillación. El pueblo griego ha pasado página, estamos recuperando nuestra dignidad, nuestra soberanía. La troika es cosa del pasado» ha dicho Alexis Tsipras la misma noche de la victoria. Syriza ha ganado porque la mayoría del pueblo griego rechaza el saqueo impuesto por la troika, sí, pero también, como han dicho muchos de sus votantes en las encuestas a pie de urna, «porque la gente quiere recuperar soberanía».
Ha bastado apenas una hora para que Syriza e Independientes Griegos, la fuerza de la derecha patriótica y democrática que se escindió de Nueva Democracia y denuncia los rescates, la troika y los dictados de Berlín, se hayan puesto de acuerdo para formar gobierno. Syriza -una coalición de fuerzas políticas y sociales- da así un paso más en el camino de crear un Frente Amplio capaz de enfrentar con éxito el proyecto hegemonista, uniendo a todas las fuerzas que, a derecha e izquierda se oponen al saqueo y la pérdida de la soberanía nacional. «El pueblo griego estamos recuperando nuestra soberanía» Grecia se encamina hacia la formación de un gobierno con marcados rasgos antihegemonistas con un sólido apoyo parlamentario (162 diputados de un parlamento de 300). Punto de inflexiónEl triunfo de Syriza constituye un punto de inflexión en la política europea y lanza una onda expansiva por toda la zona euro. El pueblo griego acaba de colocar una bomba en los cimientos del hasta ahora incuestionado e incuestionable proyecto de Washington y Berlín. Algo muy importante ha comenzado a cambiar en Europa: sí se puede hacer retroceder a la troika y a sus lacayos en cada país. Y los que nada tienen que perder pueden alcanzar el gobierno si se organizan políticamente para dar la batalla. Un mensaje de alta intensidad para la Unión Europea, con especial irradiación en España, Portugal, Francia e Italia.Grecia ha puesto de manifiesto que la indignación y el rechazo popular al proyecto hegemonista es profundo, coge fuerza y va en serio. Grecia es hoy la punta de lanza, pero los demás países del sur de Europa donde la indignación y el rechazo tienen profundidad y han calado en amplios sectores sociales, cuentan tras el 25-E con un referente político de primer orden que pone la defensa de la soberanía nacional, la redistribución de la riqueza y la ampliación de la democracia en primer plano de su política de gobierno. Como dice el diario portugués Expresso, “Hay elecciones más peligrosas que estas. La dimensión de la victoria de Syriza puede haber sido sorprendente, pero no fue una sorpresa para Bruselas y Berlín. Y saben también que hay elecciones más peligrosas para Europa, en España, Francia o Reino Unido. No es solo la cuestión de la deuda lo que va a estar en cuestión, sino toda la arquitectura de la Unión Europea”. A lo que añade el corresponsal del New York Times, “la victoria de Syriza levantará esperanzas para los partidos críticos de la Unión Europea, sobre todo en España. El ejemplo de Grecia hoy puede llegar a ser un precursor de lo que ocurra en otros países como España, Portugal o Italia.”Agudización tensiones políticasLa victoria del pueblo griego y la derrota del hegemonismo auguran una agudización de alto voltaje en la política europea en los próximos meses; “un nuevo choque en Europa” como lo ha calificado el Wall Street Journal. Las primeras reacciones de los principales portavoces del hegemonismo son un claro indicador de que van a intentar doblegar por todos los medios el desafío que les ha lanzado el pueblo griego. “El nuevo gobierno griego no debe hacer promesas que el país no puede permitirse” ha dicho la misma noche de la victoria de Syriza el presidente del Bundesbank alemán, con quién se ha alineado el presidente del europarlamento, el socialdemócrata alemán Martin Sulchz que ha descartado de inmediato una quita de la deuda griega. Desde los medios alemanes, Berlín se ha precipitado a lanzar duras amenazas contra Syriza. “Su posición es inestable: no tiene aliados en Europa y necesita desesperadamente dinero del exterior”, dice el Frankfurter Allgemeine Zeitung; “los griegos deben esperar verdades incómodas. La más importante: Grecia está en quiebra y, si no hay donantes alternativos, Tsipras no tendrá más remedio que acercarse a la troika”, remacha Die Welt. Por su parte, los mensajes que vienen de EEUU y el mundo anglosajón son todavía más inquietantes, ya que no se refieren sólo a una posible asfixia económica del nuevo gobierno sino que constituyen una auténtica amenaza a la misma democracia. El New York Times advierte que “el señor Tsipras debe moderar sus promesas de campaña y adoptar un enfoque más centrista. De lo contrario las cosas podrían empeorar mucho.” Mientras el Financial Times avisa que “quizá la predicción más segura es que el señor Tsipras es poco probable que disfrute de ocho años consecutivos en el gobierno”. Ese «las cosas podrían empeorar mucho» viniendo de donde viene no pude entenderse sino como una amenaza directa y en toda regla. Los pueblos, y en especial los del sur de Europa, sabemos muy bien cómo se las gasta Washington. Pero al mismo tiempo, en una doble maniobra, intentan también reconducir al nuevo gobierno griego a aceptar las reglas del juego impuestas por Washington y Berlín a cambio de que éstos se muestren algo más “generosos” ante el sufrimiento que han impuesto al pueblo griego. Es el mensaje que ya han empezado a lanzar desde la socialdemocracia francesa e italiana. «Para derrotar al bipartidismo se necesita un frente amplio» El líder de los socialdemócratas europeos, Gianni Pittella, ha celebrado la victoria de Syriza, porque “permite romper con la austeridad”. Añadiendo inmediatamente después que “la renegociación de la deuda griega, en particular la extensión del rescate, no debería considerarse ya un tabú”. En un acto de prestidigitación, la quita de una parte importante de la deuda que propone Syriza en su programa electoral se convierte en… “la extensión del rescate”. Es decir, se puede “abrir la mano”, negociando condiciones más suaves para el pago de la deuda… si el nuevo gobierno la reconoce y acepta pagarla en su totalidad.
El pueblo griego ha asestado un formidable golpe al hegemonismo. Pero la batalla no ha hecho más que comenzar. Y cuanto más consecuentemente defienda Syriza su posición antihegemonista, más dura y brutal será la batalla.Sí se puedePara nuestro país, las consecuencias del triunfo del pueblo griego van a ser importantes. El viento popular y patriótico que irrumpió el 15-M y empezó a tomar forma política en las europeas recibe un fortísimo impulso desde Grecia. El SÍ SE PUEDE que nuestro partido lanzó en las elecciones de 2008 ha tomado cuerpo y se ha hecho realidad ya en Grecia.El PP deberá tomar nota que el discurso del miedo y de una recuperación económica que no es percibida por la mayoría de la población puede no servirle ya para ganar las próximas elecciones. El descalabro del Pasok, por su parte, se convierte en una pesadilla para el PSOE. La irradiación de los resultados de Grecia puede incluso a llegar a poner en cuestión si la apuesta de adelantar las andaluzas ha sido acertada políticamente para el PSOE o ahonda el agujero negro al que parecen abocados. Coyunturalmente, el triunfo de Syriza da alas a Podemos y previsiblemente puede convertir la concentración del 31 de enero en Madrid en un acto de fuerza mucho mayor de lo que se preveía. Sin embargo, al mismo tiempo, si el nuevo gobierno griego se mantiene firme en su programa de acusados rasgos antihegemonistas -lo que implicará necesariamente fuertes choques, tensiones y conflictos con el FMI y Merkel-, a la dirección de Podemos le resultará más difícil políticamente hacer comulgar a sus bases y sus votantes la deriva hacia la “centralidad” -con la consiguiente aceptación de las reglas del juego impuestas por Washington y Berlín que exige- en que parecen estar embarcados. Para la línea de Frente Amplio que impulsan nuestro partido y Recortes Cero, la victoria de Syriza y la formación del nuevo gobierno con la derecha patriótica y democrática es un elemento de propaganda, extensión y organización de primer orden. Puesto que pone de relieve tres cuestiones clave, que están en el centro nodular de nuestra alternativa. En primer lugar, que para derrotar al bipartidismo se necesita un frente amplio capaz de unir a todas las fuerzas, clases y sectores sociales opuestos al saqueo, no un “partido único”. En segundo lugar, que ese frente amplio ha de coger como centro la defensa de la soberanía nacional para poder aplicar una política de redistribución de la riqueza y ampliación de la democracia. En tercer lugar, que unir al 90% de la población exige partir de la orientación fundamental de ir “de lo social a lo político y de la derecha a la izquierda”. Tres enseñanzas de un altísimo valor que ha puesto de manifiesto el histórico triunfo del pueblo griego.