La fiebre institucional que le ha entrado últimamente al líder socialista, siempre interesado en buscar grandes acuerdos de Estado con el Gobierno, va a encontrar un serio tope en la reforma de las pensiones. Fuentes socialistas confirman que Alfredo Pérez Rubalcaba está defendiendo en privado la necesidad de alcanzar un pacto con el PP en un asunto tan sensible con éste, un movimiento que ha frenado en seco el Grupo Socialista, donde predomina la opinión de que no se le debe regalar al Gobierno nada en este asunto, pues hay que pagar a Mariano Rajoy con la misma moneda que éste utilizó a mediados de 2011 cuando a Zapatero todavía le quedaban cinco meses escasos de permanecer en La Moncloa. El líder socialista ha comunicado recientemente al presidente los problemas que encuentra para alcanzar un acuerdo.
La memoria de los diputados socialistas se remonta a junio de ese año, cuando el Congreso aprobó, con el voto en contra del PP, la reforma de las pensiones que retrasó la edad de jubilación a los 67 años. Los socialistas solo contaron entonces con el respaldo de los nacionalistas catalanes y la abstención de los vascos, pero el PP y el bloque de izquierdas rechazaron los cambios, en buena medida debido a la torpeza negociadora, se admite en el PSOE, que tuvo la ex vicepresidenta económica Elena Salgado.
El caso es que esta actitud le va a pasar ahora factura al Gobierno de Mariano Rajoy. “Hemos defendido dentro del Grupo que hay que alcanzar algún tipo de acuerdo en la reforma de las pensiones porque hay margen para ello y es un tema de Estado, pero la mayoría de los diputados están en contra”, admite un destacado miembro de la ejecutiva socialista.
En este clima generalizado que predomina en el PSOE en contra del apoyo al Gobierno pesa también la postura de los sindicatos, sobre todo de UGT. “La férrea oposición de Cándido [Méndez] a la reforma nos quita casi todo el margen para el pacto. En este caso, Comisiones Obreras, al menos un sector del sindicato, está manteniendo una actitud más abierta”, apunta la misma fuente.
Pese a estas divergencias, en la dirección del PSOE se va a explorar durante el debate de la reforma en el Pacto de Toledo la posibilidad de alcanzar algún tipo de entendimiento, aunque sea parcial, aprovechando los aspectos incorporados al informe de los expertos que más relación tienen con la evolución demográfica de la población. El gasto en pensiones ha subido en los últimos diez años un 76% y de media se ha incrementado en un 6% anual. Si a estos datos se añade lo que va a suponer la entrada en el sistema de la generación del baby boom y que el sistema de Seguridad Social está en déficit desde 2010, todas las alertas se disparan, se admite también en el Ministerio de Empleo que dirige Fátima Báñez.
Los expertos proponen introducir el factor de la esperanza de vida en el cálculo futuro de las pensiones, multiplicando la prestación inicial con la que los nuevos jubilados entrarían cada año en el sistema por un componente de equidad intergeneracional. Este coeficiente resultaría de dividir la esperanza de vida de los que han entrado en el sistema con una edad determinada en un momento anterior, entre la esperanza de vida de los nuevos jubilados que entran con la misma edad pero en un momento posterior. El equipo de Rubalcaba se ha mostrado abierto a entrar en esta discusión y a admitir, incluso, un adelanto de los plazos, pero la férrea oposición del Grupo Parlamentario se lo va a poner muy difícil, explican las mismas fuentes.
En los cálculos socialistas pesa mucho el calendario electoral, ya que las discusiones en el Pacto de Toledo y la posterior tramitación parlamentaria, correrán paralelas a la precampaña de las europeas. La reforma de las pensiones entrará en vigor en enero, cuatro meses antes de estos comicios, pero será de tal calado que influirá políticamente durante el resto de la legislatura, aseguran medios socialistas, sobre todo si, al final, el Gobierno se ve en la tesitura de tener que legislar en solitario.