el gasoducto de Nabucco podría aportar el equivalente al 40 ó 50 por ciento del suministro europeo.
Estados Unidos se comromete a garantizar junto a la Unión Europea la seguridad del proyecto del gasoducto Nabucco, con el que Europa quiere acceder al gas del mar Caspio y reducir así su dependencia energética de Rusia.Así se recoge en el Carta Estados Unidos-Georgia que se firmará hoy en Washington, una asociación estratégica que persigue acercar a Georgia a la Unión Europea y a la OTAN y promover su desarrollo económico, político y cultural, explicó en rueda de prensa en Madrid la secretaria del Consejo de Seguridad del país caucásico, Eka Tkeshelashvili.Aseguró» que uno de los motivos que llevó a Rusia a invadir Georgia este verano fue el de impedir esta alternativa de suministro energético».Recordó que el proyecto Nabucco pretende llevar a Europa el gas del mar Caspio a través de Turquía pasando por Georgia, con lo que se evitaría atravesar Rusia.»Ahora tenemos una buena posición para negociar», aseguró Tkeshelashvili, que subrayó que el gasoducto de Nabucco podría aportar el equivalente al 40 ó 50 por ciento del suministro europeo.El gasoducto deberá transportar entre 20.000 y 30.000 millones de metros cúbicos de gas anuales desde Asia Central y Azerbaiyán por la ruta Turquía-Bulgaria-Rumania-Hungría-Austria. El tendido comenzará a operar en 2013 y su construcción iniciará tres años antes. A su vez, requerirá inversiones de hasta 8.000 millones de dólares.Seis meses después de que se anunciase la construcción del Nabucco, «Gazprom anunció a su vez la construcción de otro gasoducto rival, junto con el grupo petrolero italiano Eni, el Southstream, que rodea Ucrania para alimentar también a Europa. Putin dijo indignado a finales de abril de 2006 en la ciudad siberiana de Tomsk, durante una cumbre ruso-alemana, que estaba harto de escuchar constantemente «comentarios sobre el peligro que supone depender de Rusia». Lanzó entonces la amenaza de «desviar» los hidrocarburos rusos a otros mercados, si Europa continuaba imponiendo «limitaciones y cortapisas».Aparte de las respuestas militares, todo parece indicar que Moscú había diseñado, de tiempo atrás, un arma de política exterior que explica en gran parte las actuaciones de los EU, la UE y obviamente de Rusia en las fronteras de la antigua Unión Soviética: la dependencia energética de los potenciales agresores de Rusia.Los desacuerdos financieros entre Ucrania y Rusia, a finales de 2005, tuvieron dos consecuencias de suma importancia: una inmediata – se trata de la interrupción del abastecimiento con gas natural, que afectó en gran medida a Europa – y otra, a largo plazo: tanto la UE, como Rusia decidieron buscar más intensamente rutas alternativas para abastecer el Occidente.Con su intervención militar en suelo georgiano, el pasado mes de agosto, Moscú ha logrado retraer a los inversores y crear incertidumbre sobre la viabilidad del proyecto Nabucco. Con la firma de el nuevo tratado parece que EE UU ha optado por darle un nuevo impulso al proyecto.La inclusión de Irán es un punto controvertido entre Washington y Bruselas, y a pesar de que ambos apoyen el proyecto Nabucco para limitar la influencia de Rusia, EE.UU. se opone a que Irán disponga de aire fresco en sus exportaciones de gas y petróleo.
