Recientemente tuve una conversación en la que todos parecían estar de acuerdo en que el nuevo pacto fiscal europeo es bastante loco. La conversación fue escuchada por un viejo político, que se volvió hacia nosotros y dijo que estaba de acuerdo en principio – pero añadió que si el tratado alentaba al Banco Central Europeo a ser más flexible, podía valer la pena. Más tarde hablé con un banquero central, que también estuvo de acuerdo en que el tratado era irrelevante, pero que estaba, sin embargo a favor de él, ya que serviría como una señal para los mercados financieros. Cuando hablé con mis contactos en los mercados financieros, me dijern que el tratado era una locura.«Si España cayera en un agujero negro, ningún fondo de rescate, por muy grande que fuera, sería capaz de sacarlo de él» Lo mejor que se puede decir acerca del tratados es que es innecesario. Todo lo que es probable que veamos en la versión final o está en los tratados vigentes o en la legislación, en particular en el llamado «six-pack», un conjunto de medidas de vigilancia política aprobadas a principios de este año. El resto podría ser introducido a través de nueva legislación secundaria.Mientras que no he encontrado a alguien que pueda explicar lo bueno que va a hacer el tratado (…), el daño que hará es más evidente. Basta pensar en la lucha totalmente innecesaria con David Cameron, primer ministro del Reino Unido. Pero el problema británico palidece en comparación con las potencias verdaderamente destructivas del tratado. Se alentará a los Estados miembros de la eurozona a adoptar políticas extremadamente pro-cíclicas.Esto ya está ocurriendo en España. Hasta la semana pasada, el gobierno dijo que no seguiría acumulando una medida de austeridad tras otra para cumplir con los objetivos de déficit acordados. Lo que parece una política sensata. La economía de España se está reduciendo a un ritmo más rápido de lo previsto por razones que están fuera del control del país. Bajo estas circunstancias, sería sensato dejar que funcionen los estabilizadores automáticos. Eso es lo que los estados miembros de la eurozona hicieron en 2009. Asegurando que la recesión, aunque fue muy profunda, por lo menos no fue excesivamente larga.El Fondo Monetario Internacional también estuvo de acuerdo con la posición del Gobierno español a principios de la semana pasada. El diario español El País citó a un funcionario del FMI diciendo que ajustar el nivel de recorte del déficit sería deseable, ya que lo contrario podría exacerbar, en vez de aliviar, las tensiones del mercado. El FMI pronosticó una recesión de dos años, con una disminución del déficit del 8 por ciento del PIB el año pasado, al 6,8% este año y un 6,3% el próximo año. Así que incluso con una superación significativa en la meta del déficit, España aún tendría una recesión – casi tan mala como la de 2009.Pero no. La semana pasada en una visita a Berlín, Mariano Rajoy, nuevo primer ministro de España, reiteró debidamente el compromiso de su gobierno con los objetivos de déficit acordados – 4,4 por ciento del PIB en 2012, y el 3% en 2013. Este año, quiere reducir el déficit en 2,2 puntos porcentuales, (…) y en otro 3,3 por ciento el próximo año – al mismo tiempo que la economía se está contrayendo.España está siguiendo el mismo camino tomado por Grecia. España es una economía mucho más sana, por supuesto. Pero también tiene un problema que Grecia no tiene – un sector privado muy endeudado. Esta es la razón por la cual una política de reducción del déficit excesiva podría llegar a ser tan tóxico.Richard Koo, economista jefe en el Instituto de Investigación Nomura, hizo recientemente un informe analizando el impacto del proceso de desapalancamiento en EEUU, el Reino Unido y la eurozona. España está experimentando una versión extrema de lo que él llama una «recesión de balance», a una escala mucho mayor que en EEUU o el Reino Unido. Desde el tercer trimestre de 2007, el sector privado español ha reducido su deuda en un 17,2% como proporción del PIB, mientras que el sector público compensó parcialmente el desapalancamiento del sector privado con un aumento de la deuda del 11,8% del PIB. La diferencia llegó en la forma de una contribución positiva del sector exterior – en otras palabras, de una caída en el déficit por cuenta corriente.Koo señala que –al igual que en Japón durante la década de 1990– es esencial que los gobiernos europeos den apoyo a la economía durante la fase de desapalancamiento del sector privado para evitar lo que de lo contrario daría lugar a una profunda depresión.Así que si España fuera a seguir el ejemplo de Grecia, e ignorar lo que sucedió en Japón, el resultado más probable sería una recesión severa y prolongada. Para mí, eso es una amenaza mucho mayor a la zona euro que cualquiera de las diversas ramificaciones de la crisis que nos excitan momentáneamente. En el gran esquema de las cosas, realmente no importa si los tenedores de bonos griegos están de acuerdo en una participación voluntaria. Si España cayera en un agujero negro, ningún fondo de rescate, por muy grande que fuera, sería capaz de sacarlo de él.La ironía es que un tratado fiscal que se proponía reducir la deuda de la eurozona podría ser la causa de una explosión de la deuda, ya que aumenta los riesgos de una recesión semi-permanente en gran parte del sur de Europa. Si eso llegara a suceder, nada podrá salvar a la eurozona.