El escrito de acusación de la Fiscalía Anticorrupción contra los 41 acusados de la primera fase del “Caso Gürtel” es demoledor en términos políticos para el PP. Por tres motivos. 1) afecta de modo directo a la dirección del partido al considerar al PP participante a título lucrativo de los negocios de la trama; 2) establece que el partido operaba con una doble contabilidad y una caja B, es decir, con dinero negro, oculto a la Hacienda Pública; 3) tres ex tesoreros del partido van a ser acusados de gravísimos delitos tratándose de personas que gestionaban los dineros de una formación política que representa a los ciudadanos; y 4) aunque los hechos sucedieron sustancialmente con Aznar al frente, Mariano Rajoy, Javier Arenas y otros ocupaban puestos de máxima responsabilidad, y fue Rajoy quien nombró tesorero a Bárcenas.
El Ministerio Público contradice de este modo severamente la tesis de los líderes populares que sostienen que el PP no se ha financiado ilegalmente, que su contabilidad es impecable y que es víctima de la trama Gürtel. Con estas acusaciones, hasta que se celebre el juicio y haya sentencia, el PP no es penalmente responsable ni está acusado. Es cierto. Pero políticamente su posición es difícil. Si están imputados Bárcenas y sus dos antecesores, es decir, tres personas que ocupaban un papel esencial en la máxima responsabilidad económico-financiera del PP, el partido, en términos políticos, tiene responsabilidades ineludibles y no haber hecho una limpieza a fondo, una regeneración de sus estructuras y estatutos, y tampoco haber asumido responsabilidad política alguna le va a perjudicar. Incluso algunos dirigentes comentan en privado que “vamos a pagar gravemente en las elecciones una respuesta ante la corrupción que ha sido un desastre”. Y los responsables de ese desastre siguen en sus puestos.
En un año que va a ser de campaña permanente (Municipales, Autonómicas, Catalanas, Generales), el PP se ve señalado y tendrá que afrontar estos meses con la losa de esta petición fiscal, el juicio del primero de los procesos de la trama en Valencia desde marzo a octubre y lo que queda por llegar de otras causas. Dinamita para los adversarios. Una losa para el partido.
Y esto no lo arreglan con videos como el que han distribuido en el que Rajoy, Cospedal, Arenas, Floriano y González Pons, en un ambiente familiar, de familia bien, eso sí, hablan de cómo está el patio. Bien asesorados, siguen el guión y reconocen que la gente les ve lejos y que han tenido poca sensibilidad hacia el sufrimiento de los ciudadanos. Sí, muy lejos. Y nula sensibilidad. Y no creo que el personal vaya a acercarse a ellos a base de marketing videográfico. Porque es lo que tiene gobernar. Por mucho video que hagas, por sus actos les conocemos, y su política es la que es, y les aleja cada día, como les aleja la sensación de inacción frente a la corrupción que nos ha anegado.
Y si a todo esto le añadimos las batallas internas, “al suelo que vienen los amigos” me decía ayer un dirigente popular, el panorama es complicado. Y en el cuartel general popular crece además cada día la preocupación con Albert Rivera y sus Ciudadanos, a quien perciben como el partido y el político que más daño puede hacerles, que más roto puede generar en las costuras electorales del PP. Las encuestas son lo que son, incluso es probable que los resultados electorales las dejen de nuevo en mal lugar, pero hasta Arriola tiene claro que ahora mismo son Rivera y su gente quienes están en disposición de alcanzar un porcentaje de votos en las generales que complique el panorama del PP para gobernar, aunque sea la lista más votada, y aunque Susana Díaz no se canse de repetir que en las generales debe formar Gobierno el partido que más votos obtenga.
PS: Y el miedo crece en la sede del PP al enterarse de que, en breve, un imputado en alguno de los casos más relevantes está a puntito de ponerse por primera vez a hablar de lo suyo públicamente. A defenderse. Tienen pavor a cada una de las palabras que pueda pronunciar. Saben muy bien que se trata de una persona que tiene muchas claves de lo sucedido, que los conoce bien a todos. Y que, si se lo propone, puede hacer mucho daño. Lo dicho, que queda mucha tela que cortar, y que al PP aún le pueden hacer un traje electoral.