Los hechos nos ofrecen una red de empresas “independentistas” alimentadas con el dinero público que la Generalitat les ofrece generosamente mientras lo recorta para la sanidad o la educación públicas
El “Institut de Nova Historia” difunde unas delirantes tesis, entre las que se encuentran la catalanidad de Cervantes, Colón, Leonardo Da Vinci o Hernan Cortés, o se atreve a sostener, sin miedo al ridículo, que El Quijote, La Celestina o El Lazarillo de Tormes fueron escritos en catalán y luego traducidos al castellano.
Pero nos equivocaríamos si lo reducimos a un ejemplo cómico del fanatismo de ciertos círculos independentistas. La dirección del Institut de Nova Historia es también el de la empresa Tasca Serveis d´Animació, al frente de la cual se encuentra Núria Bach, una “gestora cultural” que también preside otras compañías como Airun Serveis Culturals, Ideafix Team y Jan BCS.
El presidente del Institut de Nova Historia es Albert Codinas Poch. No es un historiador, sino un empresario que figura como administrador único de Tasca o Jan BCS, y está presente en la propiedad de más de una docena de empresas más.
Lejos de ser una institución solo dedicada a la investigación histórica, el Institut de Nova Historia es la puerta de entrada a toda una trama empresarial.
¿Es Albert Codina un “avispado empresario” y un “dinámico emprendedor”? No. Todas las empresas de esta auténtica trama independentista viven única y exclusivamente de parasitar el dinero público.
Solo en 2017, Tasca Serveis d´Animació, Jan BCS e Ideafix Team recibieron, únicamente del ayuntamiento de Barcelona, 1,5 millones de euros por hasta 65 contratos. Si contamos a la Generalitat el total de dinero público recibido asciende a los 5,9 millones de euros. Y estamos hablando de solo tres de las decenas de empresas de la trama independentista.
Un solo contrato del departamento de Trabajo de la Generalitat le reportó a Jan BCS y Tasca Serveis d´Animació 1,9 millones.
El Institut de Nova Història no es la reunión de un grupo de exaltados independentistas, que dan rienda suelta a sus delirios. Son una mafia organizada para asaltar el dinero público.
Sus relaciones con las élites burocráticas que controlan el procés son más que estrechas. En 2014, Jordi Pujol animaba por carta al Institut Nova Història a “continuar en la misma línea”. Y una de las empresas participadas por Albert Codinas es la que encabeza el hasta hace poco director general de Telecomunicaciones y Sociedad Digital, el organismo que debía acoger en su seno al llamado CNI catalán una vez que se hubiera proclamado la independencia. Y Codina encabeza, junto a Omnium Cultural, la ANC y otras entidades soberanistas una candidatura independentista para hacerse con el control de la Cámara de Comercio de Barcelona.
Los delirios del Institut Nova Història están subvencionados. Generosamente financiados por los Pujol, Mas, Puigdemont o Torra, los mismos que quitan dinero a la sanidad y educación públicas.
Una de las empresas de la trama independentista se llamaba “Asac Negocis”. En castellano la traducción sería “Negocios a saco”. Con ella recibieron sustanciosos contratos públicos, adjudicados por la élite independentista que controla el presupuesto de la Generalitat. El “negocio” estaba garantizado. Y se podía entrar en él “a saco”. La impunidad con la que actúa esta gente se refleja en que se atrevieran a llamar así a su empresa.