En poco más de seis meses, Ciudadanos ha perdido la mayor parte del capital político acumulado desde su irrupción como partido nacional en las elecciones del 20 de diciembre de 2015. Ha perdido 47 escaños y más de 2,5 millones de votos. Ha pasado de tercera a sexta fuerza política del país, con solo 10 diputados y superada por Vox, Unidas Podemos y ERC. Su presidente Albert Rivera ha dimitido y abandonado la política.
El hundimiento de Ciudadanos se inició inmediatamente después de su mayor éxito electoral en las elecciones generales del 28 de abril. Se colocó como tercera fuerza del país, con 4,1 millones de votos y 57 diputados, a un paso del PP del que solo le separaban 220.000 votos y 9 diputados.
Venía de obtener otro triunfo histórico, de ganar las autonómicas catalanas en diciembre de 2017 en votos y escaños y convertirse en la primera fuerza en Cataluña.
El éxito de Ciudadanos coincidió con el triunfo del PSOE encabezado por Pedro Sánchez y una mayoría social que exigía un gobierno progresista que trabajara por hacer realidad sus intereses y demandas.
Sin embargo, la dirección de Ciudadanos encabezada por Rivera cerró a cal y canto la puerta a un posible gobierno “reformista y de progreso” con Pedro Sánchez cuando podía sumar con el PSOE una cómoda mayoría absoluta de 180 escaños. Fue una de las claves del bloqueo que llevó a la repetición de elecciones.
Ciudadanos apareció así alineado con las fuerzas que desde centros de poder nacionales e internacionales, patronales, la banca, el Ibex-35 y medios de comunicación de la derecha trabajaban por la repetición de las elecciones para abortar las posibilidades de un gobierno de progreso, bajo cualquiera de sus formas, salido de las elecciones del 28 de abril.
El empecinamiento de Rivera en el “veto a Sánchez”, apostando por los acuerdos con el PP y la ultraderecha, hizo saltar las costuras internas de Ciudadanos. Una crisis interna que estalló en la dirección provocando dimisiones y abandonos del partido significativos del sector favorable a la negociación con el PSOE: cuatro miembros de la Ejecutiva, entre ellos Toni Roldán, responsable de programas, y el eurodiputado Javier Nart; y dirigentes históricos cofundadores de Ciudadanos como Xavier Pericay y Francesc de Carreras. A lo que habría que sumar la ruptura con Manuel Valls, su candidato a la alcaldía de Barcelona, por apoyar a la alcaldesa Ada Colau para evitar un alcalde independentista de ERC. La crisis interna se trasladó inmediatamente a las encuestas anunciado un retroceso acelerado de sus votantes.
La respuesta violenta a la sentencia del procés en Cataluña, capitalizada por Vox y el PP, le ha dado la puntilla. La reacción de Rivera por centrar otra vez a Ciudadanos, ofreciéndose para “desbloquear” incluso con el PSOE ha llegado tarde. Ciudadanos subió como fuerza progresista y regeneradora y se ha hundido cuando se ha escorado a la derecha.