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El juez del caso Petrobras, Sergio Moro vuelve a cargar contra el expresidente Lula, favorito en las encuestas para las elecciones de 2018.
El ‘impeachment’, el golpe blando político-judicial-mediático contra el PT que llevó a la destitución sin pruebas de la presidenta electa, Dilma Roussef, dista mucho de haber acabado. Cuanto más se acerca la fecha de las elecciones generales de 2018, más aumenta la furiosa oposición popular al gobierno de Temer y más crece la popularidad de Lula da Silva, que ya ha anunciado su intención de presentarse como candidato de la izquierda. Algo que los centros de poder intentan impedir a toda costa, implicándole de nuevo en casos de corrupción.
El juez estrella del caso Petrobras, Sergio Moro -famoso por su hostilidad al PT- vuelve a cargar contra el expresidente Lula, favorito en las encuestas para las elecciones de 2018. El juez tiene ahora otra arma: los vídeos de varios ejecutivos de la empresa Odebrecht, entre ellos de su presidente, que han delatado a una pléyade de políticos de Brasil a cambio de reducciones de penas. Entre ellos hay figuras de diferentes partidos, pero destacan las acusaciones contra Lula y Dilma Rousseff.
Se anuncia otra etapa más del proceso de intervención golpista sobre el país -ejecutado por la oligarquía carioca y por los aparatos del Estado, pero orquestado desde los intereses de Washington para arrancar a Brasil del frente antihegemonista latinoamericano-que tiene como pieza de caza mayor, una vez más la figura de Lula. Un dirigente que conserva un prestigio y carisma incomparable entre la inmensa mayoría de las masas trabajadoras brasileñas. Si Lula concurre en 2018, el panorama puede ser muy complicado para impedir su elección, sobretodo teniendo en cuenta el furioso y creciente grado de impopularidad de sus oponentes.