«El FMI pidió hoy «flexibilidad» en los salarios en España para incentivar la contratación y restablecer la competitividad del país, de forma que pueda superar la recesión.»A España le llevará más tiempo salir de la crisis», predijo Jí¶rg Decressin, jefe de Estudios Económicos Mundiales del departamento de Análisis del FMI».
"Lo que se necesita es más flexibilidad de los salarios ara reanudar el empleo y mejorar la competitividad", afirmó en una rueda de prensa. Con la palabra "flexibilidad" el FMI se refiere a una bajada de salarios en términos reales, es decir, descontada la inflación. (PÚBLICO) LA VANGUARDIA.- Un único almacén sería más seguro, facilitaría el funcionamiento de las centrales nucleares en vida y contribuiría a saldar la onerosa factura francesa, poco conocida por el público, pero clave para acabar de entender la pertinaz subordinación de España al enérgico dictado de París. No hay carpeta importante (política exterior, lucha antiterrorista, conexiones interpirenaicas, balance energético…) en el que Francia no se halle en posición dominante respecto a España. EL MUNDO.- El debate lógico y natural que debería suscitar la elección del punto en el que se van a almacenar los residuos radiactivos del país ha acabado absolutamente desvirtuado y contaminado por la política. La polémica ha puesto al descubierto dos cosas: la hipocresía de los partidos en asuntos que afectan a sus apoyos electorales y, sobre todo, el poder omnímodo que han adquirido las comunidades autónomas, capaces de ejercer en la práctica la soberanía sobre cualquier materia, interfiriendo en asuntos que ni siquiera son de su competencia. Economía. Público España, la única gran economía que no saldrá de la crisis en 2010 El FMI descuelga a España de la salida de la crisis. Mejora sus previsiones en una décima, pero mientras espera que el resto de economías salgan oficialmente de la recesión, España será la única economía desarrollada que seguirá en números negativos. La economía volverá a caer en 2010 otro 0,6%. Para 2011 el Fondo Monetario Internacional (FMI) mantiene sin cambios el pronóstico que ya había adelantado en octubre y que prevé que España crezca un 0,9%. Estas cifras contradicen la apuesta del Gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero, que en las últimos tiempos se ha mostrado confiado en que la economía registre un crecimiento positivo en el presente año. La recuperación mundial es más fuerte que lo anticipado gracias al vigor de los países emergentes, que harán que el PIB del planeta aumente un 3,9% este año, más que lo previsto anteriormente, sostiene el organismo. Las economías avanzadas crecerán un 2,1% en el 2010, de acuerdo con sus nuevos cálculos, que prevén un tirón del 6% en los países en desarrollo. La UE crecerá un 1% en 2010 Así, el FMI calcula que la zona euro sufrió una contracción del 3,9% en 2009 y que crecerá un 1% en 2010 y un 1,6% en 2011, lo que supone una revisión al alza de siete décimas para este año y de tres décimas para el próximo. De hecho, las nuevas proyecciones prevén un crecimiento del 1,5% de Alemania en 2010 y del 1,9% en 2011, mientras que para Francia pronostica un crecimiento del 1,4% en 2010 y del 1,7% el año próximo. Por su parte, las nuevas perspectivas económicas del Fondo cifran en un 2,5% la contracción interanual experimentada por EEUU en 2009, mientras que prevén un repunte del PIB en 2010 del 2,7%, 1,2 puntos porcentuales más que su anterior estimación, aunque para 2011 espera un crecimiento del 2,4%, cuatro décimas menos de lo previsto en octubre. Corbacho, optimista Pese a las previsiones negativas, el ministro de Trabajo e Inmigración, Celestino Corbacho, ha defendido que la economía española tiene la suficiente "fortaleza" como para salir de la crisis "al mismo tiempo" que otras economías desarrolladas. Corbacho propone esperar" a ver cómo evoluciona 2010 para saber si se cumplen las previsiones de crecimiento del FMI para España, alegando que muchos organismos internacionales han tenido que revisar sus pronósticos. FMI pide flexibilidad de salarios en España para salir de la recesión El FMI pidió hoy "flexibilidad" en los salarios en España para incentivar la contratación y restablecer la competitividad del país, de forma que pueda superar la recesión."A España le llevará más tiempo salir de la crisis", predijo Jörg Decressin, jefe de Estudios Económicos Mundiales del departamento de Análisis del FMI. "Lo que se necesita es más flexibilidad de los salarios para reanudar el empleo y mejorar la competitividad", afirmó en una rueda de prensa. Con la palabra "flexibilidad" el FMI se refiere a una bajada de salarios en términos reales, es decir, descontada la inflación. Decressin explicó que aunque la demanda externa se ha fortalecido, lo que debería ayudar a España, la dinámica interna es "más débil que lo previsto".Tras el estallido de la burbuja inmobiliaria, España necesita redirigir sus recursos del sector de la construcción a otras áreas de su economía, razonó Decressin. PÚBLICO. 26-1-2010 Opinión. La Vanguardia Tiempos difíciles, gente seria Enric Juliana La historia del almacén central de residuos nucleares es instructiva. El proyecto comenzó a gestarse bajo la presidencia de Felipe González, época en la que en España aún se adoptaban decisiones estratégicas. Un único almacén sería más seguro, facilitaría el funcionamiento de las centrales nucleares en vida y contribuiría a saldar la onerosa factura francesa, poco conocida por el público, pero clave para acabar de entender la pertinaz subordinación de España al enérgico dictado de París. No hay carpeta importante (política exterior, lucha antiterrorista, conexiones interpirenaicas, balance energético…) en el que Francia no se halle en posición dominante respecto a España. Desde el fracaso del plan nuclear de Adolfo Suárez a finales de los años setenta, se han pagado unos 630 millones de euros por el almacenamiento en Francia (central de procesamiento de Le Hague) de los residuos generados por la extinta Vandellòs 1. A partir del 1 de enero del 2011, la prórroga del contrato costará 59.000 euros al día (21,9 millones anuales). El proyecto esbozado en tiempos de González quedó paralizado durante las dos legislaturas de José María Aznar. El de Valladolid es un hombre de firmes convicciones –así lo repite cada cinco minutos–, pero también posee un fino olfato electoral. Siempre sabe lo que le interesa. Tras los idus de marzo del 2004, el proyecto fue retomado, con verdadera pasión, por el ministro de Industria José Montilla. El ex alcalde de Cornellà llegó al paseo de la Castellana con muchas ganas de demostrar que era un abnegado gestor. Los proyectos difíciles no le asustaban y por Madrid comenzó a circular la leyenda del ministro insomne. Montilla dedicó horas a perfilar el nuevo almacén central de residuos. Se dibujó una estrategia y comenzó a esbozarse la hipótesis de Ascó, aunque este extremo es hoy negado por las fuentes oficiales. El municipio que acogiese el almacén sería bonificado con una asignación de 7,8 millones de euros durante 60 años, 700 millones de inversión, 500 empleos y un centro tecnológico de punta para la investigación del tratamiento de los residuos nucleares. Un atractivo proyecto para un ministro-alcalde. Apenas entrenado, Montilla tuvo que regresar a Barcelona para consumar la defenestración de Pasqual Maragall, el proyecto favorito de José Luis Rodríguez Zapatero en el 2006. Y le sucedió otro alcalde. Un alcalde que no estaba para líos después del vía crucis del Fòrum de Barcelona. Cuando Joan Clos llegó al ministerio, mandó parar. ("Yo soy alcalde y sé lo que esto significa…", aún recuerdan haber oído algunas paredes del número 162 de la Castellana). El sucesor de Clos, Miguel Sebastián, el inquieto Sebastián, el valido de Zapatero hasta hace poco, ha mantenido el proyecto en sordina hasta que la crisis ha puesto en evidencia la gravosa factura francesa. Ahora todo son prisas. Por un extraño cálculo, los socialistas confiaban en que Convergència i Unió les sacase las castañas del fuego. El alcalde de Ascó es convergente. Bastaba con dejarle hacer, apoyarle discretamente y remitir la polémica decisión a la "esfera municipal". Con esa hoja de ruta (¿aún se dice así?), el Gobierno de la Nación, esto es, el Govern de la Generalitat, podía abrigar la esperanza de salir indemne del fregado. Un alto concepto de la Nación, sin duda, del que los magistrados del Tribunal Constitucional ya habrán tomado cumplida nota. Observe el lector que últimamente la política en Catalunya la hacen los alcaldes. Son los únicos que arriesgan. Han sonado los previsibles tambores de guerra y la entera clase dirigente se ha asustado. Artur Mas no quiere sucumbir en el sur: se halla ante su tercera y última oportunidad. Mariano Rajoy dice que sobre este asunto no tiene opinión, y María Dolores de Cospedal, que quiere ser presidenta de Castilla-La Mancha, ha montado un sainete increíble con el municipio de Yebra (Guadalajara), también candidato al almacén. Montilla tenía ante sí una oportunidad de oro (¿no es verdad Antoni Gutiérrez Rubí, perspicaz asesor presidencial?). Solo ante el peligro, podía haberse agigantado, desafiando las veleidades de una opinión pública que no quiere molestias, que está enfadada con todo, que no sabe lo que le pasa; que no se fía de la política y a la vez exige sólidos liderazgos. Era la hora de ser Pujol a lo grande. Era el momento óptimo para demostrar la seriedad en tiempos difíciles, pero el PSC ha tenido miedo a la ruptura del tripartito; ese zombi, ese muerto viviente, ese Valdemar de Edgar Allan Poe al que le espera un horroroso final. LA VANGUARDIA. 26-1-2010 Editorial. El Mundo Las autonomías contaminan el debate nuclear EL DEBATE lógico y natural que debería suscitar la elección del punto en el que se van a almacenar los residuos radiactivos del país ha acabado absolutamente desvirtuado y contaminado por la política. La polémica ha puesto al descubierto dos cosas: la hipocresía de los partidos en asuntos que afectan a sus apoyos electorales y, sobre todo, el poder omnímodo que han adquirido las comunidades autónomas, capaces de ejercer en la práctica la soberanía sobre cualquier materia, interfiriendo en asuntos que ni siquiera son de su competencia. De entrada, tal y como la ministra de Medio Ambiente, Elena Espinosa, manifestó ayer en unas jornadas celebradas en EL MUNDO, estamos ante un asunto que debe decidirse entre el Gobierno central y los municipios interesados. Sin embargo, son dos presidentes de comunidades autónomas (Barreda y Montilla), una aspirante a serlo (Cospedal) y la coalición que intenta reconquistar la Generalitat (CiU) quienes han sacado toda la artillería, con amenazas de expediente incluidas a los alcaldes. Y eso pese a que varios de estos líderes son partidarios de la energía nuclear y todos sus partidos defienden la iniciativa de crear el almacén de residuos. Los acontecimientos vienen a demostrar que las comunidades están imponiendo su voluntad y condicionando la vida del país también en este asunto. Igual que ha pasado con la polémica del agua, los partidos nacionales son víctimas de sus organizaciones regionales y del discurso autonómico que han asumido; es decir, acaban siendo devorados por el monstruo que ellos mismos han creado. Cuando Cospedal dice que los castellanomanchegos no pueden tolerar una sola instalación nuclear más en su territorio o Montilla asegura que la cuota de solidaridad de Cataluña en esta materia ya está cubierta, están apelando a cuestiones identitarias o a agravios comparativos que poco tienen que ver con el caso. En realidad, es como si ya no hubiera asuntos de Estado, porque todo es susceptible de someterse a la prueba del algodón autonómico. Sucede además que ese discurso es un recurso fácil para intentar salir de situaciones incómodas. En el caso de Montilla es aquí evidente: la creación del almacén nuclear se aprobó cuando él era ministro de Industria y no ha invocado a Cataluña para oponerse a su instalación hasta que sus socios de gobierno no le han exigido un cambio de posición. Es decir, Montilla presenta como un acto de defensa de Cataluña lo que hace para protegerse a sí mismo. Y todo esto, en el asunto concreto de la energía nuclear adquiere un aire más absurdo y grotesco, por cuanto es obvio que la radiación no entiende de fronteras, y en el supuesto de un hipotético escape, la contaminación cruzaría de una comunidad a otra. El PP, al dejarse llevar en este tema por el interés inmediato de su secretaria general, ha perdido una gran oportunidad de poner al PSOE frente a sus contradicciones. Y es que, a la hora de la verdad, dos presidentes autonómicos que forman parte de los órganos de dirección socialista están boicoteando la labor del ministro de Industria, de su propio partido. Claro, que también hay que advertir que el primero en alentar los fantasmas y la superstición en torno a la energía nuclear es el propio presidente Zapatero, que hace siete meses ignoraba el informe unánime del Consejo de Seguridad Nuclear que le pedía prorrogar una década la actividad de la central de Garoña. En la misma contradicción que el PP, que ha llamado al orden al alcalde de Yebra (Guadalajara), ha incurrido CiU, que pese a respaldar también este tipo de energía ha amenazado al de Ascó. Así, por demagogia populista, lo que era una flagrante incoherencia del PSOE ha acabado salpicando a otros. El episodio vuelve a poner además sobre la mesa el debate de la debilidad del liderazgo de Rajoy, que ha permitido este nuevo desaguisado en el PP. EL MUNDO. 26-1-2010