«Ni la ley de la República ni las convenciones implícitas de los conflictos sociales autorizan a bloquear una refinería de petróleo, un depósito de carburante, trabar una vía férrea o un eje vial. Dejado a los ultras, el combate sindical corre el riesgo de ser desnaturalizado por estas acciones malintencionadas.»
El giro tomado or los acontecimientos es, con seguridad, un temible desafío para el gobierno, obligado a reaccionar con firmeza, pero también a actuar con habilidad a fin de no estimular emocionalmente la cólera popular. Esto debe ser también así para los sindicatos más reformistas y responsables como la CFDT y la Unsa. La CGC alzó ayer su voz condenando estas acciones. Pero está todavía sola. Todos los partidos, incluida la oposición, se honrarían condenando explícitamente estos desbordamientos ilegales. (LES ECHOS) LIBÉRATION.- Una angustia planea sobre el movimiento sindical: la de la división. Hasta ahora, las principales centrales se ajustaban a un esquema común: reescritura negociada del texto –y no su retirada total– bajo la presión de protestas masivas, con el apoyo de la opinión pública. Esta táctica comienza a mostrar sus límites. La irrupción de los estudiantes y el bloqueo parcial de los transportes y la distribución de gasolina han cambiado la situación. Elementos mas decididos han entrado en escena DIARIO DEL PUEBLO.- Cuando centenares de miembros de las organizaciones de derecha japonesas efectuaron el sábado una protesta ante la embajada china en Tokio, estaban propinando un nuevo golpe a los ya lastimados nexos bilaterales. Al mismo tiempo, demostraron que el nacionalismo es una fuerza malvada de la sociedad japonesa. Aunque se cree que en modo alguno los activistas de la derecha representan la actitud nipona predominante hacia China, éste no deja de ser un fenómeno preocupante, pues la protesta pone de relieve la fuerza que ha adquirido el sentimiento derechista en la sociedad japonesa en estos últimos años. Y, sobre todo, podría inflamar los sentimientos antichinos, que ya van en aumento en Japón.THE WALL STREET JOURNAL.- Los empleos en las grandes empresas y en el gobierno están resistiendo mejor que los de los pequeños negocios, otro cambio estructural importante que las compras de la FED exacerbarán al canalizar el crédito barato a las compañías de mayor tamaño. Los empleos se están yendo a Asia a medida que la política de Washington de tener una moneda débil provoca que billones de dólares se vayan al extranjero para protegerse del riesgo de la inflación en EE.UU. y de la depreciación del dólar. Francia. Les Echos Desbordamientos Jean Francis Pécresse Henos aquí. Después de las pacíficas manifestaciones callejeras acabadas en impasse, después de huelgas reconducibles no reconducidas por falta de conductores, el movimiento de oposición a la reforma de las pensiones, en sus formas más extremas, ha entrado en una tercera fase aguda e imprevisible: la delincuencia. ¿Cómo calificar de otra manera las acciones, o más bien las coacciones, a las que nos están sometiendo desde este fin de semana, bajo cobertura del sindicalismo, algunos grupos de agitadores irreductibles movidos por la vana esperanza de ver instalarse un nuevo desorden económico? Hace falta recordarlo, ni la ley de la República ni las convenciones implícitas de los conflictos sociales autorizan a bloquear una refinería de petróleo, un depósito de carburante, trabar una vía férrea o un eje vial. Dejado a los ultras, el combate sindical corre el riesgo de ser desnaturalizado por estas acciones malintencionadas. Estos insurgentes despliegan el emblema del derecho de huelga. Pero lo atacan más que servirlo. A costa de la prosperidad, Francia, “tierra irredenta” de libertades sociales, ofrece a sus jóvenes trabajadores la facultad de franquear, a veces por encima de lo razonable, los deberes colectivos. ¿En qué otro país democrático se toleraría sin mover un dedo que a todos los periódicos les sea impedido aparecer cuatro veces en un mes? Uno de estos primeros deberes es, como para todos en democracia, el de someterse a la legitimación superior de la política. Para contestar la acción de un poder libremente elegido, la duración de su mandato debe predominar sobre la impaciencia de la calle. Otro de estos deberes (…) debería ser no buscar todos los medios de paralizar la economía –privándola por ejemplo de carburante–, en unos momentos donde el aparato productivo se recupera con grandes dificultades de su pero crisis desde hace un siglo. El estado de necesidad económica justifica el uso de la fuerza pública para evitar a miles de empresas una nueva prueba. El giro tomado por los acontecimientos es, con seguridad, un temible desafío para el gobierno, obligado a reaccionar con firmeza, pero también a actuar con habilidad a fin de no estimular emocionalmente la cólera popular. Esto debe ser también así para los sindicatos más reformistas y responsables como la CFDT y la Unsa. La CGC alzó ayer su voz condenando estas acciones. Pero está todavía sola. Todos los partidos, incluida la oposición, se honrarían condenando explícitamente estos desbordamientos ilegales. LES ECHOS. 19-10-2010 Francia. Liberation Separación Laurent Joffrin Una angustia planea sobre el movimiento sindical: la de la división. Hasta ahora, las principales centrales se ajustaban a un esquema común: reescritura negociada del texto –y no su retirada total– bajo la presión de protestas masivas, con el apoyo de la opinión pública. Esta táctica comienza a mostrar sus límites. La irrupción de los estudiantes y el bloqueo parcial de los transportes y la distribución de gasolina han cambiado la situación. Elementos mas decididos han entrado en escena. ¿La clásica diferencia entre reformistas y radicales? Puede ser. Pero otra división podría estar forjándose hoy: la separación entres protestatarios de las cúpulas y protestatarios de base. Se sabe que la vida política francesa se desarrolla desde hace muchos años sobre dos ejes: el tradicional eje derecha-izquierda, siempre pertinente, y el eje nuevo y más temible, elites-pueblo. Es altamente probable que este movimiento, de conjunto, obedezca a la segunda lógica: de un lado, el gobierno, las direcciones sindicales, los partidos de gobierno, prestos a un compromiso para salir del movimiento; del otro, una parte de las bases, los estudiantes en lucha, ciertas profesiones encolerizadas, ciertas organizaciones de la CGT, militantes radicales diseminados pero activos. Estos serían la encarnación de un rechazo popular, ciertamente minoritario, pero hostil a toda lógica de pactos. En ese caso, entraríamos en una fase dolorosa. LIBÉRATION. 18-10-2010 China. Diario del Pueblo Ojo con la derecha japonesa El Gobierno japonés debe tomar medidas para controlar las actividades de confrontación vinculadas al incidente de las islas Diaoyu si desea mejorar las relaciones con China. Debe entender que los sentimientos nacionalistas y las actividades de la derecha podrían llevar esta situación con facilidad a un punto de caos e infligir daños adicionales a los lazos bilaterales. Cuando centenares de miembros de las organizaciones de derecha japonesas efectuaron el sábado una protesta ante la embajada china en Tokio, estaban propinando un nuevo golpe a los ya lastimados nexos bilaterales. Al mismo tiempo, demostraron que el nacionalismo es una fuerza malvada de la sociedad japonesa. Aunque se cree que en modo alguno los activistas de la derecha representan la actitud nipona predominante hacia China, éste no deja de ser un fenómeno preocupante, pues la protesta pone de relieve la fuerza que ha adquirido el sentimiento derechista en la sociedad japonesa en estos últimos años. Y, sobre todo, podría inflamar los sentimientos antichinos, que ya van en aumento en Japón. Tales sentimientos antichinos no harán ningún bien a los intentos de alcanzar una solución pacífica a la crisis en curso entre los dos países; más bien contribuirán a la escalada de tensiones. Naturalmente, la protesta instigada por la derecha despertó seria preocupación en el Gobierno chino. En una declaración concisa a la prensa, el portavoz de la cancillería china Ma Zhaoxu exhortó a Japón “a cumplir las obligaciones incluidas en la Convención de Viena sobre relaciones diplomáticas y a tomar medidas eficaces para garantizar la seguridad de la embajada, de los consulados, de las instituciones y del personal de China en Japón”. Lo sucedido también impulsó a millares de manifestantes chinos a salir a la calle en ciudades del país, incluyendo a Chengdu, Xi’an y Zhengzhou. La colisión del 7 de septiembre entre un pesquero chino y dos patrulleros japoneses ocurrió en el mar de China Oriental, cerca de las islas Diaoyu, que son parte inalienable del territorio chino, según evidencias históricas y las leyes internacionales. La demanda territorial de Japón en el territorio es insostenible. Tokio debe entender que Beijing no retrocederá en asuntos que atañan a la integridad territorial. Si Japón continúa permitiendo que la derecha dé rienda suelta a su activismo, verá disminuir su espacio para nuevas negociaciones diplomáticas, a la vez que se reducen las oportunidades de resolver apropiadamente la actual crisis. Las relaciones entre China y Japón han sufrido desde que ocurrió el incidente. Se ha incrementado la enemistad social mutua. Tokio debe admitir que es el único responsable de este revés importante en los lazos bilaterales. Por tanto, debe tomar decisiones sabias y demostrar sinceridad en la prevención de cualquier nueva escalada de tensiones. DIARIO DEL PUEBLO. 21-10-2010 EEUU. The Wall Street Journal Cómo la Fed está frenando la recuperación David Malpass El Congreso de Estados Unidos se enfrentará a un tren fuera de control en cuanto a gastos e impuestos cuando vuelva a sesionar después de las elecciones. La solución es contener a ambos —especialmente los 6 billones de dólares en incrementos tributarios que se aplicarán a partir del 1 de enero— para restaurar la confianza de las empresas y ayudar al crecimiento del empleo. En cambio, lo más probable es que el Congreso no haga nada y cuente con que el banco central inunde la economía con más dinero. En su discurso en el Banco de la Reserva Federal de Boston el viernes pasado, el presidente de la Fed, Ben Bernanke, prácticamente prometió hacer eso reanudando las grandes compras de bonos del Tesoro que fueron realizadas para ayudar a detener la crisis financiera de 2008. Es una enorme manipulación de las tasas de interés de largo plazo que fija el gobierno y del dólar que la Fed solamente debería considerar en la peor de las emergencias nacionales o con una autorización específica del Congreso. Bernanke argumentó que la mayor parte del alto desempleo actual es cíclica y por lo tanto susceptible a estímulos monetarios. "Vemos poca evidencia de que la redistribución de trabajadores entre industrias y regiones sea particularmente pronunciada con respecto a otros períodos de recesión", sostuvo, "lo que sugiere que el ritmo de cambio estructural no es mayor de lo normal". Esto ignora las crisis vinculadas a los impuestos, las regulaciones y el gasto federal que están vapuleando a los trabajadores y a las pequeñas empresas. En realidad, los trabajadores están siendo redistribuidos, millones de ellos. Debido al caos hipotecario, no se están moviendo tanto como en otras recesiones. Pero la redistribución estructural está claramente empujando a los trabajadores más viejos al desempleo de largo plazo. Mientras tanto, hay otro poderoso redireccionamiento del crédito que se aleja de las pequeñas empresas. Los empleos en las grandes empresas y en el gobierno están resistiendo mejor que los de los pequeños negocios, otro cambio estructural importante que las compras de la FED exacerbarán al canalizar el crédito barato a las compañías de mayor tamaño. Los empleos se están yendo a Asia a medida que la política de Washington de tener una moneda débil provoca que billones de dólares se vayan al extranjero para protegerse del riesgo de la inflación en EE.UU. y de la depreciación del dólar. Los inversionistas ponen su dinero en fábricas extranjeras, minas y trabajadores, creando un auge en otros países. Evitan las inversiones de largo plazo que crearían empleos aquí y en su lugar compran títulos de corto plazo del gobierno estadounidense. Ya sea bajo gobiernos republicanos o demócratas, el consenso en Washington durante una década ha sido "emita y gaste". Cuando esto no da resultado, la receta de Washington ha sido duplicar la dosis: más relajamiento monetario y devaluación del dólar, y siempre más gastos del gobierno. La Fed, en particular, se ha acostumbrado a subsidiar la toma de préstamos por parte del gobierno al mantener las tasas de interés demasiado bajas, lo que distorsiona los flujos de capital y alimenta las burbujas de activos. Al sostener que la mayor parte de nuestro desempleo es cíclica y no estructural —y al no mencionar ni una vez el declinante dólar o las ganancias de las pequeñas empresas—, Bernanke ha demostrado que el banco central tiene anteojeras puestas. En su discurso, Bernanke citó el declive del índice de precios subyacente del gasto en consumo personal, o PCE, (que utiliza el índice de precios para el consumo personal pero excluye los volátiles precios de la energía y los alimentos) como evidencia de que las tendencias inflacionarias están bajo control. Este es el mismo indicador que toma en cuenta el pasado que el ex presidente de la Reserva Federal, Alan Greenspan, utilizó para defender su desastrosa política de bajos intereses y dólar débil entre 2003 y 2006. La realidad es que la inflación PCE subyacente es regularmente revisada hacia arriba a medida que el gobierno toma en cuenta apropiadamente el creciente precio de algunos productos nuevos y populares. Así que la inflación es subestimada y la Fed comete errores basándose en ese error de cálculo. Por ejemplo, se informó que la inflación PCE subyacente había sido de 1,5% en la mayor parte de 2004 sin ninguna tendencia alcista real hasta que Katrina golpeó en el segundo semestre de 2005. Sin embargo, los datos corregidos ahora muestran que la inflación subyacente se estaba acelerando fuertemente en 2003 cuando la Fed apretó el pedal y debilitó el dólar. Para abril de 2004, la inflación subyacente ya estaba subiendo por encima del techo de 2% fijado por la Fed y lo superó constantemente hasta 2008. La defensa pública que hace la Fed de las compras de bonos ya ha debilitado el dólar. Y los cerca de 100.000 millones de dólares anuales en ganancias que está haciendo con sus inversiones son a expensas de los ahorristas que tienen que competir con la Fed para hacerse de bonos. El presidente Barack Obama y Bernanke intentaron la política de "emitir y gastar" con incrementos de billones de dólares durante 2009 y 2010, sin que haya ninguna mejora perceptible en el desempleo (situación en la que están casi 27 millones de personas, contando el subempleo) o en los planes de inversión de las pequeñas empresas, que están casi en su nivel más bajo desde que se lleva registro de este indicador, según el sondeo de septiembre de la Federación Nacional de Empresas Independientes. El plan centralizado de préstamos para pequeñas empresas, que el gobierno puso en marcha en septiembre, fue el último fracaso en materia de gasto. A medida que el gobierno controla más industrias y asigna una mayor parte del capital del país, las pequeñas empresas reducen sus planes de contratación, como hicieron el mes pasado, asumiendo que el gobierno federal les impondrá más impuestos para pagar por la generosidad de Washington. Al elegir un nuevo Congreso en noviembre, los votantes deberían poder desacelerar el crecimiento del gasto federal, pero probablemente no puedan detener el último plan expansivo de la Fed. Probablemente la Fed comprará más bonos de largo plazo garantizados por el gobierno, usando nuevo dinero para sumar a los más de US$2 billones que ya posee en bonos. El daño es sustancial. Las tasas de interés de casi cero están golpeando a los ahorristas, mientras se transfieren cientos de miles de millones de dólares a los emisores de bonos, fundamentalmente gobiernos, bancos y grandes empresas. El dólar débil está empujando al capital de riesgo fuera de EE.UU. y hacia Asia y los mercados emergentes. Los problemas estructurales de crecimiento de EE.UU. están claramente focalizados en las pequeñas empresas y derivan de los altos impuestos, las amenazas regulatorias y el control central del crédito. Pero la política de estímulo de la Fed apoya al gobierno por sobre el sector privado y a las grandes empresas más que a las pequeñas, dando al mismo tiempo al Congreso una excusa para imponer inmovilizantes incrementos en el gasto y los impuestos. THE WALL STREET JOURNAL. 19-10-2010