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Poco más de un mes después de que Mariano Rajoy llegara al poder a finales del 2011, el Ministerio de Exteriores hizo llegar un mensaje a la entonces secretaria de Estado de EEUU, Hillary Clinton, para anunciarle su intención de dar un giro a la política exterior española en América Latina. “El nuevo Gobierno español quiere reorientar su política exterior para trabajar con EEUU en América Latina, especialmente sobre Venezuela y Cuba”, decía el correo fechado el 30 de enero del 2012. El conducto estadounidense describía el nuevo posicionamiento como “un cambio significativo” respecto a las políticas de Zapatero, un vuelco que “será de mucha utilidad” ante “la transición que se avecina en Cuba y algo significativo en Venezuela (y posiblemente los Andes)”. (…)
Los correos confirman que la relación privilegiada entre la monarquía española y el poder político de EEUU parece haberse mantenido. Así ha sido desde los tiempos de la Transición, cuando el entonces embajador Wells Stabler mandaba directamente informes a La Zarzuela que no pasaban por los despachos de Adolfo Suárez.