La autoproclamada república del Alto Karabaj se disuelve

El colapso del Nagorno Karabaj tensa el Cáucaso y abre la puerta a un genocidio

Tres décadas de sangriento conflicto entre Ereván y Bakú parecen resolverse a favor de los segundos. La superioridad militar azerí, el bloqueo y sitio del Alto Karabaj, pero sobre todo el contexto geopolítico han dejado sin opciones a Armenia, y han decantado la balanza a favor de Azerbaiyán.

Tras largas décadas de conflicto intermitente entre Armenia y Azerbaiyán por el control del Nagorno Karabaj, la balanza se decanta dramáticamente del lado azerí. La autoproclamada República de Artsaj -nombre en armenio del Alto Karabaj- se rinde ante la superioridad militar de Azerbaiyán, que había sitiado el enclave, de mayoría étnica armenia. Y más de 65.000 desplazados karabajíes -la mitad de la población- ya han huido a la vecina Armenia. Pero se teme por la otra mitad de sus habitantes. Aunque de momento el ejército azerí parece contenerse, el cúmulo de odios acumulados hace que podamos estar a las puertas de una limpieza étnica en el Alto Karabaj.

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Tras varios meses de sitio por parte de ejército de Azerbaiyán, que cortó el corredor de Lachín que comunica Armenia con el Alto Karabaj, dejando a la población con graves problemas de desabastecimiento, y ante la falta de apoyos por parte de Ereván, la capital armenia, la autoproclamada República de Artaj anunciaba que dejará de existir el próximo 1 de enero.

Portando toda una vida de enseres personales, más de 65.000 refugiados karabajíes -la mitad de la población del enclave- han huído a Armenia temiendo una limpieza étnica

Mientras las fuerzas de Azerbaiyán toman puntos estratégicos, más de la mitad de la población de este territorio de mayoría étnica armenia (cristianos ortodoxos) han decidido hacer las maletas y aprovechar el corredor humanitario pactado entre Bakú y Ereván, huyendo a Armenia por miedo a una limpieza étnica y a ajustes de cuentas, tras décadas de guerras y afrentas cruzadas. Hasta 65.000 refugiados karabajíes, con vehículos cargados de todos los enseres personales que podían cargar, ya han cruzado al país vecino, pero podrían llegar a ser muchos más.

Este es el amargo final de una guerra en el Cáucaso que viene encendiéndose y aplacándose desde los últimos años de la URSS, y en la que confluyen diversos intereses geopolíticos de países vecinos… y lejanos.

Sitiada por Azerbaiyán, la autoproclamada República de Artaj -Nagorno Karabaj- ha anunciado que dejará de existir el próximo 1 de enero. Es el final de un conflicto en el que confluyen diversos intereses geopolíticos de países vecinos… y lejanos.

Un breve resumen histórico del conflicto

Nagorno Karabaj: un polvorín en el Cáucaso

Mapa de la región

La región del Alto Karabaj, o Nagorno Karabaj (nagorno es una palabra rusa que se traduce como ‘tierras altas’), también denominada Artsaj por Armenia y sus propios pobladores, es una región montañosa de unos 4.400 km2 al sur del Cáucaso, al oeste de Azerbaiyán, cerca de la frontera con Armenia.

Jurídicamente -así lo afirman varias resoluciones de Naciones Unidas- la región es azerbaiyana, pero la mayoría de su población es de orígen armenio (cristianos ortodoxos). Y aunque ningún país de la ONU reconozca la autodenominada República de Artsaj, en los hechos, hasta ahora, este territorio estaba bajo el control de Ereván y no de Bakú (la capital azerí), y comunicada a ella por el corredor de Lachín.

Masacre de armenios en Erzurum (actual Turquía)

El origen de este conflicto se remonta a principios del siglo XX, tras la I Guerra Mundial y el terrible genocidio armenio (1915-1923), por el que la recién nacida Turquía, heredera del imperio otomano, exterminó a más de dos millones de armenios en toda su franja oriental, persiguiendo a otros tantos millones y empujándolos al Cáucaso, hacia territorio del Imperio Ruso. Muchos de esos grupos se asentaron en la Armenia actual, pero otros lo hicieron un poco más al este, en lo que hoy se conoce como Alto Karabaj.

Tras la revolución de Octubre, la disolución del Imperio Ruso y la fundación de la URSS, el poder bolchevique fundó en 1920 la República Democrática de Armenia y la República Democrática de Azerbaiyán. Ambas repúblicas de la URSS reclamaban para sí el Alto Karabaj, pero finalmente Moscú decidió que este enclave quedara dentro de Azerbaiyán como una región autonóma. A los armenios karabajíes no les gustó mucho, pero durante largas décadas, la pertenencia a la URSS evitó en lo principal problemas étnicos o de identidades nacionales.

Imagen de la guerra del Nagorno Karabaj, una de las más cruentas de los 90

Pero el debilitamiento de la URSS y la lucha feroz de facciones en el seno de su clase dominante de finales de los años 80 hizo que los conflictos soterrados volvieran a surgir. Instigados por sus gobernadores regionales, las tensiones entre armenios y azeríes comenzaron a escalar, con choques violentos y masacres de civiles en ambos bandos. En 1988 la asamblea regional del Alto Karabaj votó su incorporación a Armenia, pero Moscú no permitió que se ejecutase.

Esta hoguera se convirtió en un incendio de grandes proporciones en 1991, cuando la URSS implosionó dejando un enorme agujero negro geopolítico, y quedando como países independientes tanto Armenia como Azerbaiyán. Entonces los dirigentes de Bakú retiraron la autonomía del Alto Karabaj. En respuesta, el parlamento karabají realizó un referéndum de autodeterminaciónel 10 de diciembre de 1991, que declaró en enero de 1992 la independencia de la República del Nagorno Karabaj con el apoyo de los armenios y el boicot de los azeríes.

Entonces se desató una cruenta guerra entre Armenia y Azerbaiyán, en la que murieron entre 20.000 y 30.000 personas, que terminó en 1994 por mediación rusa, después de que las fuerzas armenias se hicieran con el control del enclave separatista y las zonas adyacentes.

Destrucción en la guerra del Alto Karabaj

Desde entonces, aunque la luego autodenominada República de Artsaj no ha sido reconocida por la ONU, la tensa paz entre Armenia y Azerbaiyán ha sido extremadamente inestable, con episodios de enfrentamientos que interrumpen los periodos de relativa calma.

En 2020, tras duros enfrentamientos que duraron mes y medio, Azerbaiyán recuperó territorio y, para cuando ambas partes volvieron a pactar, Bakú había reconquistado todos los territorios que rodean Nagorno Karabaj, quedando frágilmente comunicada con Armenia a través del corredor de Lachín.

El pasado diciembre, una milicia azerbaiyana bloqueó este cordón umbilical, impidiendo el paso de alimentos y generando una grave carestía en el enclave.

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Un contexto geopolítico turbio que favorece a Bakú

¿Por qué Armenia no ha podido impedir que Azerbaiyán se quede con el Alto Karabaj?

Tres décadas de sangriento conflicto entre Ereván y Bakú parecen resolverse a favor de los segundos. La superioridad militar azerí, el bloqueo y sitio del Alto Karabaj, pero sobre todo el contexto geopolítico han dejado sin opciones a Armenia, y han decantado la balanza a favor de Azerbaiyán.

Viñeta de Amorim (Brasil), con Rusia y Turquía como principales actores tras Armenia y Azerbaiyán

No es ningún secreto que el Cáucaso es una de las grandes fallas geopolíticas del planeta, y en ella confluyen diversos intereses, de potencias cercanas y lejanas. Tras Azerbaiyán y Armenia encontramos distintas potencias imperialistas.

Armenia viene contando con el respaldo de Rusia, que siempre ha buscado tener el control del Cáucaso. Pero Moscú siempre ha tratado de atraer a Azerbaiyán -al que incluso le ha vendido armas- y por eso en este conflicto ha desempeñado el papel de mediador, lo cual limita su capacidad de apoyo militar a Ereván. Otro importante apoyo armenio es Irán, tradicionalmente enfrentado a los azeríes.

Sin embargo el vínculo ruso-armenio se ha debilitado en los últimos años, sobre todo a raíz de que Nikol Pashinyan, que lideró enormes protestas antigubernamentales en 2018, se convirtiera en primer ministro de Armenia. Pashinyan dijo que la dependencia de Armenia de Rusia como única fuente de seguridad era un «error estratégico» y recientemente había organizado ejercicios militares conjuntos ni más ni menos que con EEUU, con el consiguiente enfado del Kremlin.

Armenia viene contando con el respaldo de Rusia, que siempre ha buscado tener el control del Cáucaso. Pero ahora Moscú está inmersa en la guerra de Ucrania

Infografía de El Orden Mundial, con algunos de los actores geopolíticos implicados en el conflicto

Este desaire de Ereván, sumado a que Rusia -completamente concentrada en la guerra de Ucrania- no tiene capacidad para intervenir en el conflicto, explican que Armenia haya tenido que dejar a su suerte a la «República de Artsaj».

Por otro lado, Azerbaiyán ha logrado tener un ejército más poderoso y más control territorial, pero sobre todo aliados más poderosos. Tras Bakú se encuentra en primer lugar Turquía, una nación emergente con la que comparte un origen étnico-histórico común. Ankara, un país de la OTAN, es el principal suministrador armamentístico de Azerbaiyán, pero el segundo es Israel, el gendarme norteamericano por excelencia en Oriente Medio.

Azerbaiyán ha logrado tener un ejército más poderoso y más control territorial, pero sobre todo aliados más poderosos: Turquía, Israel… y también la UE y EEUU

Sin embargo, la fuerza de Azerbaiyán también procede de sus lucrativos y estratégicos contratos gasísticos… con la Unión Europea. Tras el estallido de la guerra de Ucrania, la UE trató de desembarazarse de su comercio de hidrocarburos con Rusia y encontrar «contratos salvavidas». Lo encontró en Azerbaiyán, de donde importa 8.000 millones de metros cúbicos de gas al año a través de un gaseoducto que conecta el país del Cáucaso con Turquía, Italia y Grecia, y que podría integrarse al resto de la infraestructura energética centroeuropea.

Esto convierte a Bakú en socio comercial estratégico de la UE, y otorga a Azerbaiyán el favor estratégico de unos EEUU interesados en impedir que Rusia incremente el chantaje energético sobre sus vasallos europeos.

Por eso, a pesar de las llamadas diplomáticas a que las autoridades azeríes no cometan demasiadas tropelías contra la población armenia-karabají, los llamados de la UE y de Washington no pasarán de mediar en el conflicto. A ambos no les interesa arriesgar el suministro de gas azerbaiyano a Europa, ni tampoco enfadar a Turquía.

Estos son algunos factores que explican por qué Armenia no ha podido impedir que Azerbaiyán se quede con el Nagorno Karabaj.

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