En aquel primer acto, que se prolongó durante casi tres horas y que continuó con un debate durante la cena, descubrimos, en persona, el pensamiento del que ya conocíamos como uno de los mejores pintores vivos. Es, sin duda, necesario releer alguno de los episodios que formaron parte del debate y que reproducimos a continuación, para luego abordar el contenido de la entrevista que nos ha concedido recientemente, que adelantamos en este número y que pronto podrán ver en De Verdad TV. Tenemos la seguridad de que cualquiera que se asome a ella va a disfrutar cada detalle.
“El arte bueno siempre trabaja la misma sustancia que absorve el artista del mundo. El hombre artista se mueve, vive, sufre. De todo ese recorrido por el mundo que hace el artista, y de todas las cosas grandes y miseras, nce El Quijote o nace El Lazarillo de Tormes. Todo nace ahí, es que no puede nacer de otro sitio. El arte que nace del arte, de la cultura del arte, ese es un arte menor. Si hay un arte mayor y un arte menor, el arte mayor es el que nace de la vida y el arte menor es el que nace de la cultura.
«El arte se hace con lo que se siente»
El arte siempre es el mismo. Es trabajar en un lenguaje sumamente misterioso donde no hay manera de saber exactamente lo que es bueno y lo que es malo. Nada se puede medir, y tienes que trabajar sobre todo con un impulso interior muy poderos, de comunicar una sensaciones que tienes. Es el mismo espacio que el hombre de las cuevas de Altamira. En cada época ha habido sus culturas, pero el fondo de la cuestión es siempre el mismo para todos: estamos trabajando en la oscuridad sin saber muy bien lo que estamos haciendo. No podemos entenderlo todo, pero qué más da, el arte no se hace con lo que se sabe, sino con lo que se siente, y con muy poco más. Cuando ves la mirada de un niño, o algo sumamente profundo, no tiene porque referirse al hecho artístico, puede ser al que está solamente en la vida, es algo enigmático, muy poderoso, muy profundo. Así debe ser pintar, para los abstractos y para los figurativos, nunca saber lo que va a ocurrir. El arte, como la religión, siempre se ha apoyado en la fórmula, hay muy pocos hombres que hayan vivido el hecho espiritual sin rezo, sin fórmula. Ahí se ha perdido la veracidad, se está mintiendo. En el arte dices la verdad o mientes, no hay término medio”.