Marcel Barrena conmovió con una película que miraba directamente a la tragedia de miles de inmigrantes muertos en nuestras costas y en medio del mar. Ahora a puesto en pie la historia de un barrio obrero que ha transformado, al contarla, el mismo barrio y la percepción de la gente que luchó en ellos. Una radiografía de las clases populares tan viva que se ha convertido en una contribución a nuestra memoria.
Este año han llegado por primera vez las luces de Navidad al barrio de Torrebaró, y han estado dedicadas a ‘El 47’. Sigue siendo ‘el barrio que está detrás de la montaña’, sin aceras ni agua corriente en algunos rincones, que ahora va a poner el nombre de los protagonistas de historia a alguna de sus calles. Hasta el ayuntamiento de Barcelona, que ha recibido al equipo de rodaje, está estudiando homenajear a Manolo Vital.
Una película que habla de años de lucha, pero que al mismo tiempo, habla del futuro de nuestros barrios.
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Manolo Vital (Eduard Fernández) dice que les han echado de su casa, cuando habla de Extremadura, y que no van a dejar que les vuelvan a echar, hablando de Torrebaró. Coloca la mirada en el migrante como protagonista, no como víctima.
Es una frase que cogimos literal de Manolo Vital, y es que él era así. Nadie se va de su casa porque quiere, sino porque le expulsan, de alguna forma, ya sea con pobreza, con amenazas o con condiciones de vida que no son las que uno quisiera, con alquileres desmesurados. Salvo que uno se vaya por un motivo romántico, porque se ha enamorado o porque encuentra algo mejor, si uno se va de su casa, suele pasar que le han expulsado, de una forma más o menos directa, pero es como suele ser.
Somos un país de gente expulsada. Y más fuera de las grandes urbes donde el territorio fue empobrecido, incluso a veces a propósito, para generar el tránsito hacia las grandes ciudades. La España Vaciada es eso.
La película está llena de ideología, de mecanismos de empatía, no solo por algo que pasó hace 50 o 70 años aquí, sino por lo que está pasando hoy. Es un juego de espejos. La crisis de la vivienda, cómo recibimos a los que se van, a los que han sido expulsados…
“Somos un país de gente expulsada”
Es un acierto empezar explicando como era la ley de la vivienda en ese momento. Si al salir el sol la casa tenía techado, no la tiraban. España está llena de barrios que nacieron así y mucha gente no lo sabe. Tenías cinco o seis horas para poner en pie una casa y que no te la tirasen.
Así es y parece tan absurdo. Cuando me documentaba para esto, me costaba entender esa misma ley, ¿por qué es eso?, ¿que son vampiros?, o sea, ¿qué pasa con el sol? Me interesaba mucho también que era muy gráfico, muy cinematográfico: el sol, vienen los funcionarios, viene la policía…
Hoy no es la salida del sol, pero es el no llegar al pago del alquiler o de la hipoteca, o sea, que te vienen y te echan. No te tiran la casa al suelo, pero de alguna forma te echan o te mueves a la calle.
Me interesaban esos paralelismos para que el espectador conectara con el dolor de esa gente, viendo cómo les tiraban la casa al suelo. Lo que entonces era reclamar una parcela, unos materiales de construcción, hoy es reclamar porque no te pongan un alquiler ridículamente alto o hipotecas imposibles. Por eso el principio de la peli es ese.
Esto no lo he contado mucho, pero por problemas de presupuesto, para poder cuadrar números, se planteó durante días no rodar esa parte porque era muy complicado construir decorados para luego tirarlos, para luego volverlos a construir. Las películas no se ruedan por orden, y si el sol sale, las casas están en pie, pero cuando no, se tiran. Todo eso era producción y muy complicado. Hasta el último momento la escena estaba en peligro para poder salvar otras cosas de la peli. Pero al final tuve una revelación y dije no, esto no se puede tocar porque la peli está aquí. El autobús es una anécdota. La peli está aquí. Y yo estoy muy orgulloso de esa parte. Creo que es lo mejor que he hecho, de las mejores cosas en las que he participado en mi vida, un homenaje a Novecento, a la lucha de clases y a la gente humilde.
“Un homenaje a Novecento, a la lucha de clases y a la gente humilde”
De hecho, has conseguido que aparezcan dos mundos. En realidad por una parte están las clases populares, de una enorme riqueza, y luego está el político que representa otro mundo distinto. La solidaridad entre la gente del barrio, el ‘no te puedes rendir’, la desesperación cuando un vecino se quiere ir, las reuniones, los viajeros del autobús…
Este es un proyecto muy querido y desde el primer momento sentía que tenía algo muy especial, pero no quería caer en un cliché. Por eso estuve pensando cómo podía construir algo poliédrico, de muchos puntos de vista que fuera fiel a la realidad.
Manolo Vital era un comunista convencido que se hizo muy amigo de Pascual Maragall. No era un tío cerrado en sí mismo, sino muy abierto. ¿Cómo ilustramos esto?, ¿por dónde conducía el autobús?, que era la zona noble de la ciudad, ¿quién había en ese autobús?.
Mucha gente de la que estuvo en el autobús ese día fue al juicio a defender a Manolo y ahí no había diferencia de clases, eran todos un equipo. Cuando sube el autobús, el barrio le ayuda poniendo cosas en la calzada para que pudiera pasar el autobús.
“Lo que tiene que buscar para estar orgullosa está dentro de ella, en su familia”
Su mujer, Carmen, era una monja. Un comunista que se enamora de una monja. Y luego está el uso de las lenguas que era muy plural. Y luego está el antagonista, ‘el gallo negro’.
Hemos tenido que pensar en cómo era Pascual Maragall, cómo era Carmen Oliva, cómo era la nieta, el hijo, que están fusionados en el personaje de la hija.
La película está repleta de detalles, como el de la señora burguesa…
Claro. Tienes que pensar en una señora burguesa de esa época, cómo iba vestida, cómo era… y luego las secuencias de la profesora, del teatro, en las que Joana quiere escapar de su clase para ir a otra, es algo aspiracional. Piensa ‘esto es mejor que lo que yo tengo’. La coral representa la clase burguesa. Y luego se da cuenta de que no, que lo que tiene que buscar está dentro de ella, en su familia, para estar orgullosa.
Hay que buscar mucho, trabajar con los actores, darles mucha libertad para que investiguen. Son muchos cerebros pensando y mucha gente trabajando. Todo sale del amor a lo que haces.
“Como lo amaban tenían el mismo derecho que los que estaban allí antes”
A veces, en las películas, empatizas con el protagonista, pero aquí empatizas con todo un universo que es Torrebaró, y pese a todo, te hubiera gustado vivir aquello. Está la macha en la pared que crece, cuando Manolo dice que aprendió catalán por amor…
Ayuda mucho saber lo que cuesta llegar aquí, porque yo no he tenido padrinos. Yo repartía pizzas en Hospitalet.
Por eso he puesto aquello que tiene sentido y me emociona por lo que yo también he vivido, como buscar un trabajo de mierda, conseguir un piso, en realidad, como todos.
Yo no viví aquella época, por eso meto todo lo que yo puedo de mí y de lo que yo he vivido. Por eso te digo que el secuestro del autobús en sí es una excusa, como también lo era para Manolo, que no secuestró un autobús por secuestrarlo, sino por su barrio.
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También es extraordinario cómo se mezcla el catalán con acento extremeño…
Mis abuelos vinieron de Andalucía y encontraron el mismo panorama que se encuentra Manolo. No hablaban catalán y nunca tuvieron un solo problema por hablar en castellano en Cataluña. Luego puede venir un partido e inventarse una historia para hacer ruido.
Lo que yo he querido es hablar de lo que he vivido y de lo que vivió esa gente que llegó a un sitio y como lo amaban tenían el mismo derecho que los que estaban allí antes. Si tú llegas a un sitio, lo amas, lo respetas y te adaptas, pues eres tan de ese sitio como cualquier otro. ‘Yo hablo catalán por amor’ también significa eso. Amo la lengua porque es la lengua de esta tierra que me ha acogido y la hablo por amor.
Insisto, el autobús era una excusa para Manolo, y lo ha sido para mi
“La película está llena de la ideología de Manolo Vital”
¿La expresión ‘con cabeza’ es de Manolo realmente?
Sí, es real. Creo recordar que me lo contó la nieta.
Aunque no se dice explícitamente en la película que era un comunista convencido, es evidente.
Claro, es que ‘con cabeza’ marca también un estilo. No es un cazurro, es un comunista convencido que se ha enamorado de una monja, un señor abierto que habla una lengua pero adopta otra, y es capaz no solo de tener relaciones con gente de otros partido, sino de abrazarles. En la película es evidente cuál era su ideología.
Cuando construyen las casas dice directamente que cada uno no se construya la suya, sino que entre todos vamos a construir la de cada uno. Por no hablar de la canción del final. No necesitamos un plano dedicado a decir que era comunista porque la película no va de eso.
“Perdemos salas de cine que están abarrotadas y con todo vendido”
Es evidente.
Esto me interesa de forma particular porque estos días he leído que alguien decía que habíamos escondido que era comunista. Primero, es mentira, no hemos escondido nada.
Y segundo, a Manolo Vital no lo conocía nadie hace cinco meses y es su hijo y su nieta quienes han hecho la investigación y nos han transmitido, junto con sus amigos, cómo era y qué pensaba. Manolo estaba en un partido y tenía carnet, pero era muchas otras cosas.
Pedro dice:
Esta película sencillamente es un peliculón. Además de emotiva, es historiográfica, y sirve para derribar algunos mitos de lo que es Cataluña.
Marcel Barrena es un pedazo de director y además puedo decir que una gran persona por el trato personal que me brindó cuando le expliqué una situación personal que tenía vinculación con la película.
Muy muy recomendada.