Cincuenta años de criminal bloqueo, de sabotajes, de atentados, de múltiples intentos de asesinato de Fidel Castro por parte de la CIA no han conseguido doblegar la inquebrantable voluntad del pueblo cubano de mantener su independencia y defender su revolución. Poderosos sectores de la clase dominante norteamericana han valorado como un fracaso su política hacia Cuba. Y ahora que la isla se dirige a un proceso de reformas internas y apertura al exterior, similar al emprendido por China hace 30 años, no quieren dejar pasar la oportunidad de hacer negocio.
Sin embargo no les resultará tan fácil hacerlo. En contra de la opinión ampliamente extendida por los medios de comunicación de nuestro país que, en una nueva muestra de sumisión al imperio, se han dedicado a difundir la idea de que “por fin la democracia llegará a Cuba de la mano de EEUU”, la realidad es que en este proceso de normalización y restablecimiento de las relaciones diplomáticas, los dirigentes cubanos tienen muy claro el camino a seguir.«Raúl Castro ha fijado con claridad las condiciones cubanas para normalizar relaciones» Y así lo ha expresado recientemente el presidente cubano, Raúl Castro, en su intervención ante la IIIª Cumbre de la CELAC, celebrada a finales del pasado mes de enero en Costa Rica.Ya en los primeros párrafos de su discurso (ver más abajo), Raúl Castro dejo bien claro que de ninguna manera Cuba modificará su política exterior y se mantendrá siempre al lado de los que luchan contra el imperialismo yanqui. Ante el fracaso de la política seguida contra Cuba durante más de cincuenta años por Estados Unidos, la administración Obama ha decidido cambiar el método, aunque los objetivos de lanzar sus tentáculos de intervención y dominio sobre la isla se mantienen inalterables. En su discurso, Raúl Castro –además de expresar que Cuba y Estados Unidos deben aprender el arte de una convivencia basada en el respeto a las diferencias entre ambos gobiernos y en la cooperación en temas de interés común– tuvo un interés especial en remarcar los principios políticos de independencia y justicia social, sin claudicar en uno solo de ellos, ni ceder un milímetro en la defensa de la soberanía nacional.Castro detalló específicamente los asuntos que Cuba planteará en las conversaciones, remarcando aquellos que deben ser resueltos antes de poder decir que se han restablecido las relaciones diplomáticas entre ambos países. El inicio del proceso hacia la normalización de las relaciones bilaterales no será posible, dijo Castro, mientras exista el bloqueo, no se devuelva el territorio ilegalmente ocupado por la Base Naval de Guantánamo, no cesen las trasmisiones radiales y televisivas violatorias de las normas internacionales y no haya una compensación justa por parte de EEUU al pueblo cubano por los daños humanos y económicos que le ha infringido en estas cinco décadas de embargo.«EEUU debe compensar al pueblo cubano por los daños humanos y económicos que le ha infringido en estas cinco décadas de embargo» Al anunciar el inicio de las negociaciones, los estadounidenses han tratado de imponer su hegemonía, pero se han encontrado con una respuesta rápida y adecuada a sus pretensiones. No habrá nuevos pasos mientras no se resuelvan estos problemas pendientes que deben solucionarse de inmediato. Y aclarar al detalle otros de singular importancia como la futura actuación de los diplomáticos estadounidenses en La Habana, donde de acuerdo con las Convenciones de Derecho Diplomático y Consular les estará prohibido involucrarse en los asuntos internos del país.Las primeras medidas en relación con Cuba que Obama ha tratado de presentar como demostración de “buena voluntad” han sido decididas y determinadas unilateralmente por Estados Unidos, sin consultar con el gobierno cubano ni tener en cuenta sus intereses. Viajes a Cuba, remesas de migrantes, envío de tecnología informática y otras han sido tomadas en función de lo que Washington considera más beneficioso para la imagen de Estados Unidos. Sin embargo, en otros numerosos asuntos, de verdadero interés para el gobierno cubano, como la prohibición de créditos, el uso del dólar en las transacciones financieras internacionales; la adquisición en otros mercados de equipos y tecnologías que tengan más de un 10% de componentes estadounidenses y las importaciones a Estados Unidos de mercancías que contengan materias primas cubanas,… las medidas tomadas han sido estrictamente limitadas o se han mantenido las restricciones ya existentes.En su prepotencia hegemónica, el gobierno yanqui considera que Cuba debe aceptar todas sus decisiones y agradecerle humildemente que empiece a hablar de poner fin a su criminal política. Pero en Cuba, como ya ocurrió tras la independencia o con el triunfo de la revolución en 1959, EEUU se ha encontrado con la horma de su zapato. Una época nueva para Nuestra AméricaRaúl Castro
“Nuestra América se ha adentrado en una época nueva y ha avanzado, desde la creación de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños, en sus objetivos de independencia, soberanía sobre sus recursos naturales, integración, construcción de un nuevo orden mundial, justicia social y democracia del pueblo, por el pueblo y para el pueblo (…)Juntos, somos la tercera economía a nivel mundial, la zona con la segunda mayor reserva petrolera, la mayor biodiversidad del planeta y con una alta concentración de los recursos mineros globales (…)En el último decenio, las políticas económicas y sociales y el crecimiento sostenido, nos permitieron enfrentar la crisis económica global y posibilitaron una disminución de la pobreza, el desempleo y la desigual distribución de ingresos.Las profundas transformaciones políticas y sociales llevadas a cabo en varios países de la región han traído la dignidad a millones de familias que han salido de la pobreza (…)Se precisa un nuevo orden económico, financiero y monetario internacional, donde tengan cabida y prioridad los intereses y necesidades de los países del Sur y de las mayorías, donde no prevalezcan los que impone la concentración del capital y el neoliberalismo.La solidaridad en Nuestra América será decisiva para hacer avanzar los intereses comunes.Expresamos enérgica condena a las inaceptables e injustificadas sanciones unilaterales impuestas a la República Bolivariana de Venezuela y a la continuada intervención externa dirigida a crear un clima de inestabilidad en esa hermana nación (…)Nos unimos a la República Argentina en su reclamo de las islas Malvinas, Georgias del Sur y Sandwich del Sur y los espacios marítimos circundantes (…)Reafirmamos la solidaridad con el pueblo y gobierno de Ecuador, que preside Rafael Correa, en apoyo a sus demandas de reparación por los daños ambientales provocados por la trasnacional Chevron en la amazonia ecuatoriana.Como hemos dicho en otras ocasiones, la Comunidad estará incompleta mientras falte Puerto Rico. Su situación colonial es inadmisible, y su carácter latinoamericano y caribeño no admite lugar a dudas (…)Saludamos los excelentes progresos alcanzados en el Foro CELAC-China y en los vínculos de la región con el grupo BRICS.Reiteramos la preocupación por los enormes y crecientes gastos militares impuestos al mundo por Estados Unidos y la OTAN, así como el intento de extender la agresiva presencia de esta hasta las fronteras de Rusia, con la cual tenemos históricas y fraternales relaciones, mutuamente provechosas (…)Para Cuba, el principio de igualdad soberana de los Estados y de autodeterminación de los pueblos es irrenunciable (…)”