El certificado de empadronamiento de los inmigrantes sí sirvió para votar en la consulta soberanista que se realizó en Vic el pasado diciembre. Pero cuando se trata de «la pela», actúa como lo que es, un aparato de estado especialmente duro con las espigas…
El 13 de enero el leno del ayuntamiento de Vic, gobernado por CiU, PSC y ERC, aprobó una normativa que impedía inscribir en el padrón a los inmigrantes que no dispusieran de permiso de residencia, escudándose en la Ley de Extranjería.Mostrando la verdadera faz de la Ley de Extranjería. El expolio del trabajador inmigrante. Y, de forma sangrante, el uso por parte del nacionalismo excluyente, de los brazos foráneos para levantar, en el sentido laboral y político, la “nació catalana” por cuatro chavos hasta que las cosas se ponen feas: gracias pero tú eres el que te vas o si no, vives en el submundo de la Catalunya. Dicen que esta medida obedece a una maniobra electoral para evitar el auge de la Plataforma x Catalunya, que fuerza a tomar este tipo de medidas “sin complejos” ante la inmigración.Eso sí, con la legalidad en la mano. Con la Ley de Extranjería en la mano. El informe de la Abogacía del Estado desvincula los permisos de residencia y trabajo del derecho a empadronarse y a obtener así las prestaciones sociales básicas. La alarma social no podía ser mayor. Según los datos del padrón municipal, la población inmigrante residente en Vic ha pasado del 6 al 25 por ciento en nueve años. La tradicional industria cárnica atrajo a la mano de obra barata para los mataderos, para puestos que normalmente no cubre la población autóctona. Pero Vic es un santuario espiritual del nacionalismo excluyente catalán, de profundas raíces burguesas. La contradicción con los inmigrantes está en las élites políticas, porque un reciente sondeo municipal ha puesto de manifiesto que la inmigración ocupa el noveno lugar de las preocupaciones de los vecinos de Vic, por detrás del paro, la falta de aparcamientos o de zonas verdes.¿Qué ocurre pues? ¿Si a la población no preocupa, por qué toman la medida de no empadronar a los inmigrantes?SOS Racismo lleva tiempo alertando que la crisis es caldo de cultivo de actitudes xenófobas y que la medida no es más que una jugada electoralisa para frenar el ascenso de Anglada. Sin embargo, este es un problema más profundo, de clase, de pasta. El alcalde, JosepMaria Vila d’Abadal (CiU), tras dar marcha atrás, pidió al Gobierno que haga cumplir la ley de extranjería, y reclamó ayudas económicas para los ayuntamientos con una elevada tasa de inmigración. Lo que querían ahorrarse son los gastos sociales que conllevan el empadronamiento. No es un problema de racismo y xenofobia, sino de ser “fuerte con las espigas…” para dar el pistoletazo de salida de los ajustes sociales que están por venir. ¿Por quién van a empezar sino?