El Gobierno ha perdido el control de la situación económica-financiera del país y ya sólo confía en que la ofensiva política que está desplegando ante el FMI, el Tesoro de los Estados Unidos, el BCE y Alemania permita una inyección para la recapitalización de parte del sistema financiero español sin que la ayuda pueda considerarse -ni denominarse- como un rescate ‘a la portuguesa’. Las grandes entidades financieras españolas descuentan que se producirá una ‘asistencia financiera’ que creen por completo inevitable, pero, al mismo tiempo, sus responsables cruzan los dedos para que la ayuda no se convierta ni en una intervención ni en un rescate que conllevaría un tremendo coste para España.Esa está siendo la línea de trabajo del Gobierno que ha encontrado un cierto eco en la canciller alemana Ángela Merkel -comprensiva con la “difícil herencia” recibida por Rajoy- y en el secretario del Tesoro de los Estados Unidos, Timothy Geitner, que el jueves se entrevistó en Washington con Soraya Sáenz de Santamaría que, sin embargo, no encontró la misma receptividad en la directora gerente del Fondo Monetario Internacional, Cristhine Lagarde. El Ejecutivo de Rajoy confía en que las dimensiones de la economía española –la cuarta de la eurozona- y la sobreexposición a que se sometería Italia en caso de que el sistema financiero español tuviese que ser formalmente rescatado, persuadirán a la troika y al Tesoro de los Estados Unidos hacia la adopción de una solución “blanda”. Justamente a esta composición de lugar se refirió Luis de Guindos ayer en Sitges ante el empresariado catalán al afirmar que “el euro se la juega en España e Italia en las próximas semanas”.