Es innegable que el resultado -inesperado hasta hace bien poco- del Brexit y la salida del Reino Unido de la UE suponen un severo golpe a la arquitectura política de la Unión. Si hasta ahora el llamado proceso de «integración económica y política» de la UE -o lo que no es más que el reforzamiento del poder de las principales potencias, en especial Alemania, en detrimento de la soberanía nacional de los países más débiles y dependientes- se había estancado, ahora el Brexit abre las costuras de la Europa alemana, instalándolo en un futuro incierto. Pero debemos ser prudentes a la hora de valorar o predecir las consecuencias a medio y largo plazo del Brexit para la UE bajo la hegemonía de Berlín. Hay varias contradicciones en juego, y todo dependerá de cómo se desarrollen.
Por un lado, es palpable que el triunfo del Brexit da aliento a los partidos “euroescépticos”. Fuerzas muy variadas -desde la extrema derecha del Frente Nacional de Marie LePen o el partido de Geert Wilders en los Países Bajos, hasta la izquierda de Syriza en Grecia o el Bloco de Esquerdas portugues- que pueden seguir los pasos británicos, o al menos utilizar el golpe del Brexit como arma para que Berlín rebaje sus exigencias e injerencias. El partido antitroika Movimiento Cinco Estellas de Beppe Grillo, que acaba de cosechar un importante éxito electoral en las municipales italianas, ha tardado pocas horas en anunciar que impulsará un referéndum para decidir la continuidad de Italia en el euro. Independientemente del carácter político -xenófobo y reaccionario, o progresista y popular- de las fuerzas que lo impulsen, el Brexit crea nuevas condiciones para cuestionar el corsé del hierro alemán y para que los países y pueblos de Europa puedan luchar por recuperar su soberanía nacional. » Debemos ser prudentes a la hora de valorar las consecuencias a medio y largo plazo del Brexit para la UE. Hay varias contradicciones en juego, y todo dependerá de cómo se desarrollen»
Por otro lado existe el otro vector, y es poderoso. Las burguesías monopolistas alemana y francesa -las más beneficiadas en el actual proceso de “integración europea”- van a tratar de cerrar la brecha centrífuga, recomponiendo en parte el eje franco-alemán. Merkel y Hollande ya plantean la necesidad de reforzar la integración política, con nuevas cesiones de soberanía de los Estados a Bruselas. Además está por ver cómo se resuelvan las negociaciones, y las condiciones de la nueva relación de Reino Unido con la UE. En esto último los intereses de Washington van a tener mucho que decir.
Tras el terremoto del Brexit, se inicia un periodo móvil en el que las distintas fuerzas van a maniobrar para reconducir la situación de acuerdo a sus intereses. Los pueblos debemos aprovecharlo para restar poder a los dictados de Berlín y Washington y recuperar cotas de soberanía.