Durante la campaña electoral hemos conocido dos importantes noticias, gracias a las cuales España se ha colocado a la vanguardia de Europa en la lucha paz en Palestina.
Las ha tomado el gobierno de coalición, pero solo se pueden entender desde la presión de una mayoría social y de las movilizaciones que recorren toda la geografía española.
Por un lado, España ha reconocido oficialmente el Estado palestino. Ya en 2014 se aprobó, casi por unanimidad, una resolución en ese sentido en el Congreso. Pero hasta ahora no se había llevado a la práctica.
España reconoce al Estado palestino con las fronteras previas a 1967, lo que implica poner fin a la ocupación israelí de Gaza y Cisjordania.
En la resolución adoptada, España condena el genocidio y el terrorismo, exigiendo un alto el fuego y la liberación de los rehenes por parte de Hamás.
El presidente del gobierno también ha planteado que España va a ayudar a la ANP en sus reformas y aumentará la cooperación con los países árabes para convocar una conferencia de paz.
Con este paso adelante, España encabeza las acciones a favor de la paz en la UE. Uniendo en el reconocimiento del Estado palestino a Irlanda, Noruega y Eslovenia.
En el mundo una inmensa mayoría de países, hasta 147, reconocen al Estado palestino. Suponen el 76% de los países miembros de la ONU. Lo que ahora hace España es sumarse a esa abrumadora corriente global.
Al mismo tiempo, España se ha sumado a la demanda por genocidio contra Israel, presentada por Sudáfrica ante el Tribunal Internacional de Justicia. Es el primer país europeo en hacerlo.
El Tribunal Internacional de Justicia es el principal órgano judicial de la ONU. Ya son 60 países los que se han sumado a la demanda de Sudáfrica. El TIJ no solo la ha admitido sino que también ha dictado medidas cautelares, ordenando a Israel “el cese inmediato” de su criminal ofensiva en Rafah.
Paralelamente, el Tribunal Penal Internacional ha presentado una solicitud de detención, acusándolos de crímenes de guerra, contra el primer ministro israelí, Netanyahu, y su ministro de Defensa, así como contra los líderes de Hamás.
Lo que avanza en el mundo es la exigencia de acabar con el genocidio y el terrorismo.
Debemos felicitarnos de estas dos noticias, que suponen un avance en la lucha por detener la masacre en Palestina. España está obligada a redoblar sus esfuerzos en la UE, para revertir la vergonzosa posición de Bruselas, que a causa de su sumisión hacia EEUU ha acatado, cuando no respaldado, la criminal y genocida actuación del Estado israelí.
Estos dos pasos adelante no deben apuntarse principalmente en el debe del gobierno. Ha sido la sociedad española la que lo ha conseguido. Todas las encuestas coinciden en que más del 70%, incluyendo no solo a la izquierda sino también a una parte importante de la derecha, respaldan que España reconozca el Estado palestino.
Desde estas páginas estamos orgullosos de haber contribuido, junto a muchos otros movimientos, a estos avances. Participando en la promoción de los cuatro manifiestos bajo el lema “Hay que parar la guerra. Ni genocidio ni terrorismo”.