Con Camp David como escenario, reservado para las grandes ocasiones, Joe Biden firmó con los presidentes de Japón y Corea del Sur un acuerdo que anuncia “una nueva era de cooperación trilateral”.
El pacto no esconde que busca ser una plataforma contra Pekín, al incluir en la declaración final la voluntad de “crear un frente común que sirva de contrapeso a la hegemonía china en Asia”. Y, aunque abarca diferentes ámbitos, se concentra especialmente en el plano militar.
El PCCh ya ha calificado la iniciativa como “una estructura de mini OTAN que será destructiva para la seguridad regional”.
Con Trump o con Biden en la presidencia, la superpotencia intenta torpedear a cualquier precio la emergencia de China. Utilizando en primer lugar la presión militar, y adoptando una postura cada vez más agresiva que pone en serio riesgo la paz y la estabilidad global.
El pacto tripartito entre EEUU, Japón y Corea del Sur incluye aspectos económicos, como “el control de la cadena de suministros”. Especialmente relevante si tenemos en cuenta que Corea del Sur es uno de los principales suministradores de semiconductores a Pekín.
Pero es sobre todo una alianza bélica, que busca “elevar la cooperación militar a un nivel sin precedentes”. Los tres países se comprometen a realizar maniobras conjuntas plurianuales en todos los ámbitos -terrestre, naval, aéreo, submarino, cibernético…-. Así como a redoblar el intercambio de información, el suministro de armamento y las actividades militares conjuntas.
EEUU intenta poner piedras en el camino del desarrollo chino, vetando por ejemplo su acceso a sectores claves de alta tecnología. O pretende menoscabar la presencia e influencia global del gigante asiático. Pero en estos ámbitos, Washington es incapaz de contener la emergencia de Pekín. Y cada vez más utiliza la presión y la amenaza militar.
Son ya muchos pasos en este sentido. Manteniéndose como una “política de Estado” al margen del cambio de inquilino en la Casa Blanca.
En 2007 el gobierno de Bush creó el Diálogo de Seguridad Cuadrilateral, conocido como Quad, para reforzar la cooperación militar entre EEUU, Japón, Australia e India.
En 2021, con Biden en la Casa Blanca, se constituye el AUKUS, una alianza militar entre EEUU, Reino Unido y Australia, dirigida específicamente a la región del Indo-Pacífico.
A lo que se debe unir el relanzamiento de “Five Eyes” -Cinco ojos- una alianza de inteligencia vigente desde la IIª Guerra Mundial, entre EEUU, Reino Unido, Canadá, Australia y Nueva Zelanda.
EEUU ha firmado con Japón y Corea del Sur un acuerdo que anuncia “una nueva era de cooperación trilateral”… contra China. Las maniobras cada vez más agresivas de Washington contra Pekín atacan la estabilidad y la paz en Asia y en todo el planeta
Todos los movimientos de EEUU en Asia-Pacífico son agresivos. La Guardia Nacional norteamericana acaba de realizar unos ejercicios militares conjuntos con Taiwán. El comandante de la Séptima Flota norteamericana acaba de hacer un llamamiento a “enfrentar el comportamiento agresivo de China”. Y las flotas de EEUU, Australia y Japón realizan ejercicios militares conjuntos en el Mar de China.
Ahora, Washington impone a Japón y Corea del Sur -históricamente enfrentados desde la IIª Guerra Mundial- su integración en una nueva alianza militar. Son dos de los grandes peones bélicos de la superpotencia en la región. En Japón hay 53.700 soldados norteamericanos en 120 bases militares, más que en ningún otro país. Y en Corea del Sur se encuentran otros 26.400 militares estadounidenses en 73 bases, especialmente Camp Humprhreys, la mayor base norteamericana en el extranjero.
Las maniobras, cada vez más agresivas, de EEUU contra China atacan la estabilidad en Asia, sembrando una cadena de enfrentamientos de peligrosas consecuencias.