Según un estudio de la Universidad de Iowa y el Centro Médico de Veteranos de esta ciudad estadounidense, una proteína del cerebro que participa en la conducta del miedo y la ansiedad podría representar una nueva diana para las terapias farmacológicas de la depresión. El estudio manifiesta que la línea de investigación prefiere drogar hasta la prevención antes que atajar estructuralmente el gran invento de la depresión.
El estudioSegún informa Journal of Neuroscience, los investigadores descubrieron que al alterar la roteína ASIC1a, un canal iónico en el cerebro, se producían efectos antidepresivos en ratones. El efecto era similar al que producen los actuales fármacos antidepresivos pero los investigadores también mostraron que el efecto de ASIC1a surgía a través de un nuevo mecanismo biológico diferente.Como explica John Wemmie, coautor estudio, "el tema del mecanismo es importante porque si un paciente no responde a un fármaco, las posibilidades de que responda a otro que funciona con el mismo mecanismo son bajas. Necesitamos antidepresivos con nuevos mecanismos de acción para ayudar a estas personas que no responden a lo que existe en la actualidad".Los resultados apoyan la idea de que la depresión podría estar causada, al menos en parte, por la actividad anómala de la amígdala, y que el uso de este medicamento palia los efectos del estrés, que reduce los niveles de un factor neurotrófico llamado BDNF en ratones. Estos descubrimientos podrían significar que la inhibición de ASIC1a podría aumentar la capacidad del cerebro para resistir los efectos negativos del estrés y quizás reducir la probabilidad de que una persona desarrolle depresión.El Quijote “vía oral”“En el libro, la búsqueda interior de Don Quijote se profundiza cada vez más. Se vuelve psicoanalista, al encontrar a alguien más trastornado que él. Abraza a este hombre y dice estar dispuesto a escucharlo. Pero lo más divertido es que el “paciente” le dice que se va a tumbar en la hierba para poder hablar más libremente. ¡Un verdadero precursor del psicoanálisis!”. Así habla Davoine, la psicoanalista francesa que propone El Quijote como terapia para la depresión y, quizás, como prevención.Ante todo, Davoine señala que si la novela cervantina es antidepresiva, “es porque nos enseña a renunciar a la tristeza y a rebotar. Es una novela violentamente positiva y no-determinista, que sigue el ritmo de la síncopa, frecuente en el análisis del trauma: periódicamente tropezamos contra un elemento que todavía no habíamos tratado. Tomamos un nuevo impulso. Hay una energía enorme que brota de los momentos de gran derrota.”Según Françoise Davoine, el azar y los encuentros imprevistos, las aventuras inesperadas con las que se enfrenta Don Quijote, son parte integrante del proceso. El determinismo y el uso sistemático del pasado para comprender el futuro no funcionan.Ustedes eligen: fármacos o El Quijote “vía oral”.