«Estos días hay muchas chanzas a propósito del último golpe escénico del zapaterismo: ese viaje al cuartel general de la OTAN en Bruselas para aceptar el despliegue del escudo antimisiles de Estados Unidos en la base aeronaval de Rota. Sarcasmo y amargura en la casa de las izquierdas. Un final cómico y humillante en opinión del periodismo que necesita creer en los milagros: anteayer, ZP; ayer, san Martín de Porres-Obama; hoy, el movimiento de los indignados…»
No hay que ser muy erspicaz para entender su juego. Repudiado por el mayor diario de centroizquierda del país, obligado por su partido a adelantar las elecciones bajo la amenaza de congreso extraordinario y aborrecido por más de media España, ha decidido suscribir unas cuantas pólizas de seguro. Sabe muy bien qué final pueden tener los débiles en España. Sabe cómo funcionan los crueles engranajes en fase de desbandada –fíjate en la emboscada que le acaban de tender a José Blanco– y desea vivir tranquilo en León. Ha puesto todo su talento táctico al servicio de una retirada segura y ordenada. Le respetarán. (LA VANGUARDIA) EL PAÍS.- Merkel y Sarkozy repitieron ayer en Berlín la misma táctica que han venido desplegando ante los sucesivos episodios de la crisis financiera europea. Anunciaron que Francia y Alemania han pactado un plan para recapitalizar los bancos, pero dejaron la concreción y la aprobación del plan para finales de octubre; prometieron una pronta ratificación de la reforma del Fondo de Rescate Europeo, pero también queda aplazada hasta finales de este mes, cuando se aprobó ya en una cumbre a finales de julio; y aseguraron que, también antes de noviembre, ambos países presentarán un paquete de medidas para restablecer la zona euro, pero sin más precisiones. PÚBLICO.- Fuimos tan anti-Otan que nos hicieron a la fuerza más pro-Otan que nadie. Frente al ruido de sables, el sablazo de los ruidos de los Harrier sobrevolando Doñana. El cambio fue un cambiazo. Zapatero se mira en Felipe: ambos se traicionan a sí mismos y a sus votantes, por la jurisprudencia penal de los intereses de Estado. En los 80, seguíamos viviendo en una huerta atómica, con Miguel Ríos. Pero bombardeábamos Sirte a las órdenes de Reagan con el mismo denuedo con que ahora machacamos a la Libia de Gadaffi en apoyo de las petroleras europeas. Opinión. La Vanguardia Del 15-M a la balística intercontinental Enric Juliana El final de carrera de José Luis Rodríguez Zapatero es profundamente irónico, a la vez que muy aleccionador. Es un final de novela francesa. Es un remate digno de las Ilusiones perdidas de Balzac. Lucien de Rubempré regresa a su Angulema natal después de haber escalado París. Ha conocido el poder y ha acariciado la gloria. Ha engañado a unos y a otros. Ha dejado a muchos de sus amigos por el camino. Ha conocido los engranajes de la política burguesa y no ha hallado la manera de controlarlos. Es imposible controlarlos. El sistema ha podido con él. Apenas ha logrado sobrevivir a los vértigos de una ciudad implacable con el hombre de provincias. "En vez de matarme, he vendido mi vida. Ya no me pertenezco; más que el secretario de un diplomático español, soy su criatura", dice Lucien al final de la novela. Rodríguez Zapatero regresa a su ciudad sin la tristeza de Rubempré en Angulema. Regresa a las callejuelas del Barrio Húmedo de León con la sonrisa incólume. Sonríe, sonríe, sonríe. Todo el andamiaje político e ideológico con el que logró convencer a media España –y a algunos europeos– de que un nuevo tiempo político había comenzado se ha venido abajo y él sonríe. Sonríe, sonríe, sonríe. Estos días hay muchas chanzas a propósito del último golpe escénico del zapaterismo: ese viaje al cuartel general de la OTAN en Bruselas para aceptar el despliegue del escudo antimisiles de Estados Unidos en la base aeronaval de Rota. Sarcasmo y amargura en la casa de las izquierdas. Un final cómico y humillante en opinión del periodismo que necesita creer en los milagros: anteayer, ZP; ayer, san Martín de Porres-Obama; hoy, el movimiento de los indignados… El sarcasmo es fácil. El hombre que en el desfile del 12 de Octubre del 2003 permaneció sentado ante la bandera norteamericana, acepta, sin debate previo, la instalación en territorio español del más moderno sistema balístico de la primera potencia del mundo. Hace un mes, el republicanista Zapatero activó la reforma exprés de la Constitución, mofándose de quienes le habían dado apoyo en el Parlamento en horas díficiles. (Esos pérfidos nacionalistas catalanes que ahora, extraviados también ellos en un raro bucle, se mofan de los andaluces, recortan a destajo y se lo gastan todo en Aromas de Montserrat y promoción del catalán). Rubempré regresa a casa después de haber regalado los oídos a José María Aznar en ese café en la Moncloa en el que –a finales de julio– le prometió abogar por la gran entente nacional PP-PSOE. No hay que ser muy perspicaz para entender su juego. Repudiado por el mayor diario de centroizquierda del país, obligado por su partido a adelantar las elecciones bajo la amenaza de congreso extraordinario y aborrecido por más de media España, ha decidido suscribir unas cuantas pólizas de seguro. Sabe muy bien qué final pueden tener los débiles en España. Sabe cómo funcionan los crueles engranajes en fase de desbandada –fíjate en la emboscada que le acaban de tender a José Blanco– y desea vivir tranquilo en León. Ha puesto todo su talento táctico al servicio de una retirada segura y ordenada. Le respetarán. El despliegue del escudo antimisiles en Rota es muy importante en términos militares y políticos. Resuelve un problema urgente de Estados Unidos y revaloriza la posición geostratégica del sur de España ante Gran Bretaña (Gibraltar), Marruecos y Francia. Y alegrará la vida gaditana, muy castigada por el paro. En marzo del 2012, el PSOE se jugará la existencia en las elecciones de Andalucía. El último golpe de escena de Zapatero ha provocado hilaridad, pero es uno de los giros tácticos más inteligentes de Rubempré. Perdida la batalla y la fama, se protege él, refuerza a España ante Washington en plena pesadilla financiera, y ofrece un as a la mujer que quisiera ver al frente del PSOE. La ministra de Defensa ha evitado la foto en el cuartel de la OTAN, pero es partícipe del pacto con los americanos. Personaje stendhaliano –Julien Sorel en femenino–, Carme Chacón alimenta sus bazas. Espera, aguarda, cuida el mohín y ejecuta la última gran pirueta del socialismo mediático: de día adula al 15-M, de noche engarza misiles intercontinentales. LA VANGUARDIA. 10-10-2011 Editorial. El País Promesas desde Berlín Angela Merkel y Nicolas Sarkozy repitieron ayer en Berlín la misma táctica que han venido desplegando ante los sucesivos episodios de la crisis financiera europea. Anunciaron que Francia y Alemania han pactado un plan para recapitalizar los bancos, pero dejaron la concreción y la aprobación del plan para finales de octubre; prometieron una pronta ratificación de la reforma del Fondo de Rescate Europeo, pero también queda aplazada hasta finales de este mes, cuando se aprobó ya en una cumbre a finales de julio; y aseguraron que, también antes de noviembre, ambos países presentarán un paquete de medidas para restablecer la zona euro, pero sin más precisiones. Es decir, Sarkozy y Merkel siguieron la táctica de calmar a los mercados, aunque en esa tarea sea más efectivo el acuerdo entre Francia, Bélgica y Luxemburgo para salvar el banco Dexia. Una solución que incluye la creación de un "banco malo", equivalente en principio a una socialización de las pérdidas. Sin más precisiones, el acuerdo entre Francia y Alemania para recapitalizar la banca europea es una declaración satisfactoria pero difícil de valorar. Se mire como se mire, una segunda recapitalización de la banca europea es un fracaso, porque significa que las pruebas de resistenciaya no servirán para ofrecer confianza a los inversores ni a los propios bancos y porque, lógicamente, no hay razones para que la que se prepara sea la última inyección de dinero que necesitan las entidades financieras. Nada impide que la crisis de la banca, que en un principio se produjo por las hipotecas basura y ahora se debe al deterioro de las deudas nacionales, se manifieste a corto plazo por otras causas o debilidades. El acuerdo entre Francia y Alemania pide además una cierta reflexión estratégica para que no se convierta en un remiendo más. Francia, Alemania y el BCE tienen sobre la mesa tres problemas: el bancario, que implica una recapitalización de entre 300.000 y 400.000 millones para hacer frente a las pérdidas causadas por la crisis de la deuda; el del rescate de Grecia, en el que también está involucrado el Fondo Monetario Internacional; y la cuestión del instrumento institucional adecuado para combatir la crisis de deuda, es decir, las nuevas funciones del Fondo de Estabilidad. Parece lógico calcular que el problema que hay que resolver primero es el de Grecia. Porque si no es así, el deterioro de la deuda griega seguirá depreciando los activos de la banca. Francia y Alemania parecen conscientes de la dureza de la crisis, pero no ven con la misma claridad que una parte importante de esa complejidad es que requiere decisiones rápidas. Por el momento, Merkel y Sarkozy ofrecen la misma mezcla política: soluciones acertadas, pero en plazos poco concretos y sin seguridad política alguna. Quizá los Parlamentos nacionales no aprueben el plan franco-alemán de recapitalización, o quizá se crucen otras elecciones. Remedios a corto plazo para una crisis que requiere decisiones en profundidad y un auténtico Gobierno europeo. EL PAÍS. 10-10-2011 Opinión. Público De Rota en derrota hasta la masacre final. Juan José Téllez Impasible el ademán, Mr. Marshall sigue cruzando por Rota. ¿Dónde están tus huertos, tu melón, tu calabaza?, preguntaba Alberti desde el exilio cuando el salvador de España subarrendaba la península ibérica al Pentágono. Era 1953 y Franco salió de la autarquía del brazo de la Santa Sede y de Yankee Doodle Dandee, entre bombas en Palomares y leche en polvo. Los marines salían de francorrida en los 60 por un mapa de güisquerías que, por malo que fuera el ron como canta Javier Ruibal, abarcaban desde Morón a Torrejón y a Zaragoza o la Bahía de Cádiz. Las licencias de taxis se multiplicaban para llevar y traer a los mamporreros de los Polaris. Fuimos tan anti-Otan que nos hicieron a la fuerza más pro-Otan que nadie. Frente al ruido de sables, el sablazo de los ruidos de los Harrier sobrevolando Doñana. El cambio fue un cambiazo. Zapatero se mira en Felipe: ambos se traicionan a sí mismos y a sus votantes, por la jurisprudencia penal de los intereses de Estado. En los 80, seguíamos viviendo en una huerta atómica, con Miguel Ríos. Pero bombardeábamos Sirte a las órdenes de Reagan con el mismo denuedo con que ahora machacamos a la Libia de Gadaffi en apoyo de las petroleras europeas. Todas las guerras pasaron por aquí o por Gibraltar. Las bolsas negras pasaban pronto de los telediarios a los hangares del sur de España. Los vuelos secretos de la CIA cruzaron sobre Baleares y Rota rumbo a la infamia de Guantánamo. Fuimos un poco Kabul, un poco el Bagdad del trío de las Azores. Ahora, seremos escudo antimisiles para el Capitán América. Como si pretendieran convencernos de nuevo de que los yihadistas no sólo tienen mala hostia sino armas de destrucción masiva. Como si fuéramos a creernos que Irán o que Corea tienen capacidad suficiente para bombardear Oregon pasando por Getafe. Y nos vendemos por un puñado de dólares o por un puñado de empleos. El bueno, el feo y el malo acribillan nuestros sueños. Hay una España que desconfía de sus colt y hay otra que se pirra por limpiarles las botas. De Rota en derrota. Hasta la masacre final. PÚBLICO. 10-10-2011