Lo que en España es un tabú silenciado por los medios, en Berlín es un cuidadoso diseño para salvar a sus bancos a costa de hundir a los países de la periferia europea.
El durísimo plan de ajuste y recortes presentado por Rajoy ha destapado la caja de los truenos. Las primeras consecuencias de la intervención exterior sobre la vida política y económica española ya están sobre la mesa. El plan de Rajoy responde punto por punto a las exigencias que la troika (el BCE, el FMI y la Comisión Europea) han hecho a través del memorándum negociado para solicitar la “ayuda” de 100.000 millones de euros para “rescatar” a la banca española.
Rajoy, como antes Zapatero, se escuda en que no tenemos otra opción, que los españoles y nuestro gobierno “no tenemos libertad de elegir”. Que quienes “financian” tienen el derecho de imponer sus condiciones a los “financiados”. ¿Pero de qué financiación estamos habando? ¿Al rescate de quién ha acudido la troika?» Cuando Bruselas y el FMI deciden intervenir un país, su único objetivo es rescatar a sus propios bancos»
Los números de la verdad
Hace un par de meses, el periodista y escritor británico de origen hindú Pratad Chaterjee escribía un oportuno articulo (un fragmento del cual reproducimos en esta misma página) dónde se hacía la pregunta de qué es lo que estaba pasando realmente en Europa. Para llegar a la certera conclusión de que en realidad la zona euro está procediendo a un gigantesco rescate de la banca alemana, francesa, británica y holandesa a costa del saqueo de las poblaciones de los países “rescatados”.
Los argumentos, y los números, que ofrece son incontestables.
Entre 2000 y 2009, los bancos alemanes prestaron a los países despectivamente llamados GIPSI (es decir, gitanos, a saber Grecia, Italia, Portugal, España e Irlanda) 704.000 millones de euros. Un gigantesco negocio con el que –gracias a los enormes excedentes de capital que el mercado único proporcionó a la mayor economía exportadora de Europa, Alemania–, los bancos germanos financiaron a los bancos de esos países para que éstos explotaran grandes burbujas inmobiliarias o de otro tipo. Burbujas de las que los grandes bancos europeos sacaron jugosos dividendos en forma de cobro de intereses.
Por su parte, sólo dos bancos franceses prestaron en ese mismo período de tiempo 477.000 millones a bancos de esos países.
La crisis financiera desatada en otoño de 2008 por el colapso de Lehman Brothers obligó a la banca franco-alemana a repatriar rápidamente la mayor parte posible de esos capitales, para reparar los enormes agujeros y pérdidas provocadas por la estafa global de Wall Street con los derivados financieros asociados a las hipotecas sub-prime.
Si hasta entonces el Deutsche Bank o el BNP Paribas habían refinanciado “generosamente” a los bancos de los países de sur, prestándoles más dinero cuando llegaban las fechas de los vencimientos, eso se acabó a lo largo de 2009. Entre octubre de 2008 y junio de 2010, los bancos alemanes habían repatriado ya más de medio billón de euros, cobrando de golpe intereses y amortizaciones a los bancos de los países periféricos, dejándolos atrapados en una trampa mortal.
Estos se habían endeudado con los bancos alemanes o franceses en cantidades ingentes que debían devolver en el corto plazo, en uno dos o tres años, pero gran parte de ese dinero lo habían dedicado a su vez financiar una burbuja inmobiliaria cuyo dinero tiene que devolverse a largo plazo, a 15, 20 o 25 años.
De deuda privada a deuda pública
¿Pero que tiene que ver todo esto con nosotros? ¿Por qué eso se ha traducido en una catarata de ajustes y recortes sobre el 90% de la población?
Muy sencillo, porque desde otoño de 2008, los gobiernos de dichos países, en nuestro caso el gobierno de Zapatero, diseñaron un vasto plan de rescate para inyectar enormes cantidades de fondos públicos (bien fuera en forma de dinero líquido o de avales y garantías públicas) con las que salvar a los bancos de la quiebra inmediata. De esta forma, la enorme deuda privada de los bancos españoles con la banca alemana o francesa se fue transformando en una gigantesca deuda pública.
España ha pasado entre 2007 y 2012 de tener una deuda publica de apenas el 36% del PIB a una del 72%, que se ampliará rápidamente hasta el 90% en cuanto empiece a distribuirse el dinero de los fondos europeos entre los bancos españoles.
Y el asunto no acaba aquí. Porque a pesar de haber repatriado ya esa enorme cantidad de dinero, la banca española debe todavía, a diciembre de 2011, la asombrosa cantidad de más de 460.000 millones de euros sólo a los bancos de 5 países. Por este orden, Alemania, Francia, Reino Unido, Holanda y EEUU.
Cuando Bruselas y el FMI deciden intervenir un país, su único objetivo es rescatar a sus bancos. Asegurarse, mediante el control político y económico que el Estado, es decir, los contribuyentes, todos nosotros, nos haremos cargo de pagar hasta el último euro de esa deuda, a costa de nuestros salarios y pensiones, de nuestra salud y la educación de nuestros hijos.
Ese es el centro oculto, el objetivo no declarado de cualquiera de los “rescates” ejecutados hasta la fecha, incluido el de España aunque haya sido parcial. Conocer el fondo del auténtico saqueo que esta intervención implica y el grado de pérdida de democracia y soberanía que lleva aparejada, será el tema de la próxima entrega.