Veneno

Dame VENENO

La “baja cultura” supo darle una voz a un colectivo que ya no podía callar más: las mujeres trans.

“Pues yo me siento mujer desde que nací”. Cristina la Veneno deja embobado a un niño delante del televisor en una de sus muchas entrevistas en Esta noche cruzamos el Missisipi, el primer late night español. “¿Porque lo tenías clarísimo, no?”, le pregunta Pepe Navarro. “Clarísimo, clarísimo”. Él no aparta la mirada de la pantalla, mientras la vedette explica que se crió en un pueblo y no sabía la existencia de estas cosas… El niño, que no era niño, acaba de descubrir que lo de “ser pero no ser” tiene nombre, rostro y una historia detrás. La que sería Valeria conoce a Cristina, y aquí empieza VENENO, la nueva serie de los Javis.

La Veneno es un mito del folklore español. Una venus de pechos y labios operados y pendientes precolombinos. Siempre políticamente incorrecta, con una lengua rápida como un aguijón, sensual y extravagante. Para muchos un icono; para algunos otros, no era más que un payaso de la tele, cuya existencia permanece despreciable. Sin embargo, la “baja cultura” supo darle una voz a un colectivo que ya no podía callar más: las mujeres trans. 

“VENENO es un homenaje al colectivo LGBT, pero también una victoria.”

Detrás de los focos, los micrófonos y el faranduleo, se escondía una historia de prostitución y abusos. Cristina fue valiente. Valiente por ser quien era, aunque su familia no la aceptara. Valiente por contar su historia en una cárcel de hombres, donde los presos la ayudaban pero los funcionarios la violaban a diario. “Llevamos mucha verdad metida dentro del corazón, sangrando por la boca”. Esa verdad de la que hablaba Miguel Hernández en su poema Los hombres viejos también es la de la Veneno, y traspasaba todo el plástico, espectáculo y pantalla que tuviera por delante. 

Ahora, los Javis, directores de cine y televisión, recogen a la Veneno y las vidas que cambió en la nueva serie de Antena 3. En el primer capítulo nos presentan, por un lado, cómo empezó la historia de Cristina en los programas de Navarro de 1996. Paralelamente, conocemos a Valeria en 2006, una estudiante de periodismo, fan acérrima de la Veneno. La joven aún no había salido del armario. Su mejor amiga se encuentra a la vedette una noche, y a partir de ahí la perseguirán hasta encontrarla en su piso. “Tú ve poco a poco. Porque si tú lo eres, lo vas a ser siempre”, Cristina aconseja a Valeria, al verla preocupada sobre cuándo dar el salto a ser mujer abiertamente. “Ahora sí, elige un nombre espectacular”.  

Valeria Vegas es real, periodista y escritora. En su libro Vestida de azul reflexiona sobre la representación de las mujeres trans en el cine de la Transición. “Esa vía de comunicación estaba enseñando a la sociedad que reírse de la gente trans no era malo”, según sus palabras. Desde las bromas recurrentes hasta hombres con peluca tomando sus papeles, el imaginario que hemos tenido de este colectivo deja mucho que desear. VENENO es un soplo de aire fresco en este aspecto. Hay 30 mujeres trans en el reparto, y personas trans detrás de la cámaras, en producción, iluminación, maquillaje… Los Javis han puesto en primera línea a un colectivo que sufre un 80% de paro y abocado a la prostitución.

VENENO promete ser un cóctel de crudeza, humor y folklore español tan explosivo como nuestra Cristina. Un homenaje al colectivo LGBT, pero también una victoria. Desgraciadamente, la crisis del Coronavirus ha paralizado el rodaje, pero ya se ha estrenado un primer capítulo bastante autoconclusivo. Conocemos el principio y el final trágico de la historia; ahora nos falta conocerla a ella. ¡Que viva la Veneno! ¡Diiigo!