La paradójica conferencia por el clima ha sido patrocinada por la decena de empresas más contaminantes del planeta, que suman 350 millones de toneladas de CO2 emitidas solo en el 2020. El resultado: se han dado importantes avances en el oscuro negocio de las emisiones de CO2, mientras que los principales responsables “escurren el bulto”.
La COP 26 – vigésimo sexta edición de la “Conferencia de las Partes” por el clima –, que ha tenido lugar en la ciudad escocesa de Glasgow, ha reunido a diplomáticos de 200 países de todo el mundo. Las alertas de la comunidad científica ante la emergencia climática y la exigencia social, cada día más contundente, demuestran la necesidad de tomar medidas drásticas. Medidas que, por el momento, no llegan.
Existen algunos aspectos positivos, aunque sean limitados o insuficientes, como el acordado por un centenar de países para revertir la deforestación en 2030 o el que se plantea reducir en un 30% las emisiones de metano.
Sin embargo, los intereses que han guiado a la COP 26 no han sido los de los pueblos o la Naturaleza, sino el frío interés del capitalismo monopolista. Por eso, su “gran conquista” es la de crear un nuevo nicho de negocio para el capital financiero. Y por eso el Tercer Mundo queda particularmente perjudicado, mientras EEUU y sus países aliados eluden responsabilidades.
Una conferencia patrocinada por las empresas más contaminantes
China, India y carbón
Gran parte de las miradas críticas señalan insistentemente a India y China por no haberse comprometido con la erradicación del carbono. Pregonan que son grandes contaminantes y que su compromiso debería ser ejemplar. Pero los datos nos aportan una visión muy distinta a cerca de quiénes son los responsables, hoy y desde tiempos preindustriales.
Según las emisiones actuales de gases efecto invernadero, la jerarquía de los 5 países más contaminantes es la siguiente: China, EEUU, la UE, India y Rusia. Sin embargo, si tomamos como referencia las emisiones de CO2 por habitante al año, la lista cambia drásticamente: Canadá, EEUU, Rusia, Japón, UE. Ningún país en vías de desarrollo en la lista. Y hay un dato aún más sorprendente, ¿qué pasa si miramos la contaminación acumulada? El ganador por goleada es EEUU, responsable de un 27% de las emisiones, seguido de la UE, con un 25%. El siguiente país es China, pero sus emisiones no son ni la mitad de los anteriores (11%).
No, no todos los países son igual de responsables. Si hacemos memoria, recordaremos que Bush no firmó el Protocolo de Kyoto o que Trump se salió del Acuerdo de París. A lo largo de las 25 cumbres del clima se han tomado medidas insuficientes, que no se han llevado a cabo cabalmente, mientras que EEUU boicoteaba en gran parte estos acuerdos. Quien olvida esto para señalar como los grandes enemigos a países en vías de desarrollo, se equivoca. Claro que, conforme las condiciones económicas y técnicas lo permitan, estos países deben – al igual que el resto de países – realizar una transición a las energías limpias. Pero hay que prevenirse de utilizar las emisiones de CO2 como herramienta política para frenar el desarrollo de los países del Tercer Mundo.
Sin financiación ni ayudas
El Acuerdo de París incluía el compromiso de los países más ricos en invertir 100.000 millones de dólares al año para apoyar la financiación climática de los países en desarrollo. Esta medida, que debería haberse puesto en vigor el pasado año, aún no se ha cumplido, otorgando una financiación mucho menor.
China y el grupo G77, que reúne a más de 100 países en desarrollo, propusieron la creación de un «mecanismo de Glasgow», un mecanismo de compensación por las pérdidas a los países más expuestos al cambio climático. Medida que han apoyado vehementemente los países insulares del grupo AOSIS, en riesgo extremo por la subida del nivel del mar.
Sin embargo, EEUU, Canadá, Australia y la UE, que no reconocen su responsabilidad histórica en esta problemática, lo han rechazado.
El negocio de las emisiones
La piedra angular de la COP 26 es la aprobación de los mercados de emisiones de CO2. Habrá unidades – créditos por tonelada de CO2 capturada – que se podrán vender y reflejar en las emisiones de cada país. De este modo, si un estado (o una empresa) emite más carbono de lo estipulado, puede pagar a otra de las partes para que reduzca una cantidad de gases equivalente.
El mercado de emisiones de CO2 es una estafa
Activistas y expertos advierten de la estafa que entraña, que permitirá llevar una “doble contabilidad” a empresas y países contaminantes, compensando sus emisiones en un mercado internacional que no consideran regulado ni fiable. Ahora puedes tener la careta “carbón neutral” sin tener que reducir las emisiones.
Es importante subrayar que el mercado de emisiones no deja de ser eso, un mercado, de donde grandes bancos obtendrán sus beneficios y que será, inevitablemente, fuente de especulación financiera. Además, supone un peligro para las comunidades indígenas, cuyo hábitat pasa a estar en amenaza de expropiación, pasarían a estar desposeídas de su entorno, que quedaría controlado por grandes compañías.
Fátima dice:
Que lástima de artículo. Empieza fuerte para irse desinflando progresivamente.
En mi opinion, ha y decir con claridad y rotundidad qué es eso del negocio de los residuos de CO2. A ver si lo entiendo, los países más contaminantes pueden comprar a otros menos contaminantes cuota para seguir emitiendo CO2 sin ser sancionados por ello. O sea, además de hacer trampa lucrarse. ¿?. Eso por un lado.
Por otro, habemos gente q lo de los acrónimos no lo dominamos: ¿AOIS? Qué es esto?
Y en 3er lugar y para terminar, se puede poner un asterisco, o alguna otra variante q diga a países integran lo q se dice y similares.
A los y las desactualizados como yo nos iría bien para comprender mejor.
Gracias