Entrevistamos a René Merino (Madrid, 1980), dueño de un humor gráfico conciso y naïf, pero definido y con sello propio, con cientos de miles de seguidores en las redes sociales
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Según tengo entendido, hasta el año 2013 trabajabas en una empresa de alfombras pero un dibujo no sentó muy bien a tu jefe…
Sí, en esa época empecé con este proyecto de las viñetas y las utilizaba para expresarme, para desahogarme o para divertirme. Una de ellas era sobre el jefe que tenía en ese momento, era un señor de la vieja escuela bastante duro con los empleados a veces. Y bueno… no salía muy bien parado el hombre.
Mi madre lo vio y me dijo “a ver si te van a echar” y yo decía “hombre no, imposible que me echen”. A las dos semanas le llegó al jefe y me puso de patitas en la calle y con denuncia y todo por injurias. Al final no fue a mayores, salvo por el despido. Pero me sirvió de empujón para dedicarme a esto a tiempo completo, hasta hoy.
Desde ese momento hasta hoy, has desarrollado un mundo de ilustraciones que engancha cada día a más seguidores, ¿cómo lo has vivido?
Desde ese momento seguí apostando por mi faceta de ilustrador a tiempo completo. Durante algunos años daba también clases de ilustración que me aseguraban tener unos ingresos fijos todos los meses. Pero poquito a poquito el proyecto de viñetas e ilustraciones fue tomando fuerza. Hace como 3 o 4 años, de la noche a la mañana, las redes sociales empezaron a crecer mucho y eso fue un punto de inflexión. A raíz de aquello me empezaron a escribir editoriales, me empezó a salir más trabajo… Ahora, gracias a eso, prácticamente todos mis trabajos se centran en mi faceta de viñetista e ilustrador.
¿Qué dificultades encuentra un viñetista para desarrollar su trabajo hoy en día?
Las profesiones artísticas no suelen estar lo suficientemente valoradas, o por lo menos no de una manera equiparable al trabajo que cuesta dedicarse a una profesión artística. No se piensa que detrás hay una persona que está dedicando muchísimo tiempo y energía, y también en la parte emocional que exige rebuscar dentro de ti para expresarte.
Aunque poquito a poquito puede que cada vez más haya más conciencia de esto, la sensación que uno tiene es que como “te lo pasas bien” con tu trabajo, no es un trabajo. Además, está muy mal pagado, y cuando estás empezando mucha gente quiere que hagas encargos gratis…
¿Y cómo las has vencido tú?
Siendo muy cabezón y muy constante. La constancia es la clave para casi cualquier cosa. Si realmente tienes claro que quieres dedicarte a esto tienes que estar preparado para darte con muchas puertas en las narices y seguir adelante. Hay que tener muy claro que es una carrera de fondo.
Si hay menos texto, el mensaje sacude más.
Eso de el “que la sigue la consigue” no es verdad, muchas veces no se consiguen las cosas que uno quiere, pero hay que intentarlo. Yo siempre he tenido claro que quería vivir de esto, pero también he tenido claro que tenía que tener otras alternativas por si no lo conseguía.
Tus viñetas se caracterizan por la sencillez, pero siempre dicen mucho. Y consiguen conmover, hacer sonreír y hacer pensar al que las ve ¿es una contradicción o una consecuencia?
Trato de que sean mensajes expresados de forma sencilla. Como bien estás diciendo, eso es lo más complejo y lo que más me cuesta a la hora de desarrollar una ilustración. Tratar de expresar lo máximo de la forma más clara y más sencilla posible.
Como artista me interesa todo lo que me rodea.
Me gustan particularmente las ilustraciones en las que consigo dar en el clavo y expresar lo que quiero sin recurrir a texto. Si hay menos intermediarios entre el mensaje, tu dibujo y quien recibe el mensaje, sacude más.
Es la magia de las ilustraciones…
Sí, eso es, es como un juego, hay que dar con ello. Es la parte más compleja y laboriosa pero también es muy divertida, como un rompecabezas o un acertijo.
Tus viñetas tratan desde el amor o la vida cotidiana, a temas comprometidos como la inmigración, ¿a qué se debe esa amplitud en la temática?
Supongo que a esto de estar vivo. Quiero decir que al final como ilustrador y como artista me interesa todo lo que me rodea y me gusta dibujar sobre cualquier cosa que me llame la atención, me conmueva o me sugiera algo.
En el día a día nos topamos con cosas muy diversas, con que estés un poco alerta o seas sensible a lo que ocurre alrededor, hay muchísimas cosas sobre las que puedes dibujar.
Hay días en que me apetece dibujar sobre el amor, la muerte, otros sobre las tragedias del Mar Mediterráneo y otros hacer el chiste más estúpido.
En otras entrevistas te has referido al gran Quino como uno de tus referentes. Si algo le caracterizaba era su mirada independiente, crítica y revolucionaria (y encantadora). ¿Cómo influye Quino en tu trabajo?
Me influye mucho y de manera indisimulada porque le admiro profundamente y le considero el artista gráfico más grande, o por lo menos es mi preferido.
Lo he leído desde pequeñito. Me gusta Mafalda pero realmente lo que más me interesa de su trabajo es lo que no es Mafalda, todas las viñetas y tiras cómicas. Me encanta el estilo que tiene, el trazo,… Todo.
¿Qué otros referentes del mundo de la Ilustración tienes?
Me gusta mucho Bill Watterson, el autor de Calvin y Hobbes, el niño rubito con un tigre de peluche. También me gusta Jan, el autor de Superlópez y algunos dibujantes de cómic como Manu Larcenet. También Moebius o ilustradoras que me parecen buenísimas como María Hesse e Irene Márquez, es divertidísima.