Para la inmensa mayoría de los jóvenes españoles, emanciparse es un sueño que se cumple cada vez más tarde, y por primera vez la edad media en la que los hijos se van de casa de sus padres supera los 30 años. Así lo recoge el Observatorio de Emancipación del Consejo de la Juventud de España (CJE).
Las causas no son ningún misterio. En nuestro país el 20,6% de las personas que trabajan está en riesgo de pobreza o exclusión social, una situación que se agrava cuando hablamos de jóvenes trabajadores, que soportan, con mucho, mayores tasas de temporalidad y precariedad. Si a esto sumamos la subida ininterrumpida de los precios de la vivienda, que ha escalado un 53% el último año -y que el alquiler medio supone más del 80% del salario medio de un joven- tenemos el cóctel perfecto que explica por qué para una gran mayoría de veinteañeros, especialmente entre las clases trabajadoras y empobrecidas, emanciparse es casi imposible.
El informe del Consejo de la Juventud incide especialmente en que para los jóvenes, tener un empleo tampoco garantiza poder acceder a una vivienda por cuenta propia, ya sea mediante compra o alquiler.
El salario medio de los jóvenes es de 13.079,19 euros netos anuales (o 1.089,93 euros netos mensuales), mientras que el alquiler medio de una vivienda está en 912 euros, según el informe. Es decir, de acuerdo a estos promedios un joven tendría que destinar el 83,7% de su salario para cubrir el alquiler por sí solo. Si a esto le sumamos 141 euros en promedio que cuestan los suministros y servicios de una vivienda (como el agua, la luz o el gas), el total ascendería a 1.053 euros al mes, lo que representaría el 96,6% de su sueldo. Por tanto solo dispondría de 36,93 euros al mes para alimentos, ropa y ocio. ¿Quién puede vivir así?
No siempre ha sido así. En 1997 un joven dedicaba en términos medios tan solo el 28% a la vivienda.
La hipoteca tampoco es una opción. Dejando de lado las elevadas tasas de precariedad y temporalidad, y la escasa proporción de jóvenes que antes de los 30 acceden a un puesto de trabajo estable, la cuota mensual inicial promedio de las hipotecas que se conceden a los jóvenes ascendía a 661 euros, lo que representa el 60,7% del salario promedio de un empleado menor de 30 años.
La solución más asequible para abandonar el nido es compartir piso. Pero esto es cada vez más difícil. El precio de las habitaciones también se ha disparado, especialmente en las grandes ciudades. El coste promedio de alquilar una habitación hace un año era de 282 euros. Hoy cuesta, de media, 440 euros al mes, según el último estudio de Fotocasa. Y en muchas grandes capitales cuesta encontrar habitaciones por debajo de los 600 euros.