Este año el Día Internacional del Orgullo LGTBI -en recuerdo de los disturbios de Stonewall en EEUU- se celebra en un momento donde llegan grandes y buenas noticias de un ámbito que hasta hace no mucho era desgraciadamente un feudo de la homofobia: el mundo del deporte, y particularmente del fútbol.
Si el año pasado tuvimos un orgullo diferente debido a la pandemia y el confinamiento por la Covid-19 este también viene cargadito. No solo por la imitación de Killer Queen de Isabel Díaz Ayuso en el Drag Race Español. Sino porque volvemos a las calles y está vez la polémica está servida de parte de la UEFA y su supuesta “neutralidad” respecto a la ley húngara que prohíbe hablar a los menores sobre homosexualidad en los centros de enseñanza.
Hace unas semanas nos reíamos de los comentarios de las reinas del programa Drag Race España cuando tenían que hacer un mini reto relacionado con el mundo del fútbol. Muchos nos sentíamos identificados por los comentarios y bromas de las participantes. Ya que muchos nos hemos criado con que el fútbol es algo que al parecer tenemos vetado desde pequeños. Y no es para menos cuando hay casos de acoso a futbolistas por salir del armario o incluso por pensar que son homosexuales.
Normal que salten las alarmas de muchos reaccionarios cuando el principal tema dentro del mundo futbolístico son los derechos LGTBI. Mucho que no haya un día del orgullo hetero como para que además ataquemos el sancta sanctorum de la homofobia, donde hasta hace nada corría a sus anchas. ¡Si es que el lobbie LGTBI cada vez va a por más! ¡Son insaciables!.
Bromas aparte y le duela a quien le duela, los acontecimientos de estas semanas han hecho que la bandera arcoíris ilumine estadios, permitiendo que la homosexualidad deje de ser un tema tabú dentro del fútbol.
Un gesto tan sutil como que la UEFA prohibiera iluminar con iluminación arcoíris el estado de Múnich en el partido de Alemania contra Hungría en contra de las políticas de este último, ha desencadenado una oleada de solidaridad como hacía mucho que no se había visto en este sector. La propia Federación, que denegó la petición del Allianz Arena “porque tenía motivaciones políticas”, luego tuvo que disculparse a la defensiva con un hipócrita “la UEFA respeta el arcoíris”.
Dejando aparte intereses políticos espurios -cuando la Merkel usa la lucha LGTBI contra Viktor Orbán, hay un trasfondo geopolítico evidente- el resultado es que el estadio de Múnich no se iluminó con los seis colores, pero si el resto de edificios institucionales de la ciudad.
Le duela a quien le duela, los acontecimientos de estas semanas han hecho que la bandera arcoíris ilumine estadios, permitiendo que la homosexualidad deje de ser un tema tabú dentro del fútbol.
También se vestían con la bandera arco iris los estadios de Berlín, Augsburgo, Wolfsburgo, Colonia y Frankfurt, entre otros. En la prensa el diario Bild, el principal en Alemania, sacaba a relucir la bandera arco iris junto a la de su país. Pero no se queda solo en las instituciones, incluso el capitán de la selección alemana, Manuel Neuer -heterosexual, pero firmemente comprometido con la denuncia de la homofobia en el deporte- asistió al partido contra Portugal con un brazalete arco iris en señal de protesta.
Esto no se quedó solo de fronteras para fuera. En España el Futbol Club Barcelona subía a Twitter el escudo del equipo con la bandera arco iris de fondo con la frase de “orgullo y respeto”, en repulsa de la decisión de la UEFA y de las políticas húngaras. Pero la cosa no termina aquí, el periódico Marca -líder de la prensa deportiva española- destacó su edición impresa con los colores del arco iris en sus características letras. A nivel institucional el Consejo Superior de Deportes se sumaba a todo este aluvión de gestos de apoyo y colgó la bandera LGTBI en su sede.
Mucho conquistado, mucho por conquistar
Todos estos hechos -hasta hace poco impensables- no son casos aislados, ni han ocurrido de manera espontánea. Son fruto de la lucha. Cada vez son más conocidos casos de futbolistas que se atreven a dar el paso y “salir del vestuario” declarando abiertamente su homosexualidad.
Por desgracia también son conocidos los hechos que suceden a estas declaraciones. Insultos, amenazas e incluso agresiones. No es de extrañar que cada vez se intenten cortar antes este tipo de conductas, como partidos que son cancelados al recibir insultos homófobos un jugador. Esto no es algo único del fútbol, pero al ser el más mediatizado hace que este tipo de ataques y conductas sean más conocidas.
¿Quiere esto decir que se ha acabado con la homofobia en el fútbol? Ni mucho menos, es más, aún queda mucho trabajo por hacer. Pero es bastante destacable que en un deporte donde la homofobia estaba profundamente normalizada se empiece a poner freno a estas conductas. En general en el mundo del deporte cada vez están más cansados y concienciados de este tipo de acciones ensucian sus valores y su buena imagen.
Las acciones no solo homófobas, sino LGTBIfóbicas no son algo exclusivo del deporte. La Federación Estatal de Lesbianas, Gais, Trans y Bisexuales (FELGTB) denuncia que el 55% de los delitos que se comenten contra el colectivo LGTBI no se denuncian. Delitos de diferentes categorías, que van desde las agresiones verbales, que es lo que conocemos como insultos, hasta acoso, intimidación, agresiones físicas, despidos o denegación de empleo por la condición sexual o agresiones sexuales entre otros.
¿Pues sabéis que?, ahora son los propios jugadores, clubes de fútbol y aficionados los que han metido un golazo como la Catedral de Burgos a todos los homófobos
La cosa va a más si medimos la situación internacional. Según el informe Homofobia de Estado de diciembre de 2020, realizado por la Asociación Internacional de Lesbianas, Gais, Bisexuales, Trans e Intersex (ILGA), aún hay 69 países que criminalizan la homosexualidad. En concreto hay 30 países que castigan a las personas homosexuales con penas de cárcel de hasta 8 años, siendo 27 los que sobrepasan los 10 y pueden llegar hasta la cadena perpetua.
Respecto a la pena de muerte, (porque si, aún hay países que pueden matarte por realizar actos sexuales consensuados con una persona de tu mismo sexo) según dicho informe hay 6 países donde hay certeza jurídica de que la pena de muerte es la pena prescrita para estas acciones. También encontramos otros 5 países donde el tema es más ambiguo, donde se podría imponer la pena de muerte pero no existe una certeza jurídica al respecto.
Podemos hasta encontrar países con “zonas libres LGTBI”, donde no está penada la homosexualidad, pero si que se intenta restringir. Entre estos ejemplos tenemos el de Hungría que se ha mencionado antes y que ya comenzó con impedir a las parejas homosexuales pudiesen adoptar. O Indonesia donde se intentó impulsar terapias de conversión para reconducir nuestra desviada orientación sexual a una segura heterosexualidad. En total son 42 los estados miembros de Naciones Unidad los que restringen la libertad de expresión de la comunidad LGTBI y 52 en todo el mundo los que impiden que existan en sus países ONGs LGTBI.
Por suerte, no todo es negativo. Cada vez son menos los países que adoptan estas medidas y mas los que crean leyes contra la discriminación LGBIfóbica. Llegando a un total de 156 países los que cuentan con este tipo de legislación para proteger al colectivo hasta alcanzar una igualdad real.
Evidentemente todos estos avances han sido por las luchas de miles y miles de personas que reivindican poder vivir su orientación sexual sin ningún tipo de miedo o daño para sí mismos. Cuando hablan de que el orgullo se ha transformado en una fiesta y deja de ser reivindicativo se escupe a la cara de todas, todos y todes los que luchan a diario por que exista una igualdad real. Cuando se habla del “lobbie LGTBI” se intenta menospreciar y ocultar no solo la lucha, sino todas las agresiones, insultos, asesinatos o encarcelamientos legales por el mero hecho de no ocultar más a quien se ama. Cuando se dice que el fútbol no es para mariquitas, se intenta mantener un feudo donde la homofobia no esté mal vista.
¿Pues sabéis que?, ahora son los propios jugadores, clubes de fútbol y aficionados los que han metido un golazo como la Catedral de Burgos a todos los homófobos. Este 28 de junio las banderas arco iris sobrepasan las calles para entrar en los estadios de fútbol.