Durante año y medio, el comercio mundial se ha contraído con la pandemia debido a una caída del consumo. Pero casi de un día para otro, con la caída de los contagios en los principales países desarrollados, la economía mundial ha salido de la hibernación, produciéndose un aumento súbito de la demanda… Pero la cadena de suministros, la producción de materias primas y componentes, y el sistema de transporte marítimo y terrestre, aún estaba saliendo del descongelador y no estaba preparada. El resultado: puertos colapsados, escasez de transportes, alza de los precios, crisis energética… y puede ir a peor.
Los expertos hablan de tormenta perfecta. Varios factores están empujando al mismo tiempo para causar una grave crisis en la cadena de suministros a nivel global
Primero tenemos los graves problemas que sufre el transporte marítimo, del que depende el 80-90% del tránsito global de mercancías. Una alta disputa por los cargueros, faltan contenedores, los barcos se saltan escalas…. y muchos puertos no dan abasto. En cuatro de los principales puertos de China los cargueros tienen que esperar cuatro semanas amarrados para cargar o descargar, y la situación en EEUU no es mucho mejor, especialmente en el colapsado puerto de Los Angeles, donde hay 70 buques y 70.000 contenedores esperando descargar. Joe Biden ha tenido que firmar una orden federal para obligar a que esté en funcionamiento las 24 horas al día, los 7 días de la semana.
Pero la cadena de problemas tiene más eslabones. Faltan almacenes y sobre todo faltan camiones y camioneros suficientes, un dilema que ha estallado con todo su esplendor en Reino Unido, generando desabastecimiento de gasolina y estantes vacíos en muchos supermercados, y obligando a Boris Johnson a tirar del ejército para aliviar los problemas de suministros.
Todo este caos impacta de forma multilateral. Es una de las causas de la falta de microchips, que afecta a sectores tan diversos como la electrónica, la industria del automóvil o la del juguete. Alimenta la crisis energética -entorpece el tráfico de hidrocarburos- y provoca el alza de los costes y de las materias primas.
Detrás de una crisis siempre hay monopolios
Pero detrás de toda esta crisis de suministros están los mimbres del capitalismo monopolista. Resulta que de 2016 a 2018 se generó una sobrecapacidad en la cadena de suministros: había demasiada competencia, demasiada abundancia de fuerzas de transporte de mercancías. Los precios del transporte llegaron a bajar tanto que se llegó a pagar 1.000 dólares o menos por traer un contenedor de Asia (hoy cuesta 15.000).
¿Qué hicieron entonces las grandes navieras de cargueros que monopolizan el transporte de contenedores? Fusionarse para concentrar la oferta de transporte y subir los precios. Las grandes compañías japonesas se fusionaron, la danesa Maersk compró la alemana Hamburg Süd.
Poco después vino la pandemia, y el comercio mundial se desplomó. Y entonces los monopolios del transporte marítimo recortaron costes…. deshaciéndose de buques y de contenedores. Y así llegamos al momento actual, donde se ha producido un brusco acelerón de la actividad económica mundial sin que la logística marítima o de transporte terrestre esté recuperada.
Y como en toda crisis, hay quien pierde… y quien gana. Esas grandes navieras, gigantescas corporaciones que monopolizan el tráfico marítimo como la danesa Maersk, están haciendo su agosto con los precios del transporte en máximos históricos. Maersk ha anunciado beneficios de 26.669 millones de dólares, un 40% que el año pre-pandemia.