«Con Botín todo, o casi todo, han sido encontronazos. Y después del último, protagonizado el sábado por el banquero, que descartó la estrategia de Rajoy de pedir elecciones anticipadas, en el PP crece cada día el enfado con el presidente del banco Santander. Por los corrillos populares circulan todo tipo de especulaciones sobre los verdaderos motivos de Botín»
El PP cree que Botín es el rincipal interesado en el proceso de desaparición de cajas de ahorro que se está viviendo en España, porque son sus competidoras naturales. El PP decidió no apoyar la última reforma financiera. Se abstuvo. Botín y Rajoy ya chocaron cuando el PP rechazó el plan de recortes en mayo de 2010, que salió adelante por un voto. Rajoy sigue a su ritmo, convencido de que el apoyo de Botín perjudica a Zapatero, sobre todo en el electorado de izquierda. (EL PAÍS) EL MUNDO.- Habló el primer banquero de España y sentó doctrina. Botín cree que el debate sobre el futuro de Zapatero es ahora perjudicial porque introduce confusión en el panorama económico y su filosofía ha prendido rápidamente en el PSOE. El efecto más inmediato ha sido la rebaja de expectativas en torno a lo que sucederá en el comité federal del día 2. Ahora aumentan quienes defienden que éste no es el momento para la sucesión. Los más fieles a Zapatero han acogido la filosofía de Emilio Botín como una constatación de sus propias tesis EL CONFIDENCIAL.- Técnicamente, esa reunión es la viva imagen de la plutocracia que gobierna España, mejor dicho, de cómo esa plutocracia está dispuesta a lo que sea con tal de que se le asegure la obtención de las ventajas que necesitan para mantener en pie negocios no siempre bien gestionados, pero admirablemente cobijados bajo el paraguas protector del poder político, en especial cuando, como es el caso, ese poder tiene bien sujeto al movimiento sindical. Esa es la realidad que explica que en España se aplique sistemáticamente la más desconsiderada ley del embudo para defender los intereses de las grandes empresas, mientras se aplican políticas financieras y fiscales muy lesivas para las medianas y pequeñas, para los autónomos y para toda clase de personas dependientes de un empleo. Editorial. El País Primero, la estabilidad El encuentro del presidente del Gobierno con 41 directivos y empresarios ha servido en primer lugar para fijar como prioritaria la estabilidad de la economía española, todavía en trance de salir de la recesión, frente al discurso de la sucesión política que se había precipitado entre la clase política durante las últimas semanas. El presidente del Banco Santander verbalizó la idea que, con matices, suscriben las grandes empresas españolas: la mezcla de austeridad presupuestaria con reformas económicas (pensiones, laboral, las pendientes de las cajas y la negociación colectiva) han estabilizado la economía y han aumentado su solvencia frente a los mercados de inversión; es necesario apuntalar esa estabilidad antes de promover la sustitución del presidente del Gobierno, porque un cambio apresurado podría dar al traste con los avances económicos conseguidos. Es evidente que la reunión del sábado en La Moncloa tiene consecuencias políticas. Avala la política económica del Gobierno (aunque, lógicamente, los empresarios piden más intensidad reformista), complica cualquier decisión sobre la sucesión de Zapatero, pero demuestra que es posible conseguir respaldos a una política económica dura y discutida. El Gobierno ha buscado el apoyo público de las grandes empresas y no es una decisión criticable; cualquier demostración de cohesión interna debe ser bienvenida en tiempos convulsos de la deuda y con una tasa de paro superior al 20%. Esa cohesión, que no salvará electoralmente al PSOE, también la ha buscado la Generalitat cuando la semana pasada pidió, y obtuvo, un acuerdo con los partidos y los agentes sociales para combatir la recesión y el paro en Cataluña. Los puntos del acuerdo son demasiado generales (simplificar la Administración, reformar la Formación Profesional o cambiar la fiscalidad de las pymes apenas marcan el camino de la reactivación), pero conceden al Govern un margen de maniobra para tomar decisiones. El PP se ha empecinado durante el fin de semana en desatar una guerra disparatada a ver quién tiene más apoyo patronal. Si Zapatero se reunía con 41 directivos, Rajoy lo hacía ayer con un centenar de pequeñas y medianas empresas. Arguyen en Génova que en España son las entidades pequeñas las que crean empleo y que el Gobierno se reúne solo con las grandes. Se olvidan de que las pymes suelen trabajar asociadas a las grandes sociedades y que Joan Rossell, presidente de la CEOE y presente en La Moncloa, también lo es de un elevado número de pymes. Las promesas del PP a las pequeñas empresas son de una pobreza inquietante: más exenciones fiscales, presagio de un nuevo desarme fiscal del Estado si Rajoy llega a gobernar. El PP todo lo resuelve bajando impuestos. Pero el PP no acepta que tiene una responsabilidad en la imagen de solvencia exterior de España. En eso tiene mucho que aprender de las empresas (grandes o pequeñas), que sí son conscientes de lo que importa para el crecimiento y el bienestar la cohesión económica y política del país. ********************************** Crece el malestar en el PP con Botín, al que ven interesado en las cajas Carlos E. Cué La relación entre Emilio Botín y Mariano Rajoy nunca ha sido buena. El líder del PP sí mantiene cercanía con Francisco González, presidente del BBVA, el gran rival del banco Santander. Con Botín todo, o casi todo, han sido encontronazos. Y después del último, protagonizado el sábado por el banquero, que descartó la estrategia de Rajoy de pedir elecciones anticipadas, en el PP crece cada día el enfado con el presidente del banco Santander. Por los corrillos populares circulan todo tipo de especulaciones sobre los verdaderos motivos de Botín -que fue secundado por Borja Prado (Endesa), Rafael del Pino (Ferrovial) y Juan Miguel Villar Mir-. Todos recuerdan que está a la espera de que el Gobierno indulte a su primer ejecutivo, Alfredo Sáenz, condenado por el Tribunal Supremo a tres meses de prisión y de inhabilitación para ejercer funciones en banca por un delito de acusación falsa contra unos deudores de Banesto. Pero no es solo eso, dicen. El PP cree que Botín es el principal interesado en el proceso de desaparición de cajas de ahorro que se está viviendo en España, porque son sus competidoras naturales. El PP decidió no apoyar la última reforma financiera. Se abstuvo. Botín y Rajoy ya chocaron cuando el PP rechazó el plan de recortes en mayo de 2010, que salió adelante por un voto. Rajoy sigue a su ritmo, convencido de que el apoyo de Botín perjudica a Zapatero, sobre todo en el electorado de izquierda. Y como contraste, Rajoy se rodeó ayer de un centenar de representantes de pymes en un vivero de emprendedores en Madrid, Utopic_us. Después de una larga exposición sobre su visión de la economía, que no pareció entusiasmar nada a la audiencia, mayoritariamente por debajo de los 40 años, Rajoy les presentó su "ley de emprendedores", un documento de 14 folios lleno de buenas intenciones, sobre todo en reducción de la morosidad pública, facilidad para crear una empresa y reducción de impuestos para pymes, aunque aún sin concretar. El documento es un apunte de 50 ideas, sin especificar qué leyes hay que modificar o con qué partidas hacer las mejoras. Rajoy aclaró, frente a lo que suele plantear, que él no tiene intenciones de bajar todos los impuestos porque eso, con la crisis, sería "una tontería". Pero sí se comprometió a bajar los impuestos para las pymes, aunque no detalló mucho más. Al equipo más cercano del líder del PP le interesa mucho la cercanía con los emprendedores, y por eso el acto había sido preparado con detalle, y la fecha elegida no era casual. La idea que quieren trasladar es que Rajoy está con los que de verdad crean empleo mientras Zapatero se ve con los magnates. Rajoy no citó a Botín pero lanzó un mensaje a los grandes patronos: "El 80% del empleo en España depende de las pymes. Sin pymes nunca habrá grandes empresas españolas. Mercadona o Mango o Zara antes de llegar a lo que son eran pymes que pasaron apuros. Si no hay apoyo para ellas no habrá grandes empresas". Además, planteó sustituir Educación por la Ciudadanía con "fomento de la actividad emprendedora". EL PAÍS. 28-3-2011 Opinión. El Mundo La doctrina Botín prende en el PSOE y desinfla el comité federal del sábado 2 María Cruz / Manuel Sánchez Habló el primer banquero de España y sentó doctrina. Botín cree que el debate sobre el futuro de Zapatero es ahora perjudicial porque introduce confusión en el panorama económico y su filosofía ha prendido rápidamente en el PSOE. El efecto más inmediato ha sido la rebaja de expectativas en torno a lo que sucederá en el comité federal del día 2. Ahora aumentan quienes defienden que éste no es el momento para la sucesión. Los más fieles a Zapatero han acogido la filosofía de Emilio Botín como una constatación de sus propias tesis, y los que deseaban un anuncio de despedida rápido, como un aviso, sobre todo después de que el propio presidente afirmara que el calendario político es «secundario» y no debe interferir en ningún caso en la agenda económica. Con estos mimbres, se desinflan las expectativas generadas en torno al comité federal del próximo sábado en el que, según muchos y muy destacados socialistas, Zapatero tenía planeado desvelar el secreto sobre su futuro. A saber, que no repetirá como candidato. Ahora, tras las palabras de Botín y la posterior respuesta del presidente, el número de quienes creen que el anuncio se mantiene en pie ha descendido mientras se incrementa el de quienes aseguran que «éste no es el momento de la sucesión». Pese a todo, fuentes muy cercanas a Zapatero aseguran que éste acudirá a la cita del máximo órgano del partido entre congresos dispuesto a hacer «un discurso potente» en el que dará «claves». Estas fuentes descartan que el presidente revele su futuro, pero sí afirman que probablemente marque una hoja de ruta lo suficientemente clara como para apaciguar el debate a medio plazo. Y ¿qué es a medio plazo? En Moncloa sugieren el mes de septiembre, cuando las reformas económicas hayan adquirido «velocidad de crucero». En cualquier caso, ayer fueron muchos los que se prestaron a afirmar públicamente que el debate sucesorio «no toca». El presidente de la Junta de Extremadura, Guillermo Fernández Vara, aseguró que no volverá a pronunciarse sobre la posible sucesión de Zapatero. «Todo lo que sea enfrascarnos en asuntos internos nos podrá ocupar y preocupar a nosotros, pero a los ciudadanos les preocupa bastante poco». Vara cree que ahora «hay que trabajar para intentar resolver la situación y presentar un proyecto a los ciudadanos». El alcalde de Barcelona, Jordi Hereu, que ayer se reunió con el presidente en La Moncloa, no dudó en defender que «el debate se centre en salir de la crisis», lo cual, en su opinión, «está muy alejado del debate sucesorio», y casi parafraseando a Zapatero añadió: «Hay que sacar de en medio el debate político» y centrarse en impulsar las reformas económicas. En línea similar se expresó el vicesecretario y portavoz del PSC, Miquel Iceta, quien recalcó que entre los socialistas catalanes hay unanimidad en que ahora no es «momento para incertidumbres» y, por tanto, que ésta no es la mejor ocasión para abordar la eventual sucesión. Para la ministra de Exteriores, Trinidad Jiménez, una de las personas más fieles al presidente, Zapatero no tiene intención de «anunciar previamente» cuándo desvelará su futuro y, además, quiere centrarse en sus responsabilidades de Gobierno. Padre e hijo Emilio Botín y José Luis Rodríguez Zapatero son una pareja muy extraña, pero muy estable. Congeniaron desde el mismo momento en el que se conocieron y hasta hoy. Aunque nadie apostaba por ellos, forman una de las parejas más unidas del panorama político-económico. La química entre ellos es sorprendente. Según algunas fuentes de los alrededores de La Moncloa, todos los días al despuntar el alba, el presidente del Santander envía un SMS al presidente del Gobierno para desearle buen día y darle algunos consejos. Botín tiene tanta confianza personal con el líder del PSOE que se permite el lujo de opinar sobre su sucesión, un tema ciertamente insólito para que se pronuncie un banquero. Salvo que el banquero se sienta en La Moncloa como si estuviera en su casa. Es el único de los comensales que acuden a la mesa de Zapatero capaz de levantarse y dar consejos sobre cosas que no son de su incumbencia. Sólo le falta llevarse el batín -con perdón- y las zapatillas. Como el padre que va a comer el fin de semana a casa del chico y en la sobremesa se quita la chaqueta para hablar en confianza de las cosas de la familia. Botín tiene seis hijos dedicados a la banca, y Zapatero bien podría ser el hijo político. No es nada raro que el presidente del Santander esté muy satisfecho con las reformas que está llevando a cabo el presidente del Gobierno desde su repentina transfiguración de la que en mayo se cumplirá un año. Entre los clientes con hipoteca y los bancos, Zapatero ha optado por estos últimos en el convencimiento de que, si no lo hace, España se irá al garete. Lo sorprendente es que Botín nunca abandonó a Zapatero, ni siquiera cuando era un hijo descarriado que creía que nunca le iba a fallar a su electorado y que la tierra sólo pertenecía al viento. El banquero defendía al muchacho contra todo el mundo. «Cuidadme al presidente». Como el padre preocupado de que el chico viva solo en la gran ciudad derrochando su capital político en cosas rentables sólo a corto plazo. Si no le abandonó entonces, mucho menos lo va a abandonar ahora, que ha vuelto a casa cual hijo pródigo y arrepentido después de haber malgastado su capital político. «La prima de riesgo es un marcapasos que sigo todos los días», dijo Zapatero. No está mal para el jefe del Gobierno más a la izquierda que ha tenido España. La frase tiene que sonar a música celestial en los oídos de Botín y del resto de los grandes banqueros y empresarios, cuya preocupación por la crisis es macroeconómica, ya que ellos tienen los mismos sueldos y siguen viajando en jet privados para ir a las reuniones. A diferencia de los pequeños empresarios y autónomos, que han tenido que cerrar la persiana porque los que se reúnen con Zapatero han cerrado a su vez el grifo del crédito. Sería una chiquillada que Mariano Rajoy y sus colaboradores se cabrearan con Botín por esta tontería. Muy al contrario, deberían estar encantados de la vida. Lo que le faltaba al PSOE es que fuera Botín quien decidiera cuándo y cómo debe retirarse Zapatero. Bien es verdad que los partidos españoles siempre han tenido una querencia algo insana con los banqueros. Menos Suárez, el poder siempre ha querido ser amigo del dinero. EL MUNDO. 29-3-2011 Opinión. El Confidencial Lo que Botín no cuenta José Luis González Quiros Con gran aparato, digno de su significado, se ha reunido el todavía presidente Zapatero con los cuarenta grandes empresarios del país, designados por Moncloa, en un acto que, a los que peinamos canas, nos recuerda inevitablemente a los saraos del franquismo y, muy en especial, a esos Cuarenta de Ayete que el dictador designaba directamente durante su veraneo en San Sebastián para que defendiesen con denuedo los intereses generales de los españoles, es decir, lo mismo que habrá hecho cualquiera de estos cuarenta que se haya atrevido a alzar su desinteresada voz ante un cónclave tan selecto. Según la prensa, el señor Botín, presidente del Banco de Santander, le sugirió al señor presidente del Gobierno que se dejase de embelecos sucesorios, que agotase la legislatura y que siguiese el calendario de reformas. Es difícil que un hombre tan importante como es el banquero cántabro se vaya a meter en berenjenales sin tener muy claro lo que está en juego. Lo que ya no está tan claro es que los españoles alcancen a comprender con nitidez lo que significa esta clase de aquelarres, un síntoma más, y particularmente elocuente, de que en nuestra Monarquía constitucional la democracia está muy embarrancada. ¿Se pueden sentir los españoles representados por el señor Botín o por cualquiera de los muy ilustres capitanes que compartieron la mesa de reuniones con Zapatero, Rubalcaba y Salgado? No parece. ¿Es razonable pensar que lo que allí se sugiera al presidente suponga un beneficio general, especialmente si estuviera en abierta contradicción con los complejos intereses allí arracimados? Tampoco es razonable suponerlo. ¿Qué imagen trasmite una reunión de ese porte? Muy sencillamente, la de que en España todo se cuece al margen del Parlamento. Y ello, sobre todo, porque lo que está en juego, según este Gobierno tan singular, es el marco de estabilidad de las grandes empresas, y muy en especial de la banca, que hay que mantener a todo trance. Poco importa que se masacre a los pensionistas, se rebaje el sueldo a los funcionarios, se suban los impuestos de manera inmisericorde y se aumenten sin contemplación alguna los gastos y tarifas con que se benefician ese selecto grupo de empresarios, la luz, los teléfonos, el gas, los negocios de los constructores o los márgenes bancarios. La plutocracia, dispuesta a lo que sea Técnicamente, esa reunión es la viva imagen de la plutocracia que gobierna España, mejor dicho, de cómo esa plutocracia está dispuesta a lo que sea, incluso a mantener a un Gobierno notoriamente incompetente con tal de que se le asegure la obtención de las ventajas que necesitan para mantener en pie negocios no siempre bien gestionados, pero admirablemente cobijados bajo el paraguas protector del poder político, en especial cuando, como es el caso, ese poder tiene bien sujeto al movimiento sindical. Esa es la realidad que explica que en España se aplique sistemáticamente la más desconsiderada ley del embudo para defender los intereses de las grandes empresas, mientras se aplican políticas financieras y fiscales muy lesivas para las medianas y pequeñas, para los autónomos y para toda clase de personas dependientes de un empleo. Que un banco, por poner un ejemplo del día, pueda indemnizar a un directivo por supuesto despido con millones de euros y ese mismo directivo llegue a otro banco para reducir de manera brutal su plantilla, sin ninguna clase de indemnizaciones, es algo inconcebible en una sociedad mínimamente acostumbrada a aplicar las leyes de manera equitativa, pero aquí todo es harina para los grandes y poderosos, y todo es mohína para los más indefensos. Este es el calendario de reformas que, con toda razón, defiende Botín, porque sabe muy bien lo que le interesa a su banco, una institución que puede ganar miles de millones mientras España se arruina, o lo que interesa a Telefónica, o casi a cualquiera de esos cuarenta principales. Lo que no dijo Botín, porque no le interesaba, es que esa reunión fue un acto obsceno de ostentación de poder y de desprecio a las instituciones, pero fue obsceno no tanto por los empresarios, de los que hay poco que esperar, sino por los políticos que parecían presidir el pretencioso evento, naturalmente sin luz ni taquígrafos. Es un auténtico misterio que haya quienes piensen que se puede seguir votando a tales sujetos sin tener un interés personal a cambio; solo se comprende, a medias, si se hacen ejercicios de política comparada. El lema político de esa reunión bien podría haber sido algo así como “a Dios rogando y con el mazo dando”: el señor Zapatero ofreciéndose como gestor de los intereses de los grandes de España, no confundir con los grandes intereses de España, y dispuesto a seguir atizando estopa a los que no se enteran, a los que no irán nunca a esos salones, a la carne de cañón que quiere seguir creyendo que sólo un tipo tan versátil como Zapatero les puede defender de la codicia de los poderosos. EL CONFIDENCIAL. 29-3-2011