Los ciudadanos, los consumidores, son más poderosos que los gobiernos y que las grandes corporaciones, pero aun no lo saben. Tienen el poder de elegir, de sancionar, de regular los mercados. Tienen el poder de tumbar grandes corporaciones simplemente no comprando sus productos. Y hasta de tumbar gobiernos desobedeciendo sus leyes injustas.
Esteban Cabal
Portavoz de Los Verdes – Grupo Verde
Coportavoz Recortes Cero
Cuanto más grandes son los bancos y las corporaciones multinacionales, más engañan, más roban, más corrompen a los gobiernos y más desigualdades crean.
José Saramago, Premio Nobel de Literatura, escribió: “no tengamos la inocencia o ingenuidad de creer todo lo que nos dicen; tenemos que ser críticos. No tenemos la democracia, tenemos la plutocracia, el poder de los ricos. El poder real lo tiene el dinero, las multinacionales”.
Viviane Forrester, analista de la globalización, habla en su libro «Una extraña dictadura» de un régimen político ultraliberal que “con vocación totalitaria, ha sustituido la economía real por una economía de casino, puramente especulativa” y que esconde “una dictadura sin cara que no pretende hacerse con el poder sino controlar las fuerzas que lo detentan”.
En efecto, vivimos bajo una dictadura financiera. Debemos defendernos de los banqueros y los poderes privados que quieren imponernos un régimen totalitario basado en el terror, la exclavitud laboral, la usura y el engaño permanente.
Una cosa que podemos hacer es comprometernos políticamente para preservar el Estado social y de derecho, las conquistas sociales y ambientales, el Estado del Bienestar. La buena política consiste en convertir el Estado en un instrumento de redistribución de la riqueza, de justicia social y ambiental.
La buena política no consiste en hacer muchas leyes y normativas al dictado de los mercados sino todo lo contrario. Se trata de tener pocas leyes pero que sean sencillas y efectivas para que todo el mundo pueda conocerlas y respetarlas. Y que sirvan para proteger los derechos y corregir los excesos y las desigualdades que generan «los mercados», que no es más que un eufemismo para referirnos a los grandes bancos y sus multinacionales.
Esos poderes privados controlan ya los bienes básicos, las materias primas, los alimentos, la energía, la tecnología, la información, los medios de comunicación y el dinero. Y sin embargo necesitan permanentemente bombardear países. Lo quieren todo. Necesitamos un Estado, una Administración Pública redistribuidora de la riqueza que nos defienda, que pueda protegernos de su voracidad. Necesitamos un gobierno que trabaje con y para los ciudadanos, no un gobierno títere de los poderes fácticos financieros.
Pero aun cuando no tengamos ese gobierno que queremos, los ciudadanos podemos evitar la dictadura financiera a través del comercio justo y el consumo responsable.
· Podemos disminuir al máximo el consumo de productos fabricados por multinacionales, dar preferencia siempre a los productos de las pequeñas empresas y los mercados de proximidad, locales y regionales.
· Podemos reducir el consumo de productos innecesarios y evitar consumir productos con obsolescencia programada. Podemos utilizar softward libre.
· Podemos sacar nuestros ahorros de los grandes bancos y depositarlos en la banca ética o en pequeñas cooperativas de crédito. Podemos utilizar monedas sociales y complementarias como las que ya existen.
· Podemos darnos de baja en las multinacionales eléctricas y contratar el suministro a través de pequeñas empresas o cooperativas que nos garantizan que su energía proviene de fuentes renovables.
· Podemos desengancharnos del petróleo, utilizar vehículos eléctricos, transporte público, bicicletas, arquitectura bioclimática. Podemos instalar sistemas de autosuficiencia energética, utilizar energías renovables, bioconstrucción.
· Podemos acudir a la medicina alternativa, utilizar métodos naturales de salud para minimizar el consumo de fármacos.
· Podemos fomentar el trueque o intercambio, reparar los artículos averiados en lugar de comprar otros nuevos. Podemos reciclar, rellenar, reutilizar. Podemos acudir a los mercados alternativos y de segunda mano.
· Podemos dejar de comprar agua embotellada, comida chatarra o alimentos transgénicos, con aditivos químicos o cultivados con pesticidas contaminantes. Elegir siempre productos naturales, de cultivo ecológico y de comercio justo.
En definitiva, podemos cambiar nuestros hábitos de consumo. Analiza qué porcentaje de tus ingresos acaban en manos de los banqueros y las multinacionales y busca la manera de reducir al máximo el consumo de sus productos. Boicotea consciente y solidariamente aquellos productos fabricados por multinacionales criminales como Bayer-Monsanto o corporaciones que vulneran derechos laborales, atentan contra el medio ambiente o realizan prácticas abusivas o esclavistas como la explotación infantil. Te sentirás mejor y aportarás tu granito de arena para evitar la dictadura financiera y garantizar los derechos humanos.
Silvia Castaño zarzoso dice:
La desinformación y la inconsciencia de la gente hace que esto no se pueda conseguir. No sé si en un futuro esto se pueda revertir, por mi parte haré todo lo que sea posible.
Anónimo dice:
El poder anda preparándose para digitalizar el dinero, y pagar todo por teléfono móvil, y nos tendrán definitivamente cogidos. La liberación de la energía solar debe ser una emancipación ciudadana a reivindicar.