Tras alcanzar máximos históricos el pasado enero, Wall Street ha sacudido la economía mundial con una semana negra. En unos pocos días el Dow Jones y el S&P 500, los principales índices bursátiles norteamericanos se han recortado un 10%. Lo que supone una pérdida de valor bursátil de 2,6 billones de dólares, una cifra cercana al doble del PIB español.
Inmediatamente el accidente en EEUU se ha convertido en epidemia global. Las bolsas asiáticas sufrían una feroz sacudida. Y las europeas afrontaban las peores jornadas desde el Brexit.
¿Estamos ante el inicio de un cataclismo como el que sucedió al desplome de Lehman Brothers?
Los analistas intentan tranquilizarnos. Unos afirman que se trata de una simple “corrección”, provocada por la buena marcha de la economía que empuja a la “recogida de beneficios”. Otros culpan el desaguisado a la alocada política económica impulsada por Trump.
Ni unos ni otros tienen razón. Y, aunque nada hace prever que alcance el calado de la crisis abierta en 2008, este episodio es síntoma de como el dominio norteamericano es la principal amenaza para la economía mundial.
Dos hechos, aparentemente sin conexión entre sí, nos explican lo que ha sucedido en las bolsas mundiales esta semana.
Por un lado el anuncio de la Reserva Federal de subir los tipos de interés. Por otro el acuerdo en el Senado norteamericano que permite un incremento del gasto público de 300.000 millones de dólares.
¿Y qué consecuencias tienen para la economía mundial?
Desde 2009 los tipos de interés cercanos a cero dictados por la Reserva Federal han permitido una gigantesca inyección de dinero a bajo precio a los grandes bancos y monopolios norteamericanos.
Su pérdida de competitividad en la economía mundial se compensaba con el oxígeno recibido gracias al control de la Reserva Federal sobre el dólar, la obligatoria moneda de reserva global.
Lo que distorsionaba la economía mundial, inundándola de dólares, era un lucrativo negocio para la burguesía norteamericana.
Ahora el anuncio de la subida del precio del dinero por parte de la Reserva Federal ha elevado la rentabilidad, en primer lugar del dólar, y según todos los analistas, ha provocado un trasvase desde la renta variable -la inversión en bolsa- a la renta fija -compra de divisas, títulos de deuda…-.
La moneda más beneficiada es el dólar. Es decir, estas convulsiones apuntan hacia un incremento de la compra de dólares. Lo que significa que una importante parte del ahorro mundial -el que consiguen las economías emergentes gracias a su crecimiento- se canalizará hacia el tesoro norteamericano.
Y aquí es donde entra la segunda noticia. Más de la mitad del incremento de gasto aprobado por el Senado norteamericano se dirigirá a la inversión militar. Además, Trump va a aumentar el déficit estadounidense con una programa de inversión en infraestructuras cercano a los 1,7 billones de dólares, mientras aprueba una rebaja fiscal del 30% para grandes bancos y monopolios.
EEUU es, con mucho, el país más endeudado del mundo. Grecia quebró porque su deuda pública se acercó al 150% del PIB… la deuda real norteamericana está en el 600%.
Pero eso no es un problema… Porque la pagamos nosotros, el resto del mundo.
Este es el gran problema de la economía mundial. Una superpotencia que controla una parte cada vez menor del PIB mundial, pero que necesita aumentar el gasto para mantener su enorme aparato político militar.
Y que obliga a todo el mundo -a través del control del dólar, de las agencias de calificación, del FMI…- a pagar su descomunal deuda.
No es Trump el causante de las sacudidas en la bolsa. Es el dominio norteamericano. Sucedió lo mismo con Bush y con Obama, dos presidentes de espectros políticos muy diferentes.
Los analistas afirman que debemos acostumbrarnos a que “la época de placidez” ha concluído, y que asistimos a “un periodo de volatilidad”.
Pero lo que no nos dicen es quien gana con esto. A través del control sobre la economía mundial, EEUU descarga sobre los países dependientes la factura de sus crisis. Por eso, mientras las bolsas europeas no han recuperado el nivel anterior a 2008, Wall Street ha aumentado un 195%.
Solo dos noticias nos anuncian el posible saldo de nuevas sacudidas en la bolsa. BlackRock, el mayor fondo de inversión norteamericano, ha aprovechado la caída estos días del Ibex 35 para aumentar su participación en Iberdrola hasta el 5%, conviertiéndose en el tercer accionista. Mientras CVC Partners, un fondo británico, anunciaba su intención de comprar el 20% de Gas Natural, para convertirse en el accionista de referencia.
Sacudidas que golpean en mayor medida a las bolsas de los países dependientes… Y que el gran capital norteamericano utiliza para adquirir preciadas joyas a un precio mucho más barato.
Juan tala... dice:
Jugada rebote, una MAS!!