En 2014, la energía eléctrica procedente de energías renovables representaba el 42’8%. De los primeros nueve meses que llevamos de 2017, la media ha bajado hasta el 34’9%. Y sigue bajando, como demuestran los resultados de septiembre, por debajo del 30%.
Si antes de la crisis, España era uno de los países punteros en la producción de energías renovables, actualmente su producción se está reduciendo y cada vez más en favor de energías más caras y más contaminantes.
Así lo como demuestran los datos del mix energético de la Red Eléctrica, que mide las distintas fuentes de producción de energía eléctrica en España. En el mes de septiembre, la energía renovable representaba el 29’8% frente el 70’2% de las energías no renovables.
Han sido centrales de carbón y gas las que han llenado (y siguen haciendo) el cupo que ha dejado de cubrir las energías renovables. En lo que llevamos de año, la demanda para producir electricidad ha subido un 72% en el caso del carbón y la del gas en un 33%.
Esta es una de las causas de la subida del recibo de la luz . Frente al clima de opinión generalizado de que las energías renovables no son baratas, la realidad es que las centrales de carbón y ciclo combinado de gas no sólo son más contaminantes, sino que salen más caras a nuestros bolsillos si las comparamos con las renovables, tal y como defiende Solventia, empresa investigadora de energía solar en su página web: “Ahora bien, las energías renovables no solo son más eficientes y responsables con el medio ambiente, actualmente ya son más baratas que las fósiles.”
Algunos acusan a la sequía como responsable del descenso de las energías renovables en la producción de electricidad. En concreto, acusan a la falta de lluvias de la caída del 51% de la producción hidroeléctrica, principal fuente de energía renovable en España. Es cierto, pero es sólo una causa inmediata. Lo principal es resultado de una política impuesta desde el gobierno que ha dejado de apostar por la energía renovable a favor de energías más caras y contaminantes pero que favorecen los intereses de los grandes monopolios eléctricos.
Continuos golpes a las energías renovables
De entrada, el gobierno ha dejado de invertir en instalaciones de energías renovables desde 2013, lo que ya de por si demuestra su posición ante el desarrollo de este tipo de energía, totalmente paralizada en sus manos.
Durante este tiempo, el gobierno ha dejado caer empresas de investigación y producción de energías renovables como Abengoa, quien llegó a ser una de las principales empresas a nivel mundial dentro de este campo, y que en la actualidad no sólo se ha permitido que caiga en quiebra sino que se está partiendo en cachos y vendiendo al mejor postor.
Sin embargo, la prueba más evidente la encontramos en la última reforma energética y el conocido como “impuesto al Sol”, que grava el uso de energía fotovoltaica. Medida que junto a los recortes previos que ya realizó en su momento Zapatero, ha causado la ruina de 62.000 familias que habían decidido invertir en este tipo de energía.
En 2008, España estaba a la cabeza como segundo país del mundo en producción de energía solar. Pero en 2016 Alemania, India, China, Japón, Italia, Reino Unido y EE.UU. nos superan ya holgadamente, según datos de la Agencia Internacional de Renovables (IRENA ), fruto de los recortes que se han producido a este tipo de energía. Que en España, uno de los países con mayor fuente de Sol de Europa, se coarte el desarrollo de la energía fotovoltaica es pegarse un tiro en el pie.
Las energías renovables no sólo son baratas, seguras y limpias, sino que además, son las más rentables, como así demuestra como las principales potencias apuestan cada vez más a diferencia nuestra. Sobre todo como un sector estratégico de futuro.
Si no se produce a través de energías renovables no es por su precio o por causas del clima. Es por que se gobierna para los monopolios energéticos que se enriquecen más con las energías fósiles. Y se hacen continúas políticas para frenar el desarrollo de las renovables, algo que no sólo atenta contra la naturaleza, nuestros bolsillos y la creación de un modelo energético puesto a crear riqueza y empleo para España, sino contra el devenir mismo del mundo, que cada vez apuesta más por este tipo de energía para desarrollarse económicamente. Y que nos hace más dependientes de fuentes de energía más caras y obsoletas, y también más dependientes de la energía importada, las energías fósiles y la energía nuclear francesa.