La semana pasada The Guardian publicó que agentes de la CIA organizaron una falsa campaña de vacunación para cercionarse de la presencia de Bin Laden en Pakistán, en la vivienda en la que se sospechaba que residía. Esto ha generado que organizaciones como MSF salte a denunciar el peligro de este tipo de operaciones, pero también una avalancha de teorías conspiratorias que no hacen más que ocultar la verdadera cara de la intervención norteamericana y de sus servicios secretos en el mundo, en todos los aspectos de la vida.
La información que ha filtrado The Guardián se la siguiente: agentes estadounidenses de la CIA reclutaron a un médico y a una o dos enfermeras akistaníes que organizaron una falsa campaña de vacunación. Se desplazaron por algunas zonas de Abbottabad ofreciendo la vacunación contra la hepatitis a los niños, alegando formar parte de una campaña internacional de vacunación. Varias semanas después se acercaron más a la zona donde estaba la casa que supuestamente ocupaba Bin Laden y, finalmente, el médico logro entrar en la misma y vacunar a dos niños que formaban parte de la familia que residía en la casa. Según The Guardian el médico vacunó de la hepatitis a los niños y obtuvo una muestra de sangre de los mismos, por el simple mecanismo de aprovechar una pequeña cantidad residual que permaneció en la jeringa tras la vacunación. Las muestras de sangre se enviaron inmediatamente a los Estados Unidos, donde se habría realizado un análisis genético completo (perfil de DNA), que se pudo comparar con una muestra en poder de los servicios secretos proveniente de un hijo de Bin Laden, almacenada con anterioridad. El suceso ha provocado la detención del médico por parte de las autoridades paquistaníes y numerosas reacciones. Una de las más destacadas ha sido la de Médicos Sin Fronteras: “La utilización de la ayuda médica con fines militares amenaza seriamente la confianza en el personal de salud y humanitario legítimo, crucial para conseguir y mantener el acceso a quienes más necesitan la asistencia". "El presunto montaje, por parte del la Agencia Central de Inteligencia (CIA) del Gobierno de Estados Unidos, de una falsa campaña de vacunación en Pakistán, con el fin de servir a su estrategia antiterrorista, constituye un peligroso abuso de la atención médica, ya que amenaza una confianza en las agencias de salud y los trabajadores humanitarios que es crucial para proporcionar servicios médicos esenciales a la población". "Sea cierta o no la historia, la mera sugerencia de que se pudiera proporcionar atención médica a la población con un falso pretexto socava la percepción pública de los verdaderos objetivos de la atención médica legítima […] Ya es suficientemente complicado de por sí que las agencias médicas y las organizaciones humanitarias accedan a las poblaciones que necesitan ayuda urgente y se ganen su confianza, en especial en el caso de poblaciones ya escépticas sobre los objetivos de cualquier ayuda que les llegue del exterior" "La realización de un acto médico no terapéutico ni preventivo con el único fin de servir a objetivos militares viola la ética médica, que exige actuar únicamente en beneficio de los pacientes y sin perpetrar daños". "La prestación de ayuda humanitaria imparcial requiere de la aceptación de todas las comunidades y partes en conflicto, sean éstas gobiernos nacionales, movimientos armados de oposición, fuerzas internacionales e incluso grupos criminales". "La falsa campaña de vacunación presuntamente organizada por la CIA constituye una grave manipulación del acto médico". "Las comunidades vulnerables que, en cualquier lugar del mundo, necesitan servicios esenciales de salud podrían lógicamente cuestionar ahora la verdadera motivación del personal médico y humanitario”. Alto y claro. Hasta aquí la denuncia imprescindible y razonable. La posterior concatenación de teorías conspiratorias que han cobrado fuerza o han sido desenterradas de sucesos anteriores confunden. Se cogen denuncias basadas en sospechas razonables, en este caso relacionadas con la salud y las campañas de vacunación, y se transforman en elucubraciones locáticas que extienden la etiqueta de “paranoia” a toda denuncia antiimperialista. Cualquier teoría de la conspiración cumple un papel objetivo, el de ocultar las verdaderas razones o mecanismos de intervención norteamericana en los países bajo su orbita, y los intentos de hacerlo en aquellos que gozan de independencia y soberanía, es decir, que son herméticos, o lo son relativamente, a su intervención. Bajo el paraguas de la noticia publicada por The Guardian se han refugiado, en cuestión de días, todo tipo de historias sobre los mecanismos de “control de masas” a través de las vacunas. La realidad es mucho más sencilla y terrible. Una cosa es el trato de mercancías que se nos da en manos de la gran industria farmacéutica, y otro que los servicios secretos norteamericanos utilizan cualquier medio a su alcance para conseguir sus objetivos, en este caso asesinar a Bin Laden, causando un importante daño al inmenso trabajo que hacen organizaciones independientes como MSF.