Los presupuestos son la ley fundamental que todo gobierno necesita para poder desarrollar las políticas que dice defender. Un gobierno quiere aprobar los presupuestos para garantizarse su continuidad y estabilidad… y para aplicarlos.
Sin embargo, en Cataluña acabamos de asistir a una especie de mundo al revés. Un president que anuncia la aprobación de los presupuestos… para inmediatamente después dinamitar ese gobierno convocando elecciones.
La razón de esta incongruencia no está, como pretenden difundir, en la necesidad de disponer de nuevos recursos para atender las demandas de la sociedad catalana. Metges de Catalunya, el sindicato mayoritario en el sector, resuelve el entuerto al denunciar que los nuevos presupuestos dejan el gasto en sanidad todavía por debajo del vigente en 2010… Tras haber recortado en la última década hasta 10.000 millones en recursos para la sociedad catalana.
Si Torra ha pospuesto la convocatoria de elecciones para aprobar los presupuestos, es por razones mucho más prosaicas y mezquinas. Los presupuestos suponen el control de los 35.000 millones que gestiona la Generalitat, una enorme manguera de dinero que las élites del procés han gestionado en beneficio propio… y que no han podido ampliar desde 2017 al no haber alcanzado mayoría para aprobar unas nuevas cuentas.
Las élites del procés, enfrentadas y divididas en casi todo, se han puesto de acuerdo en lo fundamental. Antes de unas nuevas elecciones de las que saldrá un nuevo gobierno que no tenemos asegurado, vamos a dejar “atado y bien atado” el reparto del dinero.